la inexistencia de la estimulación del deporte, para lo cual propuso la introducción de la educación física como obligatoria, la libertad de investigación, la evaluación y selección de proyectos para la financiación de la satisfacción de necesidades sentidas, así como para la preparación de investigadores.
En relación con los currículos, señaló la necesidad de crear sistemas flexibles proporcionando oportunidades en instrucción y educación. El sistema que propuso se orienta hacia la consideración de la asignatura o materia enseñada como la unidad universitaria básica: “la ventaja obvia de este sistema reside en que cualquier estudiante o cualquier número de estudiantes pueden asistir a una dada asignatura. Distintas clases o grupos de estudiantes pueden tener que tomarla obligatoriamente, mientras cualquier número de estudiantes individuales pueden elegirla” (p. 113).
En la cuarta parte, -La Reforma-, se planteó su necesidad a partir de la
siguiente afirmación:
América Latina necesita un gran número de hombres especializados, de hombres con iniciativa, imaginación y conocimientos técnicos en los más diversos campos del conocimiento y esfuerzo humanos – mucho más urgentemente, que las máquinas, los préstamos no integrados o la planificación teórica en abstracto (p. 127).
Propuso la creación de nuevas formas y estructuras, y el principio de estudios generales como un concepto similar al de la educación liberal de los Estados Unidos: dirigida al progreso individual y de la comunidad,
disminuyendo los tiempos de estudio y acelerando el ritmo de aprendizaje. Para la realización de la reforma mencionó la necesidad de un servicio de consultores para analizar, reconocer y aplicar medidas, garantizando la consolidación de una nueva institución. Los consultores debían ser expertos dentro de un servicio privado, apolítico dirigido a la reorganización y reorientación de la institución acorde con las necesidades. De igual manera planteó, la carencia de educadores mejor equipados para los propósitos de la reforma.
En la quinta parte recomendó: para la integración, la creación de una Cepal educacional como agencia para el continente que se encargue de desarrollar una filosofía, estadísticas y la creación de programas de acción educativas, la consecución de medios financieros para la implementación de la política y del servicio de consultores para las universidades latinoamericanas. Sobre la educación superior, aconsejó que la universidad latinoamericana debía integrarse al desarrollo socioeconómico y crear el servicio de consultores para el mejoramiento de la estructura institucional, transformar la universidad en fundación privada, con mayor libertad, así como reformar lo académico con la adopción de nuevas técnicas educativas para la elaboración de los currículos, la modernización de los cursos, la creación de nuevas especialidades, la orientación estudiantil a partir de la ayuda financiera para la consecución de empleo, entre otros aspectos. En cuanto a lo administrativo propuso la centralización con el nombramiento de un administrador de la universidad y demás personal preparado para cada unidad; así la desvinculación del personal universitario de normas y reglamentaciones salariales regidas para el servicio público.
Planteó el tema de la autonomía universitaria desde la perspectiva de la regulación como intervención del Estado en las instituciones, proponiendo la autofinanciación, es decir, la completa privatización tomando como ejemplo algunas universidades de Estados Unidos. Este informe reflejó una concepción sobre la universidad latinoamericana que, según Atcon, no estaba aportando al desarrollo de los países razón por la que justificó la idea de visionarla como una empresa.
Las formas de entender la educación, por parte de Atcon, generaron protestas en distintos países de la región.
1.6 Plan General de Desarrollo Económico y Social 1961-1970
Frente a las decisiones de la política se presentan miradas de intelectuales: pero el sentido de la planeación no solamente se expresa en los documentos elaborados como lo afirman Herrera e Infante (2004), “[…] se ponen en juego concepciones de Estado y sociedad y se reflejan los privilegios y los intereses que estos últimos mantienen […]” (p. 78).
La acogida de la planeación, como se ha relacionado, se dio en un proceso a partir de recomendaciones dejadas por las misiones y los organismos de cooperación técnica internacional que formularon diagnósticos y propuestas. De la misma manera está relacionado con la vinculación a los países de América Latina del Programa Alianza para el Progreso.
La primera experiencia de planeación para Colombia, en cuanto a la formulación de planes de desarrollo, está en el Plan General de Desarrollo Económico y Social formulado para el periodo 1961 - 1970, durante la presidencia de Alberto Lleras Camargo que promovió la cooperación técnica internacional y la ayuda financiera particularmente por parte de Estados Unidos, el programa Alianza para el Progreso y las ayudas del Banco de Reconstrucción y Fomento. Por lo anterior, el Departamento Nacional de Planeación DNP y el Consejo Nacional de Política Económica y Social CONPES priorizaron la preparación y consolidación de estos planes de desarrollo para el país.
El plan decenal tuvo como propósitos y acorde a los contextos de la planeación, efectuar el diagnóstico a la situación del país y proponer acciones en líneas prioritarias y acordes a los compromisos tanto para lograr recursos como para avanzar en las propuestas. Algunos elementos contextuales:
En 1960 la población adulta analfabeta se calculaba en 2.5 millones de personas. En el curso del último decenio, se han hecho progresos apreciables para elevar las tasas de matrículas escolares. El progreso parece más acusado en las áreas rurales. No es difícil cuantificar este hecho debido al alto porcentaje de repetición de grados y de deserción escolar. De la comparación de estimativos de la población en edades y la estadística de matrículas escolares, puede concluirse que en 1957 aproximadamente el 90% de los niños y niñas residentes en las zonas urbanas, entre 7 y 10 años, estaban matriculados en las escuelas. En cambio, solo un 40%
de aquellos que residen en zonas rurales recibieron el beneficio de la educación primaria. Subsisten así mismo serias fallas cualitativas, pues sólo una mínima parte de los niños llegan a aprobar cuatro años de escuela primaria, que constituye la norma recomendada por los organismos internacionales. Cabe añadir que a la deficiencia de facilidades educativas en el campo se une la pues una alta proporción de las escuelas rurales dan sólo los dos primeros años de instrucción. El principal problema consiste en obtener, especialmente en áreas rurales, la asistencia completa de los niños y en suministrarles por lo menos cuatro años de instrucción primaria (Plan de Desarrollo Económico y Social, 1961-1970 p. 62).
En relación con la educación, el plan la vincula con temas de productividad y del trabajo como lo establece el capítulo dos, “Síntesis del programa de desarrollo económico para el próximo decenio”:
[…] a largo plazo, es probable que aparezcan factores compensatorios, ya que el progreso en educación que se logrará en parte a raíz de las inversiones públicas, y las mejoras en los transportes y en la provisión de energía, repercutirán en una elevación de la productividad del trabajo y facilitarán el logro de una más racional utilización del capital […] (p.43).
Sin embargo, esta primera experiencia de planeación en el país no tuvo los
resultados que se esperaban. En ese sentido, menciona Acevedo (2009):
La ejecución del Plan presentado para el periodo 1961-1970 no llegó a cristalizarse en objetivos específicos para las agencias del sector público que debían ejecutar los programas y proyectos correspondientes. Además, no fue posible la utilización del Plan como catálogo de prioridades en el desarrollo económico y social y que fuera la guía para el manejo de la política económica, que debía orientar las acciones del sector privado, como se esperaba que lo fuera. Esta fue muestra de una política nacional ineficaz a la hora de la planeación estratégica y por sectores (p. 229).
1.7 Una mirada a la