Ejercicios de repaso y autoevaluación
Capítulo 6 Sistemas de apoyo con grupo electrógeno
2. Grupo electrógeno. Generalidades y ubicación
Ejercicios de repaso y autoevaluación
Capítulo 7 Bombeo solar directo
3. Otros componentes de los sistemas de bombeo
4. Subsistema de acondicionamiento de potencia
5. Configuraciones típicas de sistemas de bombeo fotovoltaico
6. Dimensionado de un sistema de bombeo fotovoltaico
Ejercicios de repaso y autoevaluación
Bloque 1
Organización y planificación para el montaje mecánico
Capítulo 1
Integración arquitectónica y urbanística
1. Introducción
La luz y el calor del Sol son indispensables para la vida en la Tierra. Todos los fenómenos biológicos, meteorológicos, etc., tienen su origen en la luz y el calor que el Sol nos proporciona.
Además de lo anterior, se puede decir que su luz y calor son el origen de todas las energías renovables, ya que con su calor provoca las mareas, las corrientes de aire, las lluvias etc., y con su luz provoca el movimiento de electrones en ciertos materiales. Dichas cualidades han sido aprovechadas por el hombre para el aprovechamiento de su energía calorífica a través de sistemas solares térmicos y la utilización de su luz para la producción de electricidad a través de los sistemas fotovoltaicos.
2. Tipos de instalaciones fotovoltaicas
Con el fin de aprovechar la energía solar en la producción de electricidad, pueden diseñarse dos tipos de instalaciones:
1 Instalaciones aisladas de red.
2 Instalaciones conectadas a red.
Las instalaciones aisladas de red se realizan en lugares donde no llega la red eléctrica como son las viviendas aisladas, aplicaciones agrícolas y ganaderas, estaciones de telecomunicaciones y señalización, alumbrado y bombeo de agua.
Las instalaciones conectadas a red tienen como fin la obtención de energía eléctrica para su posterior venta. Estas instalaciones están formadas por un gran número de módulos fotovoltaicos y pueden ocupar una gran superficie. Se puede distinguir entre las instalaciones sobre suelo, conocidas como huertas, granjas o parques solares, que ocupan una gran extensión de suelo rústico e instalaciones sobre edificios que incluyen las instalaciones realizadas sobre construcciones fijas, como edificios residenciales, locales comerciales, naves industriales o edificios de oficinas. Este tipo de instalaciones, por encontrarse mayoritariamente en un entorno urbano, son las indicadas para promover en ellas acciones de integración arquitectónica, permitiendo aprovechar los espacios urbanos para generar energía de forma limpia.
El nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE)[1] obliga, desde septiembre de 2006, a la incorporación en los edificios de sistemas que propicien la reducción de la demanda energética. Entre estos sistemas se encuentran los de aprovechamiento de la energía solar, mediante la incorporación de sistemas de energía solar térmica en los edificios en los que exista demanda de agua caliente sanitaria (ACS), y también obliga a la inclusión de sistemas fotovoltaicos en determinadas aplicaciones. La normativa excluye los edificios residenciales y hace una referencia explícita a los edificios que deberán adoptar la normativa, para lo cual señala el límite a partir del cual el uso de la fotovoltaica será obligatorio.
También se indican en él, en qué ocasiones este tipo de instalación no debería llevarse a cabo, o qué limita su uso, haciendo hincapié en que se deben señalar las particularidades que justifiquen cada caso, y en la citación de las medidas que van a tomarse para suplir este aporte energético, con medios alternativos.
3. Integración estética y técnica
No es lo mismo plantear una instalación solar fotovoltaica en un edificio que ya está construido, que en uno que está en fase de proyecto. En el primer caso hay que actuar con las limitaciones que imponen tanto el entorno (edificios colindantes, presencia de árboles, chimeneas u otras estructuras que proyecten sombras, etc.) como el mismo edificio (disponibilidad de espacio para montar los elementos que componen la instalación, capacidad estructural para soportarla, etc.).
Existen diferentes grados de integración de la instalación solar fotovoltaica en la edificación.
El menor grado de integración lo constituyen las instalaciones montadas sobre estructuras soporte emplazadas sobre cubiertas o fachadas del edificio.
Ejemplo
Una instalación que se realiza montando las estructuras cuando la edificación ya está realizada, sin que hubieran formado parte de su proyecto inicial.
Este tipo de montaje permite situar los módulos con una orientación e inclinación óptimas. Sin embargo, el impacto visual que causan es muy elevado y además no suponen ningún ahorro de elementos constructivos.
Un mayor grado de integración en la edificación lo constituye la superposición de los módulos en la edificación. Se considera que existe