Bhikkhu Bodhi

En palabras del Buddha


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parece que no hay razón para dudar del papel de Ānanda en la preservación de los discursos. Como ayudante personal del Buddha, Ānanda había aprendido los discursos de él y de otros grandes discípulos, los había retenido en su memoria y enseñado a los demás. Durante la vida del Buddha, había sido elogiado por sus capacidades retentivas y fue designado el «principal de aquellos que han aprendido mucho» (etadaggaṃ bahussutānaṃ).5 Pocos monjes podrían haber tenido recuerdos que pudieran igualar a los de Ānanda, pero, ya durante la época de la vida del Buddha, monjes individuales debieron de empezar a especializarse en textos particulares. La estandarización y simplificación del material habría facilitado la memorización. Una vez que los textos fueron clasificados en Nikāyas o Āgamas, el reto de preservar y transmitir el legado textual se resolvió organizando a los especialistas en textos en grupos dedicados a colecciones específicas. Los diferentes grupos dentro del Saṅgha podían así centrarse en memorizar e interpretar las distintas colecciones y la comunidad en su conjunto evitaba tener que aplicar una demanda excesiva sobre la memoria de determinados monjes. De esta forma, las enseñanzas pudieron continuar siendo transmitidas durante los siguientes tres o cuatro siglos, hasta que, finalmente, fueron consignadas en escritura.6

      En los siglos siguientes a la muerte del Buddha, el Saṅgha se dividió por asuntos disciplinarios y doctrinales de modo que, hacia el siglo tercero después del Parinibbāna, había al menos 18 escuelas de Buddhismo sectario. Cada secta tenía probablemente su propia colección de textos considerados más o menos canónicos, aunque es posible que varias sectas de una filiación próxima compartieran la misma colección de textos autorizados. Mientras que diferentes escuelas buddhistas pudieron haber organizado sus colecciones de forma diferente y aunque sus suttas mostraran diferencias de detalle, los suttas individuales son a menudo extraordinariamente similares, a veces casi idénticos, y las doctrinas y prácticas que definen son esencialmente las mismas.7 Las diferencias doctrinales entre las escuelas no surgirían de los suttas mismos, sino de las interpretaciones que los especialistas en textos imponían a partir de ellos. Tales diferencias se agravaron después de que las escuelas rivales formalizaran sus principios filosóficos en tratados y comentarios que exponían sus puntos de vista distintivos sobre aspectos doctrinales. Hasta donde podemos determinar, los sistemas filosóficos refinados tuvieron sólo un mínimo impacto sobre los propios textos originales, que las escuelas parecían poco dispuestas a manipular para satisfacer sus programas doctrinales. En lugar de ello, por medio de sus comentarios, se esforzaron en interpretar los suttas de tal manera que explicitaran ideas que apoyaran sus propios puntos de vista. No es inusual que estas interpretaciones aparezcan como defensivas y artificiosas, contrarias a las palabras de los propios textos originales.

      EL CANON PALI

      Tristemente, las colecciones canónicas pertenecientes a la mayoría de las principales escuelas buddhistas indias tempranas se perdieron cuando el Buddhismo indio fue devastado por los musulmanes que invadieron el norte de la India en los siglos XI y XII. Estas invasiones hicieron sonar de forma efectiva la sentencia de muerte para el Buddhismo en la tierra de su nacimiento. Sólo una colección de textos perteneciente a una de las escuelas buddhistas indias tempranas consiguió sobrevivir intacta. Ésta es la colección preservada en la lengua que conocemos como pali. Esta colección pertenecía a la antigua escuela Theravāda, que se había implantado en Sri Lanka en el siglo III a.C. y así consiguió escapar de los estragos causados al Buddhismo en la madre patria. Casi al mismo tiempo, el Theravāda se extendió también hacia el sudeste asiático y en siglos posteriores se convertiría en dominante en toda la región.

      El Canon Pali es la colección de textos que el Theravāda considera como Palabra del Buddha (buddhavacana). El hecho de que el texto de esta colección haya sobrevivido como el único canon no significa que pueda ser datado en su totalidad como del mismo periodo; tampoco significa que los textos que conforman su núcleo más arcaico sean necesariamente más antiguos que sus homólogos de otras escuelas buddhistas, muchos de los cuales han sobrevivido en traducciones chinas o tibetanas como parte de cánones completos o, en algunos casos, como textos aislados en otra lengua india. De cualquier modo, el Canon Pali tiene una especial importancia para nosotros y esto es así por, al menos, tres razones.

      Primera, se trata de una colección completa perteneciente a una única escuela. Aunque podemos detectar signos claros de desarrollo en el tiempo entre diferentes porciones del canon, esta convergencia con una única escuela le da al texto un cierto grado de uniformidad. Entre los textos con origen en el mismo periodo, podemos incluso hablar de una homogeneidad de contenidos, un único sabor subyacente a las expresiones múltiples de la doctrina. Esta homogeneidad se hace más evidente en los cuatro Nikāyas y en las partes más antiguas del quinto Nikāya y nos da razones para creer que con estos textos –teniendo en cuenta la reserva expresada anteriormente de que tienen homólogos en otras escuelas buddhistas extintas– hemos alcanzado el sustrato más antiguo de la literatura buddhista que se puede encontrar.

      Segunda, la colección completa ha sido preservada en una lengua indo-aria media, una lengua estrechamente relacionada con la lengua (o, más probablemente, los distintos dialectos regionales) que el mismo Buddha habló. Llamamos a esta lengua pali, pero el nombre para esta lengua surgió en realidad a partir de un malentendido. La palabra pāli significa propiamente «texto», es decir, el texto canónico a diferencia de los comentarios. Los comentaristas se refieren a la lengua en la cual se han preservado los textos como pālibhāsā, «la lengua de los textos». En un momento dado, el término fue malinterpretado para significar «la lengua pali», y una vez que surgió la confusión, echó raíces y ha estado con nosotros desde entonces. Los estudiosos consideran esta lengua como un híbrido que muestra características de varios dialectos prácritos usados alrededor del siglo III a.C., sujeto a un proceso parcial de sanscritización.8 A pesar de que la lengua no es idéntica a ninguna otra que el Buddha mismo pudiera haber hablado, pertenece a la misma amplia familia lingüística de aquellas que él podría haber usado y que tienen su origen en la misma matriz conceptual. De este modo, esta lengua refleja la estructura de pensamiento que el Buddha heredó del conjunto de la cultura india en la cual había nacido, por lo que sus palabras captan los matices sutiles de esa estructura de pensamiento sin la intrusión de influencias extrañas inevitables en incluso las mejores y más escrupulosas traducciones. Esto contrasta con las traducciones chinas, tibetanas o inglesas de los textos, que reverberan con las connotaciones de las palabras elegidas de los idiomas de destino.

      La tercera razón de que el Canon Pali tenga especial importancia es que esta colección está acreditada por una escuela buddhista contemporánea. A diferencia de las colecciones de textos de escuelas extintas del Buddhismo primigenio, que son de un interés puramente académico, esta colección todavía rebosa de vida. Inspira la fe de millones de buddhistas desde pueblos y monasterios de Sri Lanka, Myanmar y el sudeste asiático a ciudades y centros de meditación de Europa y las Américas. Da forma a su comprensión, les proporciona una guía frente a opciones éticas difíciles, informa sobre sus prácticas de meditación y les ofrece las claves para una comprensión liberadora.

      El Canon Pali es comúnmente conocido como el Tipiṭaka, los «Tres Cestos» o las «Tres Colecciones». Esta triple clasificación no fue privativa de la escuela Theravāda, sino que fue de uso común entre las escuelas buddhistas indias como forma de categorizar los textos canónicos buddhistas. Incluso hoy las escrituras preservadas en la traducción china se conocen como el Tripiṭaka chino. Las tres colecciones del Canon Pali son:

      1 El Vinaya Piṭaka, la Colección de la disciplina, que contiene las reglas establecidas para la guía de monjes y monjas y las regulaciones prescritas para el funcionamiento armonioso de la orden monástica.

      2 El Sutta Piṭaka, la Colección de los discursos, que contiene los suttas, los discursos del Buddha y los de sus discípulos líderes, así como trabajos edificantes en verso, narrativas en verso y ciertos trabajos de naturaleza explicativa.

      3 El Abhidhamma Piṭaka, la Colección de la filosofía, una colección de siete tratados que someten las enseñanzas del Buddha al rigor de la sistematización filosófica.