Hoy, desde un nuevo lenguaje del corazón, reconozco que las respuestas a algunas de las preguntas: ¿quién soy yo? ¿qué es lo que en realidad quiero? y ¿de qué se trata la vida? no provienen del exterior sino de mi interior, comprendiendo que si primero cuido de mí mismo, al sanarme y rehabilitarme, puedo encontrar un sentido a la existencia, mientras sirvo y ayudo a los demás.
Estas frases, ideas y discernimientos reflejados en este trabajo de descubrimiento interior, las utilizo en mis asesorías, consultas, talleres y cursos, que desde hace más de treinta años he venido realizando. Por eso te invito a que las disfrutes y también las examines desde el prisma de un sano escepticismo, necesario para que libremente te conviertas en un ser humano de mente abierta, explorando nuevas opciones de pensamiento para acrecentar tu curiosidad, pasión e inteligencia natural, de donde se construye el conocimiento de nuestra verdadera realidad.
Mi deseo es que a través de estas epifanías que sintetizan las vivencias más profundas que he experimentado, tú el eterno “Viajero Interior”, logres abrazar el silencio del alma sin juicios ni temores, para convertirte en un ser despierto, libre y feliz, aceptando que eres único, irrepetible e infinito.
El autor.
Símbolo de destrucción y desorden: La mente y el ego vacilan entre mundos materiales sin claridad interior. Los espejismos de la ambición aceleran los pensamientos convirtiéndolos en obsesivos y confusos. La paz es tranquilidad dentro del orden, y algunas veces, se necesita flexibilidad en el desorden.
“Jesús nos exhorta con insistencia a no preocuparnos del mañana recordando que por encima de todo hay un Padre amoroso que no se olvida nunca de sus hijos. Fiarse de Él no resuelve mágicamente los problemas, pero permite afrontarlos con el ánimo justo.
Dios no es un ser lejano y anónimo. Es nuestro refugio, la fuente de nuestra serenidad y de nuestra paz. Es la roca de nuestra salvación, a la cual podemos adherirnos con la certeza de no caernos”.
S.S Papa Francisco Rezo del Ángelus en la plaza de San Pedro en el Vaticano26 de Febrero del 2017
Experimenta el momento presente, sin permitir que te invada la ansiedad de preocuparte por lo que dejaste de hacer en el pasado y lo que harás en el futuro. Tranquilízate y llena de confianza tu interior, vive de instante en instante, soltando tus problemas y entregándoselos a Dios, quien te dará las herramientas para confrontar y resolver los desafíos de la existencia diaria.
Creer que eres capaz de controlar todo te lleva a la ansiedad y a la tristeza, pero aceptar que no es así, te conduce a la paz y al sosiego interior. Pretender que la vida se adapte sólo a nuestra voluntad es una invitación a la frustración. Vivir sin esperar descansa el alma.
Toma consciencia que lo primero que debes hacer es eliminar la preocupación por cada obstáculo que encuentres en el camino de la vida y concentrarte en solucionarlo desde la calma, para así alcanzar mejores resultados. Nadie necesita sentirse desesperado ni sin salida, pues cada situación tiene varias opciones y alternativas inteligentes de superación.
Si sientes que tu vida está dominada por la prisa y la ansiedad, detente y respira profundo para escucharte a ti mismo en el silencio de la serenidad.
El cerebro es una fuente de energía que, si la diriges desde una actitud de consideración y cuidado de ti mismo, hace que la calma, la armonía y la claridad de la verdad retornen nuevamente a tu vida.
Cada desafío de la vida afróntalo con decisión, constancia y disciplina personal, para que de ese modo tu mente, desde una nueva actitud pueda vencer temores e incertidumbres.
Deja de atormentarte por los afanes que trae la vida. Permanece sereno ante cualquier circunstancia y elige ser dueño de ti mismo.
La ansiedad provoca muchas enfermedades, y los pensamientos y sentimientos negativos, al no ser expresados, agravan sus síntomas. Elegir el dolor de ver tu realidad, cualquiera que sea, es mejor que el sufrimiento de no querer hacerlo. El orgullo, el resentimiento, la ira y la terquedad, son las emociones que más contribuyen a crear crisis de angustia.
Meditando encuentras una fuerza interior que te permite perder el temor, inclusive el de cometer errores, y la ansiedad de buscar la perfección. Aceptarte como ser humano y dejar todo en manos del Creador son los elementos sanadores por excelencia.
No permitas que las situaciones conflictivas te provoquen tensiones internas, te agoten el organismo y arruguen tu rostro. Intentar ser perfecto es un peso emocional que puede afectar tu salud. Concédete el permiso para el placer, el descanso y la diversión.
Superar el miedo, vencer la enfermedad, trabajar la ansiedad y los desequilibrios emocionales, son las más difíciles lecciones que debes aprender de la vida.
El conflicto en tus relaciones ocurre cuando alguien decide por ti lo que debes definir por ti mismo. Al no darte la opción de tomar tus propias decisiones vas cayendo en la trampa de controlar al otro. Una de las causas de la ansiedad y el estrés es el miedo a descubrir que dependes de la aprobación de los demás.
Soportar las cargas emocionales adversas de los demás, te impide vivir plenamente y con libertad, la alegría, el amor, la creatividad y la paz del ahora. La energía reprimida, negada y no reconocida, es la base de tu prisión emocional.
Hoy debes pensar qué quieres. Así puedes hacer que cualquier pensamiento y vibración disonante te dure sólo un instante, y que ese instante no te afecte ni desequilibre todo el día.
Erradica de tu vida el temor al futuro y apodérate del