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y algunas otras patologías. En concreto, los puntos gatillo miofasciales pueden emular cualquier tipo de patología. En pacientes que lo han «probado todo» con poco o ningún resultado positivo, vale la pena considerar una punción seca de los puntos gatillo miofasciales.

       ¿Los acupuntores pueden efectuar punciones secas de los puntos gatillo miofasciales?

      Pese a que los acupuntores ya disponen de una excelente capacidad en el manejo de agujas, deberán adquirir además conocimientos sobre la fisiopatología, la etiología y los patrones de referencia del dolor de los puntos gatillo miofasciales. Asimismo, necesitarán desarrollar las habilidades de palpación necesarias para sentir, encontrar y localizar los puntos gatillo miofasciales y así asegurar que aplican la punción seca con precisión. Los puntos gatillo miofasciales no son puntos de acupuntura, puntos de dolor o puntos ah shi. Se pueden formar en cualquier parte en los millones de fibras musculares de todo el cuerpo. El solapamiento de los puntos de acupuntura con los puntos gatillo miofasciales y la posterior eliminación de todos excepto de los puntos que coinciden haría pensar al inexperto en una relación de correspondencia.

       Puntos gatillo centrales frente a los de inserción

      Como anatomista clínico, he investigado el concepto de los puntos gatillo de inserción y he llegado a la siguiente propuesta/sugerencia. Es obvio que en las disecciones se pueden encontrar en todo el cuerpo pequeños clústeres de fibras musculares aisladas en el cuerpo de un tendón o en la superficie subyacente de la piel. Por su naturaleza, estas islas musculares desarrollan puntos gatillo miofasciales, lo que da lugar a la noción de los puntos gatillo de inserción.

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      La proteína cilíndrica roja, que todos conocemos como fibras musculares, puede encontrarse como islas musculares debajo de la piel o en la superficie externa de un tendón, y puede albergar puntos gatillo miofasciales (imagen de J. Sharkey, 2010).

      Recomendación: Tratar los puntos gatillo miofasciales dentro del vientre de los músculos, y después reexaminar los puntos gatillo de inserción para ver si se han disipado tras haber abordado la fuente primaria. En la mayoría de las ocasiones, los puntos gatillo de inserción son producto o descendencia de los puntos gatillo padre principales.

       Puntos gatillo miofasciales miocárdicos

      Todavía es necesaria mucha investigación en el campo de los puntos gatillo miofasciales miocárdicos. Por ejemplo, en la actualidad, no existen investigaciones sobre la posible existencia y la consecuencia de este tipo de puntos gatillo miofasciales. Por ello, animo a realizar investigaciones sobre este tema. Sospecho que muchas personas padecen un estrés innecesario creyendo que sufren o han sufrido un episodio coronario, cuando en realidad les afecta un punto gatillo miofascial miocárdico. Dado que el corazón es un músculo estriado, parece lógico que pueda tener puntos gatillo miofasciales y sería bueno realizar investigaciones en este campo inexplorado.

       TEORÍA Y PRÁCTICA

       Contracciones: Juntarlo todo

       Hipótesis nueva

      Los puntos gatillo miofasciales son zonas hiperirritables localizadas que se encuentran en las bandas tensas dentro de los sarcómeros musculares (Simons, Travell y Simons, 1999). El retículo sarcoplasmático (RS) vacío funciona para almacenar iones de calcio que constantemente son bombeados al mismo desde el citoplasma de la célula. Cuando las fibras musculares no se contraen, una concentración elevada de calcio se localiza en el retículo sarcoplasmático, mientras que hay concentraciones bajas dentro del sarcoplasma. Las puertas de calcio especiales pueden mantenerse cerradas, impidiendo que el calcio escape y pase al sarcoplasma. Cuando un impulso transcurre a lo largo de la membrana del retículo sarcoplasmático, estas puertas de calcio se abren y permiten que los iones de calcio salgan del retículo sarcoplasmático y pasen al sarcoplasma del sarcómero, en donde se localizan los miofilamentos. Este es el paso clave en la secuencia normal que da lugar a las contracciones musculares.

      Las miofibrillas consisten en tres tipos de miofilamentos: miosina, la proteína gruesa; actina, la proteína fina, y titina, la proteína pegajosa. Estos miofilamentos están dispuestos en un patrón muy preciso. Los miofilamentos gruesos están rodeados por seis miofilamentos finos en espiral, mientras que las proteínas de titina actúan como colas que anclan la miosina al disco Z. En la figura 1.1, por encima y debajo de cada miofilamento grueso se pueden ver miofilamentos de actina fina; sin embargo, en realidad forman espirales alrededor de las proteínas gruesas a la manera de una serpiente.

      Dentro de cada sarcómero, los miofilamentos se solapan, de forma similar a cuando las cerdas de dos escobas se presionan unas con otras. Bajo el microscopio, los terminales de un sarcómero son más claros que en el centro; esto se debe a que los miofilamentos gruesos se sitúan en el centro, mientras que los miofilamentos finos están ubicados en los extremos. Por este motivo, se utilizaba la denominación de músculo estriado. Las zonas más claras se denominan banda I, mientras que las zonas oscuras se denominan bandas A. Cerca del centro de la banda I se encuentra una línea oscura fina conocida como línea Z o disco Z: la línea Z es donde se juntan los sarcómeros y los miofilamentos finos de los sarcómeros adyacentes se solapan ligeramente. El miofilamento grueso miosina tiene un centro con cabezas que salen como los cabezales de un palo de golf (de hecho, dos cabezas); reciben el nombre de puentes cruzados de miosina. Estos puentes o cabezas presentan una serie de características importantes:

      • Zonas de unión de adenosina trifosfato (ATP).

      • Zonas de unión de actina.

      • Bisagra que permite una acción de rotación de forma que la cabeza puede mover las proteínas finas y dar lugar a una contracción.

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      Cabe destacar la forma esférica de las cadenas largas de moléculas de actina (también denominadas actinas G ). La proteína fina actina está formada por dos cadenas (proteínas H y G) que forman espirales una alrededor de la otra. A su vez, una proteína más pequeña asociada, denominada tropomiosina, rodea la actina, tal como se muestra. Además, otra proteína, troponina, se inserta a intervalos específicos a la tropomiosina. Dado que estas proteínas se atraen electromagnéticamente, una vez que la troponina se mueve, dará lugar al movimiento de la tropomiosina unida a ella. Este es el punto clave: la tropomiosina cubre las zonas de unión en la actina. Cuando la tropomiosina se aleja debido al movimiento de las proteínas eléctricamente cargadas, que actúan sobre la troponina, se liberan las zonas de los puentes cruzados de la miosina gruesa electromagnéticamente cargada para atraerse y asociarse (deslizarse). De este modo el músculo se contrae.

      Cuando los músculos trabajan con normalidad, precisan un impulso nervioso, que es el primer paso que lleva a la contracción. Este impulso nervioso se desplaza a lo largo del sarcolema y pasa a los túbulos T. De ahí, el impulso nervioso pasará al retículo sarcoplasmático, dando lugar a la apertura activa de los canales de calcio, con lo que el calcio difunde a los sarcómeros, en donde se localizan los miofilamentos. Entonces, el calcio