Alfonso López Quintás

Infierno - Divina comedia de Dante Alighieri


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crece siguiendo. Todos seguimos a algo, ya sea a una persona, a la familia, a la sociedad o la moda. Es inevitable, seamos conscientes o no, nos guste o no. Crecer mirando, imitando y obedeciendo es propio del dinamismo humano. Darse cuenta de ello y elegir conscientemente a los maestros y a los amigos es la gran virtud de la vida. Acabamos siendo lo que seguimos, es decir, lo que amamos y lo que estimamos, por lo que elegir a quién seguir es la clave de la vida.

      Y aquí empieza el viaje de Dante en el más allá y nuestro camino con él para descubrir la verdad del más allá.

      1 Dante Alighieri, Comedia (prólogo, comentarios y traducción de José María Micó), Acantilado, Barcelona, 2018, p. 53.

      2 Papa Francisco, Retiro espiritual con ocasión del jubileo de los sacerdotes. Segunda meditación, Basílica de Santa María la Mayor, 2 de junio de 2016.

      3 Cesare Pavese, El oficio de vivir, Seix Barral, Barcelona, 1992, p. 310.

      4 «Cuando a la Iglesia ni se la considera ya, ni se oponen siquiera a ella, y los hombres han olvidado a todos los dioses excepto la Usura, la Lujuria y el Poder», Thomas Stearns Eliot, «Coros de la “Roca” VII», en Thomas Stearns Eliot, Poesías Reunidas 1909/1962, Alianza, Madrid, 1978, p. 181.

      5 Franz Kafka, Confessioni e diari, Mondadori, Milán, 1972, p. 716; traducción nuestra.

      6 Reinhold Niebuhr, Il destino e la storia, BUR, Milán, 1999, p. 66; traducción nuestra.

Nel mezzo del cammin di nostra vita mi ritrovai per una selva oscura, ché la diritta via era smarrita.A la mitad del camino de nuestra vida1 me encontré en una selva oscura, porque había perdido la buena senda.
Ahi quanto a dir qual era è cosa dura esta selva selvaggia e aspra e forte che nel pensier rinova la paura!Y ¡qué penoso es decir cómo era aquella selva tupida, áspera y salvaje, cuyo recuerdo renueva el pavor!
Tant’ è amara che poco è più morte; ma per trattar del ben ch’i’ vi trovai, dirò de l’altre cose ch’i’ v’ho scorte.Pavor tan amargo, que dista poco de la muerte; mas, para tratar del bien que encontré en ella, contaré otras cosas de las que en ella vi.
Io non so ben ridir com’ i’ v’intrai, tant’ era pien di sonno a quel punto che la verace via abbandonai.No sabría explicar ahora cómo entré. De tal modo me dominaba el sueño cuando abandoné el buen camino.
Ma poi ch’i’ fui al piè d’un colle giunto, là dove terminava quella valle che m’avea di paura il cor compunto,guardai in alto e vidi le sue spalle vestite già de’ raggi del pianeta che mena dritto altrui per ogne calle.Pero a poco de llegar al pie de una colina donde terminaba aquel valle que así me había llenado de espanto el corazón, miré a lo alto y vi la cumbre, aureolada ya por los rayos del planeta2 que es guía fiel por todos los senderos.
Allor fu la paura un poco queta, che nel lago del cor m’era durata la notte ch’i’ passai con tanta pieta.Entonces se calmó un poco el miedo que había agitado el lago de mi corazón durante aquella noche tan penosa.
E come quei che con lena affannata, uscito fuor del pelago a la riva, si volge a l’acqua perigliosa e guata,così l’animo mio, ch’ancor fuggiva, si volse a retro a rimirar lo passo che non lasciò già mai persona viva.Y lo mismo que aquel que ha logrado salir, tras afanosa lucha, del piélago a la orilla, se vuelve a mirar el agua llena de peligros, así mi espíritu, fugitivo aún, se volvió hacia atrás y contempló el paraje del que nadie salió vivo nunca.
Poi ch’èi posato un poco il corpo lasso, ripresi via per la piaggia diserta, sì che ’l piè fermo sempre era ’l più basso.Cuando di algún reposo a mi cuerpo fatigado, continué mi camino por la desierta playa, donde el pie firme se hundía.
Ed ecco, quasi al cominciar de l’erta, una lonza leggera e presta molto, che di pel macolato era coverta;e non mi si partia dinanzi al volto, anzi ’mpediva tanto il mio cammino, ch’i’ fui per ritornar più volte vòlto.De pronto, casi al empezar la salida, una agilísima y veloz pantera,3 cubierta de pintada piel, se me puso delante, impidiéndome avanzar, de tal modo que muchas veces hui para volver otras tantas.
Temp’ era dal principio del mattino, e ’l sol montava ’n sù con quelle stelle ch’eran con lui quando l’amor divinomosse di prima quelle cose belle; sì ch’a bene sperar m’era cagione di quella fiera a la gaetta pellel’ora del tempo e la dolce stagione; ma non sì che paura non mi desse la vista che m’apparve d’un leone.Empezaba entonces a amanecer, y el sol se levantaba rodeado de las mismas estrellas que le acompañaron cuando el amor divino creó tan bellas cosas, como invitándome a esperar, ante aquella fiera de piel manchada, la llegada del día y la dulce sazón; mas no sin que me diese pavor también un león que se apareció a mi vista.4
Questi parea che contra me venisse con la test’ alta e con rabbiosa fame, sì che parea che l’aere ne tremesse.Este parecía venir contra mí, alta la cabeza, rugiendo de hambre, tal que pensé que el aire se estremecía.
Ed una lupa, che di tutte brame sembiava carca ne la sua magrezza, e molte genti fé già viver grame,questa mi porse tanto di gravezza con la paura ch’uscia di sua vista, ch’io perdei la speranza de l’altezza.Y una loba5 que en su delgadez parecía llena de todos los apetitos y había causado ya la desgracia de mucha gente, me dio tanta pesadumbre con el espanto que su vista provocaba, que perdí la esperanza de alcanzar la cima.
E qual è quei che volontieri acquista, e giugne ’l tempo che perder lo face, che ’n tutti suoi pensier piange e s’attrista;tal mi fece la bestia sanza pace, che, venendomi ’ncontro, a poco a poco mi ripigneva là dove ’l sol tace.Y como aquel que se enriquece con alegría, al llegar la hora de perderlo todo, llora y se entristece con toda el alma, así me hizo sentirme aquella bestia implacable, que, viniendo contra mí, poco a poco me empujaba hacia donde el sol no luce.6
Mentre ch’i’ rovinava in basso loco, dinanzi a li occhi mi si fu offerto chi per lungo silenzio parea fioco.Mientras me deslizaba hacia el fondo oscuro, se me ofreció a los ojos alguien7 que, por el largo silencio que guardaba, parecía sin voz.
Quando vidi costui nel gran diserto, «Miserere di me», gridai a lui, «qual che tu sii, od ombra od omo certo!».Cuando lo vi en el vasto desierto, le grité: «¡Ten piedad de mí, quienquiera que seas, hombre o sombra!».
Rispuosemi: «Non omo, omo già fui, e li parenti miei furon lombardi, mantoani per patrïa ambedui.Me respondió: «No soy hombre. Lo fui. Mis padres fueron lombardos, mantuanos los dos de nacimiento.
Nacqui sub Iulio, ancor che fosse tardi, e vissi a Roma sotto ’l buono Augusto nel tempo de li dèi falsi e bugiardi.Nací bajo Julio,8 aunque tarde, y viví en Roma bajo el buen Augusto, en el tiempo de los dioses falsos y engañosos.
Poeta fui, e cantai di quel giusto figliuol d’Anchise che venne di Troia, poi che ’l superbo Ilïón fu combusto.Fui poeta y canté a aquel justo, hijo de Anquises,9 que vino de Troya después de que ardió la soberbia Ilión.
Ma tu perché ritorni a tanta noia? perché non sali il dilettoso monte ch’è principio e cagion di tutta gioia?».Pero tú, ¿por qué vuelves a tanta pena? ¿Por qué no subes al deleitoso monte que es causa y principio de toda alegría?».
«Or se’ tu quel Virgilio e quella fonte che spandi di parlar sì largo fiume?», rispuos’ io lui con vergognosa fronte.«Entonces, ¿eres tú aquel Virgilio, aquella fuente de la que nace tan caudaloso río de elocuencia? —le respondí con rubor en la frente.
«O de li altri poeti onore e lume, vagliami ’l lungo studio e ’l grande amore che m’ha fatto cercar lo tuo volume.¡Oh, tú, honra y luz de los poetas! ¡Válganme el largo estudio y el profundo amor que me hicieron disfrutar de tu obra!
Tu se’ lo mio maestro e ’l mio autore, tu se’ solo colui da cu’ io tolsi lo bello stilo che m’ha fatto onore.Tú eres mi maestro y mi autor; de ti solo aprendí el bello estilo que me ha dado gloria.
Vedi la bestia per cu’ io mi volsi; aiutami da lei, famoso saggio, ch’ella mi fa tremar le vene e i polsi».Mira la bestia que me ha obligado a huir. ¡Ayúdame contra ella, sabio glorioso, porque ella me hace palpitar las venas y el pulso!».
«A te convien tenere altro vïaggio», rispuose, poi che lagrimar mi vide, «se vuo’ campar d’esto loco