Jorge Castelo

Tratado general de fútbol


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ajustar adecuadamente al nuevo contexto situacional del juego y obstaculizar constante y permanentemente la progresión de los atacantes en el espacio de juego. Estos presupuestos demuestran que la recuperación en pressing se basa en una intencionalidad táctica primaria determinada por la existencia, desde su inicio, de verdaderas acciones defensivas con la intención de quitar al adversario el balón inmediatamente después de su pérdida, continuando en esa actitud hasta su recuperación. Desde esta perspectiva, la recuperación en pressing buscan realizarse teniendo siempre en cuenta las capacidades demostradas por los atacantes al traspasar los diferentes obstáculos colocados por los defensas, quienes sólo recurren a la recuperación defensiva hacia espacios próximos de su portería cuando no es posible parar el proceso ofensivo y recuperar el balón en espacios más alejados.

      • La concentración defensiva

      Uno de los presupuestos clave de la eficacia de cualquier método de juego defensivo consiste en la posibilidad de transmitir y crear condiciones para que el equipo, inmediatamente después de la pérdida del balón, pueda concentrarse y volverse compacto y homogéneo en cualquiera de las etapas del proceso defensivo, particularmente en la recuperación defensiva y en la defensa propiamente dicha. Existen básicamente cinco aspectos esenciales para la concreción de este objetivo:

      1. Los jugadores delanteros que normalmente ocupan las posiciones más cercanas a la portería adversaria deben interponerse entre el balón y su propia portería para ejercer presión inmediatamente después de que se pierda el balón: presionando las líneas de relanzamiento del proceso ofensivo adversario, obstaculizando permanentemente el desencadenamiento del método de juego ofensivo adversario, intercambiando las posiciones con otros compañeros de otros sectores de juego con el objetivo de cambiar de misiones tácticas, pero manteniendo una ayuda y una solidaridad dentro del equipo y marcando con agresividad a los adversarios que se desplazaron de atrás adelante de la línea que traza la posición del balón para sorprender, romper la organización defensiva, explorar espacios vitales de juego o crear puntualmente situaciones de superioridad numérica en espacios vitales del juego.

      2. Los jugadores que pertenecen a la última línea defensiva deben «subir» en el terreno de juego con el propósito de disminuir la distancia entre los defensas, los medios y los delanteros para aumentar la homogeneidad y el carácter compacto de las líneas del equipo. Los jugadores que integran la última línea defensiva tienen como función: desarrollar sus misiones tácticas defensivas interactuando activamente con los compañeros del sector del medio campo dándoles cobertura defensiva; cumplir misiones específicas de marcaje, fundamentalmente a los adversarios ubicados más cerca de la portería; colocar a los delanteros adversarios en situaciones de fuera de juego contrastando con situaciones de profundidad defensiva a través de las cuales un defensa se coloca puntualmente en cobertura defensiva; todo este sector sube en el terreno de juego, con el objetivo de sacar ventaja de la reducción momentánea del espacio de juego en respuesta al aumento de la presión ejercida por los otros sectores del equipo, que se traduce objetivamente en la necesidad del equipo adversario de tener que ejecutar las acciones técnico-tácticas en la dirección de su propia portería, y se trata de funciones de los jugadores que integran la última línea defensiva (deben comenzar por infinitivo).

      3. Los jugadores que pertenecen al sector del medio campo, debido a las particularidades de su posición, asumen actitudes y comportamientos dentro de un espacio de juego limitado por delante de ellos por los delanteros y en la retaguardia por la última línea defensiva. En estas circunstancias se objetivan los siguientes puntos: la cobertura defensiva de las acciones de los delanteros, que pueden realizar acciones con mayor riesgo en el intento de recuperar el balón; interactuar con el sector de los delanteros y con el defensivo cambiando puntualmente de posiciones y misiones tácticas con el objetivo de mantener una coherencia dinámica, una ayuda y una solidaridad en la organización defensiva; desarrollar sus acciones de marcaje usándolas con mayor convicción y riesgo para recuperar el balón, pues saben que existe una línea de cobertura a sus «espaldas»; los medios que juegan en los carriles laterales deben desplazarse hacia el espacio central con el objetivo de reforzar esta zona cuando el balón se encuentra en el lado opuesto al de la posición del medio y han de interaccionar igualmente con los defensas laterales (cuando éstos se desplazan al carril central) vigilando y marcando ese carril dejado libre por el defensa; los jugadores que actúan en el medio centro interactúan especialmente con los defensas centrales ayudándoles en sus tareas, en particular cuando se observa la introducción de uno o más atacantes que han venido de atrás de la línea del balón con la intención de sorprender, romper, explorar y crear situaciones puntuales de superioridad numérica, y «suben» en el terreno de juego en respuesta al aumento de la presión ejercida por los delanteros, lo que se traduce en la ejecución de acciones técnico-tácticas en dirección a su propia portería.

      4. Los diferentes movimientos, interacciones, compensaciones, desdoblamientos y ayudas por parte de los jugadores que constituyen el equipo deben tener siempre como objetivo contribuir eficazmente a la homogeneidad y a la organización compacta de la defensa. Estos atributos pueden potenciarse si son aplicados en un espacio restringido del terreno de juego, lo más lejos posible de la propia portería, disminuyendo continuamente los posibles cambios del ángulo de ataque y reduciendo el elenco de opciones tácticas de los adversarios que surgen a cada momento para que las acciones técnico-tácticas ejecutadas para la solución de los diferentes contextos del juego sean anticipadas desde el punto de vista defensivo.

      5. En caso de no poder evitar el rápido desarrollo del proceso ofensivo adversario y, consecuentemente, no poder concretar una organización defensiva constituida por la mayor parte de los jugadores del equipo, en función de la progresión del ataque adversario, los defensas posicionados entre los atacantes y la portería deben replegarse concentrándose en la zona central de ésta, procurando protegerla e interceptando los ángulos vitales de remate, y uno de los defensas ha de desplazarse para dar profundidad a esta organización defensiva básica evitando los desplazamientos de ruptura de los atacantes hacia el centro de las zonas vitales de finalización.

      • La última línea defensiva

      Puede analizarse en función de su organización y articulación.

       La organización de la última línea defensiva

      Sobresalen en la organización de la última línea defensiva tres variantes esenciales: la «defensa en línea», la «defensa en diagonal» y la defensa con profundidad variable.

      1. La defensa en línea. Cualquier método de juego defensivo debe obligar al adversario a luchar en condiciones desfavorables con el objetivo de que cometa errores, lo que presupone una correcta, oportuna y agresiva realización de ciertas acciones sancionadas por las leyes del juego, así como por errores de orientación del ataque, que finalizan casi siempre con la pérdida del balón. De hecho, los métodos defensivos pueden aplicar la denominada «defensa en línea» intentando sacar beneficios de la ley del fuera de juego. En la «defensa en línea», los jugadores de la última línea defensiva se posicionan formando una línea paralela con la línea de la portería para provocar continuamente situaciones de fuera de juego al equipo adversario, reducir los espacios de juego entre los diferentes sectores del equipo, disminuir la profundidad del proceso ofensivo del adversario, defender la portería en zonas más alejadas y recuperar el balón lo más cerca posible de la portería contraria. Los inconvenientes del posicionamiento de esta última línea defensiva se basan en los dos aspectos siguientes: las dificultades de la realización de coberturas defensivas entre los jugadores y la falta de entendimiento entre los jugadores de la última línea defensiva, que pueden provocar situaciones difíciles de resolver.

      2. La defensa en diagonal. Los métodos defensivos estudiados (fundamentalmente la defensa en zona y la mixta) pueden articularse con una última línea defensiva colocada «en diagonal» para establecer una cobertura mutua, sucesiva,