con cabezas en ambos extremos y consisten principalmente en hueso compacto. Los ejemplos son los huesos de las extremidades, a excepción de los de la muñeca, la mano, el tobillo y el pie (si bien los huesos de los dedos de la mano y del pie son realmente huesos largos en miniatura).
Figura 3.7: Formas de huesos.
Componentes de un hueso largo
La transformación del cartílago dentro de un hueso largo empieza en el centro de la diáfisis. Los centros secundarios de formación ósea se desarrollan más tarde, a lo largo de los extremos de los huesos. A partir de estos centros de crecimiento, el hueso continúa creciendo a lo largo de la infancia y la adolescencia, terminando finalmente a principios de la veintena, cuando las regiones de crecimiento endurecen.
Diáfisis (del griego, significa separación)
La diáfisis es la parte central o cara de un hueso largo. Posee una cavidad rellena de médula (cavidad medular) rodeada de hueso compacto. Se forma a partir de uno o varios lugares primarios de osificación y recibe el aporte de una o varias arterias de nutrición.
Epífisis (del griego, significa excrecencia)
La epífisis es el extremo de un hueso largo o cualquier parte de un hueso separada del cuerpo principal de un hueso inmaduro por el cartílago. Se forma a partir de un lugar secundario de osificación. Consiste en gran medida en hueso esponjoso.
Línea epifisaria
La línea epifisaria es el remanente de la placa epifisaria (una placa plana de cartílago hialino) observada en el hueso joven en crecimiento. Es el lugar de crecimiento de un hueso largo. Al final de la pubertad, cesa el crecimiento del hueso largo y esta placa es reemplazada completamente por hueso, dejando sólo la línea que marca su localización anterior.
Cartílago articular
El cartílago articular es una prueba remanente de un pasado cartilaginoso del hueso adulto. Se localiza en donde se encuentran dos huesos (articulados) dentro de una articulación sinovial. Es liso, deslizante, poroso, maleable, insensible y sin sangre. Se masajea mediante el movimiento, lo que permite la absorción del líquido sinovial, oxígeno y nutrición.
NOTA: El proceso degenerativo de la osteoartritis (y las fases tardías de algunas formas de artritis reumatoide) implican la destrucción del cartílago articular.
Periostio
El periostio es una membrana de tejido conectivo fibroso que es vascular y constituye una vaina muy sensible, de doble capa y apoyo vital que envuelve la superficie exterior del hueso. La capa externa está formada por tejido conectivo denso irregular. La capa interna, que se sitúa directamente contra la superficie del hueso, comprende en gran medida los osteoblastos de formación ósea y los osteoclastos de destrucción ósea.
El periostio recibe fibras nerviosas, vasos linfáticos y vasos sanguíneos que entran en el hueso a través de canales nutrientes. Se une al hueso por fibras de colágeno, conocidas como fibras de Sharpey. El periostio también aporta el punto de anclaje para tendones y ligamentos.
Cavidad medular
La cavidad medular es la cavidad de la diáfisis (es decir, la sección central de un hueso largo). Contiene la médula: roja en los jóvenes, que pasa a amarilla en muchos huesos en la madurez.
Médula roja
La médula roja es una sustancia roja, gelatinosa, compuesta por glóbulos sanguíneos rojos y blancos en una variedad de formas de desarrollo. Las cavidades de la médula roja se encuentran típicamente dentro del hueso esponjoso de los huesos largos y los huesos planos. En los adultos la médula roja que crea nuevos glóbulos rojos, sólo se produce en la cabeza del fémur y la cabeza del húmero, y, de forma más importante, en los huesos planos como el esternón y los huesos irregulares, como los de la cadera. Estos lugares se utilizan rutinariamente para obtener muestras de médula roja cuando se sospecha un problema en los tejidos hematoformadores.
Médula amarilla
La médula amarilla es un tejido conectivo graso que ya no produce glóbulos sanguíneos.
Figura 3.8: Componentes de un hueso largo.
Marcas óseas
Las marcas óseas pertenecen a tres grandes categorías, como se describe a continuación:
1. Proyecciones en los huesos que son los lugares de fijación de músculos y ligamentos
Trocánter
Proyección muy grande, roma y de forma irregular. El único ejemplo se encuentra en el fémur.
Tuberosidad
Proyección redonda grande que puede ser rugosa. Los ejemplos principales se encuentran en la tibia (tuberosidades tibiales) y el isquión (tuberosidades isquiáticas).
Tubérculo
Proyección redondeada más pequeña, que puede ser rugosa.
Cresta
Proyección o reborde del hueso estrechos y alargados. Habitualmente es prominente. Cabe destacar la cresta ilíaca.
Borde
Línea límite o margen. También se denomina orilla. Reborde estrecho de hueso que separa dos superficies.
Espina o apófisis espinosa
Proyección aguda, fina y a menudo en punta; cabe destacar las apófisis espinosas de las vértebras y las espinas de la escápula o el ilion (espina ilíaca anterosuperior [EIAS] y espina ilíaca posterosuperior [EIPS]).
Epicóndilo
Área elevada en o sobre el cóndilo. Notablemente en el húmero de la articulación del codo.
Figura 3.9: Proyecciones en los huesos que son los lugares de fijación de músculos y ligamentos.
2. Proyecciones de los huesos que ayuda a formar articulaciones
Cabeza
Una expansión que suele ser redonda, localizada en un extremo de un hueso. Por ejemplo, la cabeza del peroné, que se articula con la tibia, justo por debajo de la articulación de la rodilla.
Faceta (carilla)
Superficie lisa, casi plana en un extremo del hueso que se articula con otro hueso.
Cóndilo
Proyección redonda grande que se articula con otro hueso (se encuentra en la articulación de la rodilla).
Figura 3.10: Proyecciones en los huesos que ayudan a formar las articulaciones.
3. Depresiones o aberturas que permiten el paso de los vasos sanguíneos y los nervios
Senos
Una cavidad dentro de un hueso rellena de aire y alineada