los lingüistas descubrieron que esta lengua carente de “gramática” tenía un sistema gramatical complicado como el suyo, pero que se simplificó hasta convertirse en la actual lengua aerodinámica y melosa. En lugar de ser un “habla infantil”, el chino es la lengua adulta más natural del mundo.
En la escuela los niños chinos no tienen que enfrentarse al quebradero de cabeza de la gramática y lo que deben aprender es poner los caracteres adecuados en el orden correcto de una frase, eso es todo.
Veamos algunas simplificaciones básicas: en lugar de decir “dos hombres”, los chinos dirían “dos hombre” porque aquí el número “dos” ya indica la cantidad. En inglés correcto se dice “ayer fui”, pero en chino dicen “ayer voy” porque la palabra “ayer” ya ha indicado un acontecimiento que sucedió en el pasado. Si los chinos quieren decir “yo hice eso”, dicen “yo acabé de hacer eso”; para “un hombre incapaz” dicen “un hombre de no capacidad”, etc. (de todos modos, éstos no son más que unos pocos ejemplos, y si los lectores están interesados pueden encontrar más información sobre este tema en libros).
La lengua inglesa, curiosamente, está haciendo justo lo mismo que la china: está simplificando su estructura y construcción. Entre las lenguas occidentales, el inglés es la más flexible, sencilla y práctica (véase, por ejemplo, la gramática del francés y del latín). Ahora se está aproximando a la etapa a la que los chinos llegaron hace algunos miles de años. (Nota. Para pensamientos similares sobre la simplicidad de movimiento, ver la tercera sección de este libro relativa al Taoísmo.)
Volviendo al tema del gung fu, la palabra gung fu significa “entrenamiento” o “trabajo”, pero en el sentido de arte marcial gung fu quiere decir entrenamiento y disciplina en el camino que lleva al objetivo, sea el camino hacia la promoción de la salud, el cultivo espiritual o el de la defensa personal.
Geográficamente, el gung fu chino fue, y de hecho todavía está, dividido entre las escuelas del norte y del sur. Las primeras destacan generalmente por sus patadas (normalmente altas o patadas voladoras) y su estilo de larga distancia, mientras que las del sur son famosas por su estilo de cuerpo a cuerpo. Por supuesto, no se trata de una regla absoluta.
Gung gu es el nombre que comprende todas las escuelas de arte marcial chinas, tales como el sistema Hung, el sistema de la Grulla Blanca, el sistema del tai-chi ch’uan, el sistema del Wing Chun, el sistema de la Mantis Religiosa, etc. Uno puede decir que conoce el Hung o el Lee, pero no el gung gu, ya que estas palabras incluyen todas las técnicas de todas las escuelas, las 72 llaves a las articulaciones, los 36 derribos y los caminos de las 18 diferentes armas. No hay ningún ser humano vivo que conozca y que pueda usar el gung fu como un todo; incluso si alguien pudiera ser aceptado indiscriminadamente por todas las distintas escuelas para instruirlo, necesitaría más de una vida para adquirir el dominio de todas estas variadas disciplinas.
El gung fu, el término usado prevalentemente hoy en día en Estados Unidos, es conocido como mo suirt (wu-shu en mandarín) o gok suirt (kuo shu en la China roja, Formosa y Hong Kong). Sin embargo, ninguno de estos dos términos significa demasiado, ya que mo suirt –que significa arte marcial– puede hacer referencia a cualquier sistema específico de arte marcial, mientras que gok suirt –que quiere decir arte nacional– puede referirse a cualquier forma de arte, incluida la música, la danza y la pintura.
De todos modos, el término “gung fu” no se usa incorrectamente en los Estados Unidos. De hecho, es el término más apropiado para la totalidad de las distintas escuelas. Su sentido original es “acumulación de trabajo o entrenamiento”. Sin embargo, en el sentido de arte marcial, gung fu quiere decir entrenamiento y disciplina encaminados hacia la realidad última del objetivo, tanto si éste consiste en la promoción de la salud, como en el cultivo de la mente o en la defensa personal.
Tres etapas de cultivo
Hay tres etapas en el cultivo del gung fu: la etapa primitiva, la etapa del arte y la etapa de la naturalidad. La primera es la etapa de la ignorancia, en la que la persona no sabe nada del arte del combate y en una lucha simplemente bloquea y golpea “instintivamente”. La segunda etapa comienza cuando inicia su entrenamiento en gung fu. En sus lecciones se le enseñan los diferentes caminos del bloqueo y del ataque, las formas, las posturas, cómo dar patadas, etc. Sin ningún género de duda ha ganado un conocimiento científico del combate, pero su “yo” original y su sentido de la libertad se han perdido. Su mente se “detiene” en varios movimientos para analizar y calcular intelectualmente. Su acción ya no fluye por sí misma. La tercera etapa llega cuando su entrenamiento alcanza la madurez; sus técnicas se ejecutan a un nivel casi inconsciente sin ninguna interferencia de su mente. El “yo golpeo” se convierte en “esto golpea”. Se trata de la etapa de la ignorancia cultivada. En otras palabras, antes de que yo aprendiera arte marcial, un puñetazo era simplemente un puñetazo, una patada simplemente una patada; tras aprender arte marcial, un puñetazo ya no era un puñetazo ni una patada una patada; por último, después de comprender el arte marcial, un puñetazo es un puñetazo, y una patada, una patada.
Estas tres etapas son aplicables también a los varios métodos de gung fu que se practican. Algunos son más bien primitivos, con bloqueos y ataques espasmódicos y básicos; en conjunto, carecen del flujo y del cambio de combinación. Algunos sistemas “sofisticados”, por otro lado, tienden a caer en la ornamentación y se dejan arrastrar por la elegancia y el exhibicionismo. Éstos, tanto si son de la escuela llamada externa (firme) como interna (suave), a menudo incluyen movimientos grandes o fantasiosos, con muchos pasos o círculos complicados hacia un solo objetivo. Están filosóficamente demasiado implicados (intelectualmente sometidos) y no quieren prescindir de la sofisticación. Es como un artista que, no satisfecho con dibujar una sola serpiente, le añade al animal cuatro hermosos y bien formados pies. Cuando se ven sujetados por el cuello del quimono, por ejemplo, estos practicantes “primero se desequilibrarán y/o darán un paso a un lado” (éste, por supuesto, es el principio divino del círculo para hacer algo, primero tienes que ceder) o se soltarán por la fuerza golpeando la mano del oponente (desgarrando así la propia camisa) o “fluirán” con el movimiento y se disolverán dando la vuelta o trazando círculos (suponiendo, naturalmente, que el oponente se limite a estarse quieto y a contemplar todo esto); entonces darán un golpe y/o una patada y/o aplicarán una llave y romperán las articulaciones y/o derribarán a su oponente. Sin embargo, el modo directo consiste en dejarle que tenga el placer de sujetar el cuello del quimono y simplemente darle un puñetazo en la nariz (para algunos artistas marciales de gusto distinguido esto sería poco sofisticado, demasiado ordinario y carente de toda ingeniosidad). En conjunto, los seguidores de estos métodos están demasiado sometidos intelectual o físicamente y no desean ver la simple verdad.
Esto nos lleva a las escuelas de profunda simplicidad, un resultado natural de la experimentación exhaustiva de una complejidad altamente sofisticada. Todas las técnicas están reducidas a su propósito esencial y lo máximo se expresa y ejecuta con un mínimo de movimientos y de energía. No hay ornamentación ni derroche, y todo se convierte en la sencillez más directa y lógica del sentido común (esta “etapa de simplicidad” no es básica ni primitiva y no puede alcanzarse sin haber pasado por la segunda etapa).
Tal como se ha mencionado antes, el objetivo del gung fu es la promoción de la salud, el cultivo de la mente y la autoprotección. Con este fin, su filosofía se basa en las partes integrales de las filosofías del Taoísmo, el Ch’an (Zen) y el I’Chingi; los ideales de armonía con la naturaleza y de armonía del yin y el yang se ponen de relieve (ver la sección siguiente sobre el yin y el yang). La idea, en su conjunto, no es dominar al oponente, sino alcanzar la armonía con él. Del mismo modo que un carnicero cuida de su cuchillo cortando a lo largo de la línea del hueso, un practicante de gung fu se protege complementando –y no oponiéndose– a la fuerza de su oponente. A fin de reconciliarse uno mismo con los movimientos cambiantes del oponente, un practicante de gung fu debe, en primer lugar,