está bien desarrollado únicamente en las islas de Tenerife y La Palma, encontrándose la mayor parte del tiempo por encima de las nubes. Se caracteriza por la presencia de varias especies arbustivas, entre las cuales se encuentra la retama blanca del Teide y el tajinaste rojo, de flores rojas y mayor altura que un hombre, que crece también en zonas bajas como planta ornamental.
El piso más elevado, casi carente de vegetación leñosa (piso alpino u orocanario) se encuentra solo en el Pico del Teide de Tenerife y presenta unas pocas especies herbáceas endémicas, entre las que se cuentan la violeta del Teide, observable con algo de esfuerzo en su ubicación natural.
Los márgenes de caminos y sendas y el terreno en barbecho son hábitats especiales que —sobre todo en el piso del cardonal-tabaibal— poseen su propia vegetación, formada en su mayor parte por especies introducidas. Por su parte, los barrancos y riscos abarcan varios pisos de vegetación y suelen llegar hasta los bosques de pinos. En los riscos proliferan las plantas especialmente adaptadas a estos enclaves, como, por ejemplo, las especies del género Aeonium.
Nubes de los alisios de componente este sobre El Pilar (La Palma)
Espacios naturales protegidos de las Canarias (según la “Ley de Espacios Naturales de Canarias” 1995, modificada, (extraído de Schönfelder, 2018 a)
Protección de la naturaleza
Afortunadamente, en Canarias aún existen amplios espacios en estado poco alterado. Es cierto que la actividad urbanizadora, incluida la relacionada con el turismo, las infraestructuras viarias y la agricultura suponen una considerable demanda de espacio, pero también hay grandes áreas poco explotadas y en estado natural, donde pueden sobrevivir muchas especies de animales y plantas. El número creciente de amantes de la naturaleza de todos los países encuentran aquí no solo descanso, sino que también tienen la oportunidad de conocer la singularidad de la naturaleza isleña. Esto ha sido reconocido por las administraciones autonómicas canarias desde hace tiempo, protegiendo extensas áreas bajo distintas categorías. Algunas especies también constan en listas internacionales como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, firmada en Washington (1973), lo que impide que sean objetivos comerciales.
En el mapa adyacente se pueden apreciar las áreas protegidas. Las más importantes son los cuatro parques nacionales: el Parque Nacional de Garajonay, en La Gomera, protege los bosques de laurisilva; el de la Caldera de Taburiente, La Palma, los extensos bosques de pino canario; el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, Tenerife, la retama y la violeta del Teide de los pisos superiores; y el Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote, pretende conservar en buen estado los fenómenos de vulcanismo reciente. Los visitantes están sujetos a ciertas restricciones.
Además, en España se diferencian las siguientes categorías de áreas naturales protegidas: • Reserva Natural Integral y Especial • Parque Natural • Parque Rural • Monumento Natural • Paisaje Protegido • Sitio de Interés Científico. Alrededor del 40% de la superficie de las islas Canarias está adscrita a alguna de estas categorías. Además, actualmente, la UNESCO ha declarado extensas áreas como Reservas de la Biosfera.
Todas las especies protegidas (lista española), además de las incluidas en las cuatro listas rojas de distintas categorías —la de la UICN (Unión Internacional para Conservación de la Naturaleza de las NU), la lista española, y las dos de las islas Canarias—, se identifican en el encabezado con el símbolo de protección de la naturaleza
Letrero de área natural protegida en el Malpaís de Güímar (Tenerife)
Siete islas
Nos suelen preguntar cuál de las siete islas Canarias es la más bella, la preferida por los visitantes o la más interesante. La respuesta es sencilla: cada isla tiene su propia personalidad y sus propios rasgos, que hacen que merezca la pena visitarla.
El Hierro es la isla más pequeña y más occidental. Esta isla es la menos explotada turísticamente y la menos poblada. Para los excursionistas interesados en la botánica, la isla merece una estancia, pues muestra en poca extensión todos los pisos de vegetación (desde el cardonal-tabaibal junto a la costa a los pinares a 1500 m de altitud). En las vertientes oeste y sur encontramos grandes zonas de lava reciente pobladas por diferentes variantes de cardonal-tabaibal. Por encima, vemos el bosque termoesclerófilo (en este caso un sabinar), formado por árboles moldeados por el viento, entre ellos un ejemplar con la copa doblada hacia el suelo que ha devenido en símbolo herreño. La laurisilva se halla solo en restos en las laderas orientadas al norte sobre Frontera. En cambio, el fayal-brezal, con poderosos troncos de brezo y de faya macaronésica, está muy extendido en la meseta alta. En las vertientes meridionales se extienden bosques de pino canario. Una de las islas más jóvenes del archipiélago es La Palma, uno de cuyos volcanes, el Teneguía, se formó en 1971. En el sur de la isla se puede observar perfectamente la recolonización de los suelos volcánicos recientes. Pero su principal atracción botánica son los bosques de laurisilva del noreste, cerca de Los Tilos y Cubo de la Galga. En el Roque de los Muchachos (2426 m), su pico de mayor altitud, vemos el piso subalpino con su típica vegetación arbustiva. El limítrofe Parque Nacional de la Caldera de Taburiente se extiende con amplios pinares casi hasta el mar. También Cumbre Vieja, que apunta en dirección sur, alberga impresionantes bosques de pinos con bellas rutas de senderismo.
La Gomera es tras El Hierro la isla más pequeña del archipiélago y posee una forma casi redonda. El Garajonay (1417 m de altitud) es su mayor cumbre, cayendo hacia los costados en forma de valles. Al turismo le atrae especialmente el Valle Gran Rey, en el suroeste, conocido desde los años 70 por albergar una colonia hippie. También el valle de Hermigua, abierto al norte, presenta una vegetación diversa. El Parque Nacional de Garajonay es famoso por albergar el mayor bosque continuo de laurisilva.
La isla mayor, más poblada y de mayor altitud es Tenerife. Desde el punto de vista botánico, esta isla es también la más diversa, pues aquí encontramos todos los pisos de vegetación bien representados, desde las costas arenosas y rocosas hasta las regiones alpinas de la cumbre del Teide, careciendo únicamente de los vastos paisajes de dunas de las islas orientales. Tenemos extensas muestras de cardonal-tabaibal tanto en la vertiente sur como en una estrecha franja de la costa norte. El bosque termoesclerófilo está representado por el palmeral canario, por ejemplo en el Barranco de San Andrés, por almacigares, como cerca de Garachico, o el sabinar, sobre Afur. Los bosques de laurisilva y de fayal-brezal existen en las áreas de Teno y de Anaga, en las que los diversos senderos permiten observar especies de interés. Bosques de pino canario de todos los grupos de edad flanquean la cumbre entre La Laguna y el Parque Nacional del Teide. Como la silvicultura actualmente solo se practica a pequeña escala, en las últimas décadas los bosques han proliferado sin trabas. También en la vertiente sur, en torno a Vilaflor, o en la vertiente norte, sobre Aguamansa, podemos encontrar amplias poblaciones de pino canario. El Parque Nacional del Teide, con una buena red de senderos, alberga muestras de matorral subalpino.
Gran Canaria es después de Tenerife y Fuerteventura la isla de mayor extensión, siendo conocida sobre todo por la extensa zona de dunas de Maspalomas. La isla carece de grandes bosques de laurisilva, quedando unos pocos vestigios en el valle de Moya, si bien se está trabajando en su reconstrucción.