Agnieszka Graff

Madre feminista


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para el futuro de la democracia. En la clasificación State of the World’s Mothers de la organización Save the Children, España ocupa el séptimo puesto y mi país, en cambio, el vigésimo octavo.2 Vale la pena echar un vistazo a la tabla y a los criterios aplicados para darnos cuenta de que realmente se puede hacer un tipo de medición objetiva de la calidad de vida de madres y niños. Y a pesar de lo que podría parecer, no es solo cuestión de riqueza. Noruega ocupa el primer puesto y Somalia el último, como resultado de unas desigualdades económicas muy profundas. Pero que los Estados Unidos ocupen el puesto 33… da que pensar. Hay derechos, servicios, prestaciones, comodidades y posibilidades que los estados ofrecen a madres y niños… O, como en Estados Unidos, que no ofrecen. Lo que es propio de la maternidad es el hecho de volverse dependiente de la comunidad humana. Por un tiempo la maternidad nos excluye del mercado laboral y por eso no se lleva bien con «los valores americanos»: el individualismo, el culto al libre mercado, la convicción de que todos los problemas se pueden resolver dejando «la elección» a la gente y haciéndola más «responsable» (a través de, por ejemplo, la ausencia de una sanidad pública o de bajas de maternidad garantizadas por el Estado).

      El tema principal del que se ocupa ahora el feminismo español es la violencia de género, igual que en muchos otros países donde vuelve a surgir el movimiento feminista. Es una gran revolución, un cambio enorme. Igual de importante, no obstante, parece ser la cuestión de los cuidados. La feminista española Nuria Varela lo ve de la siguiente manera:

      Exactamente, ¿quién lo ha decidido? ¿Y cuál es el resultado de la retirada del Estado del ámbito de los cuidados cuando los hombres se niegan a entrar en esos lares y la mayoría de las mujeres trabaja profesionalmente? Una frustración gigantesca. Un agotamiento terrible. Un sinfín de niños descuidados (o, al menos, necesitados de cariño). Y, por último, la ira. No solo de las mujeres. Ira generalizada. La crisis de los cuidados con la que tuvieron que lidiar las sociedades occidentales en la primera década del siglo xxi es producto de la política neoliberal que de una manera indiscutible contribuyó a la llegada de la ola de populismo de derechas. Sí, sí, lo sé, la crisis bancaria y la crisis de los refugiados, que también contribuyeron a reforzar las fuerzas reactivas, han motivado que los chovinismos nacionales, e incluso el racismo abierto, hayan vuelto a la circulación. Pero igual de importante es la crisis de los cuidados y la narrativa conservadora sobre el género como respuesta a esta crisis. La gente está cansada y asustada. Las banalidades sobre el papel tradicional de la mujer son, en el fondo, una promesa de que todo estará bien porque mamá volverá a casa. Es, desde luego, un gran disparate. Las mujeres ya no volverán a casa. Esos eslóganes caen en suelo fértil no porque sean racionales, sino porque hacía demasiado tiempo que las élites neoliberales escondían la cabeza bajo el ala simulando que el problema de los cuidados no existía.

      Madre feminista no es solo un libro de lo bonito, difícil y complicado que es ser madre de un niño pequeño y feminista a la vez. Es también un libro sobre la dimensión política de la maternidad y de las consecuencias que tiene para un estado el hecho de que los gobernantes menosprecien el valor de los cuidados. De lo que puede pasar cuando se deja la palabra familia en manos de los conservadores. Y es precisamente en este sentido que puede resultar tan actual como importante para las lectoras y lectores españoles.

      1 En un principio iba a ser una prestación para todos los niños, pero pronto resultó ser una estimación irreal. Las primeras transferencias se realizaron en abril de 2016. De acuerdo con la información de 2018, en los años 2016-2017 cerca de 3,7 millones de niños y de 2,4 millones de familias se beneficiaron del programa. Desde julio de 2019 los padres de hijos únicos también tienen derecho a la prestación.

      2 The 2015 Mothers’ Index and Country Rankings, p. 60. https://www.savethechildren.org/content/dam/usa/reports/advocacy/sowm/sowm-2015.pdf.

      La clasificación tiene en consideración cinco factores: la salud de las madres (incluyendo el riesgo de muerte durante el parto); el bienestar de los niños (la mortalidad antes de cumplir los cinco años, el alcance y la calidad del seguro de salud); la calidad y la accesibilidad al sistema educativo; el estatus económico y el estatus político de las mujeres. No es solo una clasificación según el nivel de riqueza, sino que también tiene en cuenta las políticas sociales.

      3 Sam Jones, «More than 5m join Spain’s ‘feminist strike’, unions say», The Guardian, 8.3.2018. https://www.theguardian.com/world/2018/mar/08/spanish-women-give-up-work-for-a-day-in-first-feminist-strike.

      4 «Ya no hay ningún rincón en el mundo sin feminismo», entrevista a Nuria Varela, El País, 31.10.2019. https://elpais.com/sociedad/2019/10/30/actualidad/1572461654_163097.html.

      Introducción:

      salir de circulación y los orígenes de este libro