de significaciones. Así, cadenas bien hechas y todo tipo de lapsus, una vez perdido el sentido del enlace, proliferaron sobre muebles, mármoles, libros, banderas, emblemas. Lapsus de representación del enlace brunniano dictados por la codicia y el oportunismo de los que traicionaron la pureza de la escritura de la Santísima Trinidad como cadena brunniana de tres eslabones, forjada en el siglo XIII en la Escuela episcopal de Chartres y que llevados por su ambición, llegaron a constituir la burbuja simbólica renacentista, verdadera profanación de la sagrada topología avant la lettre.
El gran mérito de la perversión renacentista en el uso del enlace de Chartres fue la multiplicación de los «lapsus de enlace». En su enseñanza de la escritura nodal Lacan no cesó de mostrar, generosamente, lo inevitable del error en la manipulación de cuerdas y en el dibujo de nudos y cadenas.
Los errores de encadenamiento, los lapsus, la aceptación de las dificultades, condujeron a la formulación de la idea de lapsus como causa de suplencias, dando un paso considerable en la escritura nodal.
Cadenudo: único nombre posible
Cadenudo (chaînoeud) es la palanca de cambio que coloca a las cadenas brunnianas en el campo del goce. Cadenudo es el nombre de un proceso de importación que duró unos cinco años.
Es la unidad brunniana, pues hacen falta tres eslabones o anillos o redondeles de cuerda para conseguir un enlace brunniano. Lacan utilizará hasta el enlace brunn de seis eslabones, en ocasiones más de seis para indicar la infinitud posible de este enlace.
Nudo borromeo es un nombre nada feliz para designar en la topología de trenzas, nudos y cadenas a este enlace de tres mínimo. «El falsamente llamado nudo borromeo, a saber, una cadenudo…62»
Recapitulando, Lacan conoció en 1972 el nudo borromeo, hasta que su consustanciación con el novedoso enlace y la multiplicación de ideas, propias de su «pensar contra Lacan» de esa época, hizo que en lalengüa floreciera la chaînoeud. Fue el 13 de enero de 1976.
Desde entonces, aunque incluso él mismo se refiriese al enlace en cuestión como nudo o cadena borromea muchas más veces que como cadenudo, y aunque para miles de psicoanalistas o de ensayistas ya quedaría mal nombrado nudo borromeo, debemos saber que, en psicoanálisis, es chaînoeud el único nombre posible para el enlace brunn de tres redondeles.
Y podemos arriesgar a partir de esto: ¿por qué no generalizar esta denominación en psicoanálisis y nombrar así a todas las cadenas brunnianas que utiliza Lacan? Tendríamos así cadenudo de tres, de cuatro, de cinco, de seis, de n eslabones… mientras respeten el enlace trivial de los eslabones, que es la propiedad brunn de una cadena.
Cadenudo porque en cualquiera de esos casos se sostiene la falacia de que siendo una cadena, parece un nudo.
Simulación de esfera armilar
Dice Lacan en el Seminario 23 que a
[…] la cadena borromea por algo se la llama nudo. Es algo que se desliza hacia el nudo […] me vi llevado a articular esta cadena incluso a describirla, conjugando lo simbólico, lo imaginario y lo real. Lo importante es lo real. Después de haber hablado largamente de lo simbólico y lo imaginario, me vi llevado a preguntarme qué podría ser en esa conjunción lo real63.
Y a continuación afirma que lo real no puede ser sólo uno de estos redondeles de cuerda, el que corresponde a la dimensión de lo real. La manera de presentarlos en su «nudo de cadena» es lo que constituye enteramente lo real del nudo [cadena].
Adentrándose en la cuestión de las apariencias y de las falsas evidencias, Lacan retoma en la página 107 algo que había empezado a considerar en la página 36 del Seminario 23. Allí había presentado la esfera armilar, propia de la mecánica y la astronomía ptolomeica, donde la esfera celeste está concebida como tres esferas contenidas una dentro de la otra, estando la dinámica asegurada por su rozamiento.
Muestra los tres planos en que se mueven los círculos de la esfera armilar64. Los tres círculos no son otra cosa que la reducción de tres esferas. Cuerpo platónico cuya excelencia de buena forma, dio pie a la imaginarización concebible a partir del cuerpo como superficie cerrada con un interior y un exterior. En su litigio con la esfera desde el comienzo de su enseñanza, apoyándose en el toro y demás objetos de la topología combinatoria, Lacan concluyó dándole al parléser un cuerpo tórico, sí, pero perforado y revertido (le tore-trique). Munido de este garrote, le dio a la esfera psicológica el golpe de gracia.
A esta forma primitiva de la esfera armilar que servía como una primera forma de orientación, Lacan le responde en su propia noche de navegante con su esfera armilar. Ya no es la de las tres esferas concéntricas, sino la cadena brunn construida al estilo de una esfera armilar pero asegurada de esta manera, donde cualquiera de los tres redondeles que corte, se sueltan todos. En la anterior esfera armilar las tres esferas eran independientes, sin ningún tipo de conexión, salvo el estar una dentro de la otra. Rompió con esa esfericidad del pensamiento, y pasó a esta cadena brunn que simula la esfera armilar: «La cadena borromeana es la esfera armilar»65. Tiene potencia, por un lado de metáfora del navegante buscando orientación en relación al cosmos y a la esfera celeste, y por otro lado marca la diferencia fundamental entre dos concepciones, una esférica y otra brunniana. Lo real, lo simbólico y lo imaginario no son tres esferas una dentro de otra, sino un enlace de tres dimensiones.
Y Lacan continúa su inexorable marcha hacia la conclusión fundamental66 que da título a la Sesión VII del Seminario 23:
Existe una diferencia entre la cadena borromea y lo que se dibuja siempre en una esfera armilar cuando se intenta circularizarla en tres niveles que llamamos respectivamente transversal, sagital y horizontal.
Y destaca a continuación:
Nunca se representó de esta manera una esfera armilar. Como la falsa esfera que dibujé está sostenida por círculos, hay una manera de manipularla que consiste en darla vuelta sobre ella misma.
Y continúa argumentando en la dirección que le interesa, mostrar el obstáculo que significa la evidencia para alcanzar lo real de estas figuras.
Resulta difícil no pensar que una esfera está ligada a la idea de todo. El hecho de que se represente la esfera con un círculo liga al círculo la idea de todo. Ésta no se sostiene, sin embargo, más que por la esfera. Pero es un error, porque la idea de todo implica el cierre, mientras que sí se puede dar vuelta ese todo. El interior se vuelve el exterior. A partir del momento en que sostenemos con círculos la cadena borromea, esta puede darse vuelta, debido a que el círculo no es en absoluto lo que se cree, lo que simboliza la idea de todo. En efecto, en un círculo hay un agujero […]».
Continúa en esta línea67, coloreando los tres redondeles de una cadena:
[…] si coloreamos con rojo uno de los tres redondeles, no es el mismo objeto que si coloreamos este con verde y este con azul, o si hacemos lo inverso. Sin embargo, si damos vuelta la esfera [la falsa esfera armilar] es el mismo objeto. Obtendremos muy fácilmente una disposición contraria. […] Las cosas no son tan fáciles de demostrar. Sí con sólo pensarlo resulta inmediato que los tres redondeles pueden ser dados vuelta unos respecto de los otros, no es algo que se consiga tan fácilmente manipulándonos. […] ¿Qué nos detiene en suma? Estamos detenidos en la inmediatez, que es otro tipo de evidencia [évidence], si puedo decirlo así, que es la que, en lo que concierne a lo real, designo con un joke que hago descansar en el vaciamiento [évidement]. Lo que resiste a la evidencia-vaciamiento es la apariencia nodal que produce lo que llamo la cadenudo, equivocando cadena y nudo. Esta apariencia nodal, esta forma de nudo, si puedo decirlo así, produce la seguridad de lo real. Diré pues, en esta oportunidad, que una falacia