Horacio García

Prosas y poemas a mi estilo


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por salir. Él por las noches imaginaba un encuentro con ella, un cuarto de hotel, el peligro, el sabor de lo prohibido y la intensidad de dos cuerpos ansiosos de unirse y celebrar el placer. Qué impresionante el poder, la magia, el misterio de la mente, el vuelo de la imaginación, que con solo una mirada podía remover todos los principios, valores y moral y por el otro despertar las fantasías, los deseos más ocultos y producir sensaciones físicas, sin siquiera haberse rozado. Y los días pasaban, las miradas seguían encendiéndolos a ambos, sin saber, ninguno de los dos, lo que pasaba por la mente del otro. Pecado, amor, sexo, aventura, adrenalina, peligro, quizás rechazados por muchos y anhelados por otros. No volví a verlos, quizás su historia sea la de tantas Marías o de tantos Claudios, me quedó el interrogante, habrán resistido la tentación, o habrán cedido a sus instintos para dar rienda suelta a momentos de amor prohibido; cuántos secretos encierran las personas, aventuras jamás contadas, pasiones nunca llevadas a cabo, deseos o fantasías ocultas y guardadas en lo más profundo de su interior, la hipocresía dirá que esto no sucede, quizás vos que lo lees me dirás que está bien o que está mal, cuáles son tus reglas de moral, lo que debe hacerse o no, o simplemente te imaginarás cuál fue el desenlace o a lo mejor también tenés tus secretos, te sentís protagonista, aunque nunca nadie, solamente vos, lo va a saber.

      Hoy me levanté pensativo, con ganas de reflexionar, si te interesa, si tenés ganas, acompañame, sabés, solemos creer que nos identifican como persona el aspecto físico, nuestra fe, el conocimiento acumulado, lo que expresamos con la palabra, el convencimiento o la evaluación propios, pero, en realidad, solo son nuestras acciones cotidianas las que lo hacen, las reacciones ante distintas situaciones nos muestran cómo en verdad somos. Muchas veces la filosofía hace enunciados, generalmente a través de personas con prestigio, psicólogos, licenciados y libros que enmarcan conceptos de manera general, por supuesto que todo lo que ayude a la evolución del ser humano siempre es bienvenido, pero cada uno es un ser individual, con voluntad propia y debe encontrar su propio camino. Es indistinta la creencia que se profese, los dogmas o prácticas, ya sean religiosos o metafísicos, lo importante es qué hacemos con ese conocimiento y ahí reside la decisión y el libre albedrío del ser humano. Cuando uno se plantea un camino de espiritualidad, no quiere decir ser un monje o un santo, sino intentar ser una buena persona, de qué vale ir todos los domingos a misa, el facilismo de dejar toda responsabilidad en la voluntad de un ser supremo, escuchar una prédica, meditar o decir tres veces gracias, si cuando dejamos de hacerlo nuestras conductas y reacciones proceden en contrario. Observarnos es difícil, pero es necesario conocernos para crecer, es ver nuestras reacciones cuando algo no nos agrada, ya sea un concepto o una acción, saber si podemos aceptarlo, o en forma instantánea, tratamos de rebatirlo para marcar nuestra posición, si es en palabra, o la ira nos domina si es una acción. Muchas veces se habla de la valentía y suelo escuchar que la gente dice que lo es, recuerdo hace muchos años, muy joven, volvía del trabajo, era de noche, viajaba en el tren, totalmente repleto y de pronto se escuchó una explosión, el vagón se llenó de humo, se produjo un “arco voltaico”, supe después que así se llamaba y el lugar totalmente a oscuras se llenó de gritos, llantos y vidrios rotos. Tengo presente hombres destrozando las ventanas y tirándose para escapar, mujeres empujando a otras que estaban con chicos, pelear e insultarse para salir primero y no olvido a un hombre y una mujer, que se pusieron junto conmigo en una de las salidas y ayudamos a ordenar el caos, seguramente la manifestación de valentía perdió validez ante una situación crítica, la anécdota de un suceso personal solo lleva la intención de demostrar que nuestras reacciones y actos dicen en qué parte del camino estamos y las crisis desnudan actitudes, funcionan como oportunidades y en realidad son brújulas para marcarnos el rumbo. Transitar el sendero de la superación y del crecimiento significa ser honestos con nosotros mismos, no tiene ninguna importancia, manifestar que somos buenos, que realizamos acciones solidarias, que hablemos de Dios, porque los demás pueden ser solo compañeros de viaje, creer lo que decimos o tener otro concepto sobre la base de nuestros actos, pero el camino es propio y la verdad, lo difícil y lo valedero residen en no mentirnos, no caer en la vanidad de creernos un personaje de ficción o vernos como algo que no somos. Bueno, solo una simple charla para reflexionar.

       Melodía nocturna

      Hola, recién te veo, cómo estás, quizás te extrañe, tal vez te inquiete, imagino que sí, nunca antes te hablé, soy solo un desconocido, un contacto más de este inmenso mundo virtual, no voy a decir tu nombre, prefiero guardar silencio y que quede como un misterio, un secreto entre nosotros dos, dejémoslo como una comunicación más en las redes, ya que en este momento, siento que somos amigos, cómplices, sabés, sé que estamos conectados, todos somos energía y yo dirijo la mía hacia vos, te vas a dar cuenta, sí, porque al comenzar a leerme, vas a sentir una pequeña sensación de calor en el pecho, es la señal de que estoy ahí, sí, junto a vos, tu energía se hace una con la mía y nos envuelve, querés saber por qué te hablé, seguro, te cuento, vi tu foto y sentí algo, una atracción, familiaridad, simpatía, corriente de afecto, como si te conociera desde siempre, como si a través de los tiempos hubiéramos estado unidos y quería comprobarlo, la sensación es agradable, podés sentirla, el calor aumenta a medida que estamos más cerca y posiblemente sientas que también lo hacen tus latidos, quizás un reflejo de tu alma reconociendo la mía. ¿Qué te parece si para celebrar este encuentro dejamos tu habitación?, sí, salgamos, soltate el cabello, ponete tu mejor vestido y unas gotas de ese perfume, que solo guardás para ocasiones especiales, sabés, estás muy bella, seductora, la velada está perfecta, el cielo profundo, oscuro, pero iluminado por miles de estrellas, el aire fresco acaricia nuestros rostros, las fragancias de la noche embriagan los sentidos, el ambiente libera nuestras emociones. Sí, se sienten a flor de piel, dejémonos llevar, dónde, no sé, la verdad no tiene importancia, solo importa tu compañía, tu presencia, que le da calidez al momento, luces, no, no las precisamos, el brillo de nuestra unión es tan intenso que nos permite ver, aunque solo me interesa verte a vos, la luna, mágica, reinando en la nocturnidad, sí, enorme, blanca, serena, como esta sensación de bienestar, armonía, paz. ¿Te gusta?, te invito a bailar, te agrada el vals, una forma de unir nuestros cuerpos, deja que mis manos te abracen, vos hacelo conmigo, se siente bien, es placentero, perdón por el color de mi rostro, tu aliento tan próximo me inquieta y no puedo negar que lo disfruto, ahora dancemos en una cadencia de suaves melodías, que el sonido de la música nos eleve, girando y girando, el universo, nuestra pista de baile, los astros y el cielo como testigos mudos, soñando, mareados en sentimientos, gozando de las sensaciones que se incrementan con cada acorde, con cada nota que suena en nuestros oídos. Apoyá tu cabeza en mi hombro, descansá conmigo, compartamos este instante que solamente es nuestro, no hay prisa, todo es suave, lento, pleno y si queremos, lo podemos hacer eterno en nuestra memoria, plasmado en color, melodía, imágenes que surjan cada vez que cerremos los ojos, cada vez que estemos solos, en silencio y a lo mejor, con ganas de volver a vernos. Bueno, todo tiempo culmina, más cuando se vive con intensidad, debo irme, no sé vos, yo pasé un rato hermoso, me encantó tu compañía, no dije tu nombre, jamás lo voy a decir, es mi secreto y el tuyo, un viaje, una salida y una noche, un momento compartido, que nada más nos importa a los dos. Adiós, ahora, vuelvo a perderme en este mundo de redes, pero vos ya sabés dónde encontrarme.

       Elena

      Te quiero contar una pequeña historia, simple, cotidiana, que no llena editoriales, que pasa desapercibida, que quizás ni siquiera es conocida y que, sin embargo, es tan similar a la de miles de mujeres en el mundo.

      ... Se levantó esa mañana, como cada día, siempre muy temprano, siempre corriendo, usar el baño, arreglarse y estar lista antes de preparar el desayuno, sus hijos, remoloneando en sus camas, les costaba dejarlos para ir a la escuela, amorosamente los vistió, les puso sus guardapolvos, revisó sus cuadernos, sus mochilas y armó las viandas para la hora del almuerzo, mil recomendaciones, llamar a su madre, donde quedaban a resguardo cuando terminaban sus clases, tenía que apurarlos, necesitaba entrar a horario a su trabajo, ya el llegar tarde le había costado reprimendas y castigos de sus jefes, de nada servían explicaciones o justificativos, quizás porque al mundo laboral, no había llegado el concepto de humanismo, ni la comprensión de una persona, que debía enfrentar una lucha a diario. Elena, ese era su nombre, sola ante la vida, ante las circunstancias, presionada por sus propios errores, por las falencias naturales