La educación artística es necesaria para la formación de un pensamiento interdisciplinario, no para ser más inteligentes, sino para relacionar conocimiento, es decir, para estructurar los esquemas mentales, establecer nuevos métodos para el aprendizaje y entender la diversidad en el aula y en la realidad; también lo artístico debe estar en la formación de los ingenieros.
Los estudiantes que experimentan diferentes formas artísticas –música, pintura, escritura poesía, diseño– amplían su trabajo cooperativo, su memoria, su aprendizaje; quizá porque la emoción de acercarse a esas manifestaciones artísticas lleva a que se generen procesos psicológicos y sociales que refuerzan los procesos cognitivos. Las artes permiten visualizar distintos problemas reales, como también determinar que ellos pueden tener más de una solución posible, permiten considerar necesario analizar las tareas desde diferentes perspectivas, emplear toda la capacidad imaginativa como guía en el proceso para hallar una solución, además pueden ver que no siempre existen reglas fijas. La integración de la lúdica –disciplinas artísticas– como medio para la práctica pedagógica promueve el pensamiento creativo, divergente, sistémico y no solo eso, sino que también se desarrolla reflexión, observación, curiosidad.
La música produce bienestar porque estimula el sistema nervioso, dado que libera dopamina, conduciendo el cerebro a una paz y, aunque pueda parecer sorprendente, con ella se pueden dar mejores resultados académicos. Las neuroimágenes cerebrales indican que las actividades artísticas son importantes; ciertas estructuras responden solo a lo musical, ya que una parte del cerebro coordina los movimientos, el baile. Regiones especializadas en el lenguaje oral se conectan fuertemente con las obras teatrales, porque el sistema de procesamiento visual genera imágenes con facilidad. La música es procesada en la corteza auditiva, el movimiento como el baile o el teatro activan la corteza motora, la pintura se procesa en los lóbulos occipital y temporal, la poesía en las áreas de Broca y Wernicke.
La educación artística en el aula revela efectos potentes en el cerebro para el aprendizaje, con múltiples beneficios para el comportamiento, como (1) trabajar de forma más activa, (2) desarrollar un aprendizaje cooperativo, (3) generar una evaluación más reflexiva y variada, y (4) desarrollar comunidades de aprendizaje.
La buena memoria ayuda a mostrar inteligencia, pero debe desarrollarse. Se requiere tener presente qué se vio, qué quedó de tarea, qué es lo principal, qué se desea aprender y para qué; por tanto, deben realizarse actividades que relacionen el teatro, la poesía, los dibujos o la música con las temáticas que se tratan. Lo importante es integrar las actividades artísticas en cada una de las diferentes asignaturas, asumiendo una perspectiva transdisciplinaria. Es un acto creativo –no se puede pedir a los estudiantes que sean creativos sí el docente no lo es–, despertar la curiosidad, las emociones, pues cuando existe motivación, todo es más fácil.
No se puede negar que las actividades artísticas están en el ser desde que nace, que son necesarias para su desarrollo humano, social, biológico, pues de cierta forma motivan y, sobre todo, muchas veces llevan a explorar otros mundos diferentes a aquello que lo rodea. Por tanto, la educación con arte genera mayor motivación en toda persona. En general se afirma que se trata de lúdica, pero esto es algo diferente.
Hoy día, el desarrollo de varios productos tecnológicos se conciben como resultado de ideas creativas que alguien expuso; sin embargo, los diferentes mecanismos que construye la Inteligencia Artificial (IA), en busca de que las máquinas desarrollen diferentes procesos cognitivos: aprender, razonar, inferir, dependen de la creatividad de las personas que actúan en esos procesos; es decir, esta se requiere en variadas situaciones, en especial porque los cambios que ocurren en la sociedad conducen a que deben existir innovación continua.
Las concepciones sobre la creatividad se dispersan por diferentes caminos y dimensiones, establecidas por distintos enfoques y visiones, pues, en cierta forma, el concepto que se produce depende de las disciplinas desde las cuales se considera y los intereses que se tienen al respecto. Las concepciones permiten establecer un tejido de relaciones entre capacidad, cualidad, característica, valor y habilidad, entre otras cosas, que poseen las personas para determinar qué es, y por ello se llega a consideraciones difusas o inciertas.
Comprender lo creativo requiere de conocimiento, experiencia y objetividad, como también de enfoque e interés, pues no es fácil indicar cuándo algo es creativo. Tampoco es sencillo considerar que una idea, formulación o solución a un problema sea creativa o no.
El termino creatividad empezó a analizarse hacia la década de 1940, pero viene usándose desde el siglo XIX y quizá mucho tiempo atrás, como lo indica la mitología que estipula la existencia de ‘dioses’, ‘genios’, ‘superdotados’, ‘talentos’, personas con ‘don’, o que recibían ayuda de las ‘musas’ o las ‘hadas’; considerándose que no son rasgos innatos o hereditarios, sino que desarrollan ciertas habilidades mentales.
Ya hacia la década de 1990 se determinó que el genio, como tal, simplemente es una persona que es productiva de forma constante que, por algún proceso biológico, cognitivo o social, desarrolla capacidades mucho mejor que otras personas; es decir, tiene capacidades para aportar bastantes obras, esboza variedad de ideas originales y de impacto, construye o propone diferentes métodos o mecanismos. Por tanto, es alguien extraordinario que, en general, se le considera como superdotado, pero hoy día, considerando estos y otros aspectos, se considera es persona creativa.
Poco tiempo después, se empieza a hacer énfasis en los «procesos del pensamiento». Sin embargo, al ser intangibles, se pone en entredicho los resultados, por falta de confiabilidad de las pruebas que se establecen. Se piensa en la percepción de dificultades, ideas de una posible solución, desarrollo poco común de lo propuesto; lo que lleva a considerar que podrían existir cuatro momentos: (1) preparación, (2) incubación, (3) iluminación y (4) verificación (Sternberg & Lubart, 1997; Torrance, 1986; Wallas, 2014), siendo este el modelo de mayor empleo en los procesos creativos.
Preparación: se es consciente. El hemisferio izquierdo del cerebro entra en acción para determinar la situación problema y, quizás, concebir los posibles caminos a seguir.
Incubación: se es inconsciente. Después de un gran esfuerzo mental, el hemisferio derecho entra a participar para generar imágenes –ideas– nuevas de posibles soluciones.
Iluminación: locura. Es el momento en que la mente da un salto al vacío y surgen ideas nuevas que pueden considerarse en instantes como locas; entonces, se hace consciente.
Verificación: se es consciente. El hemisferio izquierdo empieza a validar cuál es la solución adecuada, la posibilidad óptima, la que se ajusta al contexto y puede ponerse en práctica.
Son varias las características creativas que pueden determinarse en las personas, las cuales no se encuentran todas en un mismo sujeto, y que deben salir a flote de manera más concreta en un proceso creativo:
• Transformación de objetos y representaciones en las que se establecen relaciones conceptuales totalmente nuevas.
• Redefinición constante de los problemas que se abordan.
• Motivación para continuar en la búsqueda de lo mejor.
• Inhibición al qué dirán, no se tiene miedo o temor a la burla.
Se considera que el pensamiento creativo es una forma de pensar que lleva a establecer distintas conexiones poco comunes, es decir, no conocidas,2 en el entorno. Entonces, esto lleva a considerar que la creatividad depende de las combinaciones o asociaciones que se realizan en busca de construir un nuevo objeto o una posible solución a un problema.
El proceso de dar significado –información– a un conjunto de datos u objetos es totalmente consciente, se busca una estructura concreta al observar distintas situaciones u objetos para inferir lo más apropiado según el entorno.
El proceso de generar