hecho que se manifiesta en las características físicas y químicas de estos.
El principal problema que afecta al suelo como consecuencia de uso de este por la actividad humana es la degradación.
La degradación es el proceso que rebaja la capacidad actual y potencial del suelo para producir, cuantitativa y cualitativamente, bienes y servicios. El principal efecto de la degradación es que dificulta el enraizamiento de las plantas y la disponibilidad de los elementos nutritivos, a la par que hace decrecer la cantidad de agua retenida por el suelo.
La degradación del suelo afecta al 20% de la superficie agrícola mundial y a 1.500 millones de personas, equivalente a una cuarta parte de la población de todo el planeta, según revela un informe elaborado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO), el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y otros organismos a partir de datos de los últimos 20 años.
Nota
Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en 2006 la desertificación en España era mayor al 30% del territorio, lo que equivalía a un total de 159.337 kilómetros cuadrados.
La flora y la fauna
La flora y la fauna representan los componentes vivos o bióticos de la naturaleza, los cuales, unidos a los componentes no vivos o abióticos, como el suelo, el agua, el aire, etc., conforman el medio natural.
Entre la flora y la fauna existe una dependencia muy estrecha, basada en leyes naturales que rigen la estructura y funciones de las asociaciones de seres vivos.
Las relaciones de alimentación o relaciones tróficas, determinan las llamadas cadenas alimentarias, en las cuáles los animales herbívoros (los que se alimentan de plantas y otros organismos vegetales) constituyen el alimento básico de otros grupos de animales que, a su vez, servirán de alimento a otros.
Esto trae como consecuencia que la disminución en número o la desaparición de uno de estos eslabones de la cadena, por causas naturales o por la influencia del ser humano, ponga en peligro todo el sistema, al romperse el equilibrio que caracteriza las relaciones entre el medio biótico y abiótico de la naturaleza.
Por esta razón, la sociedad debe estudiar las relaciones y las leyes que determinan este equilibrio, y convertirse en su máxima protectora, ya que, en sentido general, todas las afectaciones que sufre el medio natural repercuten de uno u otro modo sobre ella.
La flora y la fauna representan recursos naturales renovables, de gran importancia para el hombre. De la flora proviene una gran parte de los alimentos y medicamentos, así como la materia prima para la industria textil, maderera y otras.
A través del tiempo, el ser humano, en su lucha por dominar la naturaleza, aprendió a usar las plantas y los animales para subsistir, de ellos obtenía alimentos, vestidos y fuego para calentarse. Pero, a medida que las comunidades fueron creciendo, aumentaron de igual modo las necesidades de alimentos, y, por consiguiente, la utilización de la flora y la fauna se incrementó hasta niveles muy por encima de las capacidades de regeneración de la naturaleza.
Por este motivo, desaparecieron grandes mamíferos, que fueron exterminados por el ser humano (mamuts y de otras especies de animales).
El desarrollo de la agricultura hace que se incrementen las áreas de cultivo, en detrimento de las áreas naturales, esto hace que desaparezcan también un gran número de especies de plantas. La fauna, que encuentra en estas áreas naturales su hábitat, es decir, el lugar donde vive y se desarrolla, se ve también cada vez más amenazada.
El desarrollo de la industria, que con sus desechos contamina el medio, afecta de igual forma el medio natural y, por consiguiente, a los sistemas vivientes que en él habitan.
Actualmente, el desarrollo de la sociedad atenta de igual forma contra las especies de animales y vegetales en aquellos países sometidos a la explotación desmedida de los recursos naturales.
3.2. Los recursos naturales “inagotables”
Los recursos naturales inagotables son aquellos que el ser humano utiliza en baja proporción respecto a la cantidad existente en la naturaleza. Los recursos inagotables se recuperan o regeneran por sí mismos, por lo que no existe riesgo de extinción o agotamiento. Entre ellos son destacables:
El agua
La vida en la Tierra ha dependido siempre del agua. Las investigaciones han revelado que la vida se originó en el agua, y que los grupos zoológicos que han evolucionado hacia una existencia terrestre, siguen manteniendo dentro de ellos su propio medio acuático, encerrado, y protegido contra la evaporación excesiva.
El agua constituye más del 80% del cuerpo de la mayoría de los organismos, e interviene en la mayor parte de los procesos metabólicos que se realizan en los seres vivos. Desempeña de forma especial un importante papel en la fotosíntesis de las plantas y, además, sirve de hábitat a una gran parte de los organismos.
Dada la importancia del agua para la vida de todos los seres vivos, y debido al aumento de las necesidades de ella por el continuo desarrollo de la humanidad, la sociedad está en la obligación de proteger este recurso y evitar toda influencia nociva sobre las fuentes del preciado líquido.
No es usual encontrar el agua pura en forma natural, aunque en el laboratorio puede llegar a obtenerse o separarse en sus elementos constituyentes (hidrógeno y oxígeno).
En nuestro planeta las aguas ocupan una alta proporción en relación con las tierras emergidas, y se presentan en diferentes formas:
1 Mares y océanos, que contienen una alta concentración de sales y que llegan a cubrir un 71% de la superficie terrestre.
2 Aguas superficiales, que comprenden ríos, lagunas y lagos.
3 Aguas del subsuelo, también llamadas aguas subterráneas, por fluir por debajo de la superficie terrestre.
El aire
La atmósfera es una capa gaseosa que rodea al globo terrestre. Es una capa transparente e impalpable, y no resulta fácil señalar exactamente su espesor, ya que no posee una superficie superior definida que la limite sino que se va haciendo menos densa a medida que aumenta la altura, hasta ser imperceptible.
La atmósfera está formada por varias capas concéntricas:
1 Las capas bajas, que no mantienen una altura constante, y a las que se denomina troposfera y estratosfera.
2 Las capas altas, a las que se les da el nombre de ionosfera y exosfera.
Los gases atmosféricos forman la mezcla que se conocen como aire. En las partes más inferiores de la troposfera, el aire está compuesto principalmente por nitrógeno y oxígeno, aunque también existen pequeñas cantidades de argón, dióxido de carbono, neón, helio, ozono y otros gases. También hay cantidades variables de polvo procedentes de la Tierra, y vapor de agua.
El oxígeno forma aproximadamente el 21% de la atmósfera, y es el gas más importante desde el punto de vista biológico. Es utilizado por los seres vivos en la respiración, mediante la que se obtiene la energía necesaria para todas las funciones vitales, también interviene en la absorción de las radiaciones ultravioleta del Sol que, de llegar a la Tierra en toda su magnitud,