empleados comúnmente por los profesionales, tales como pronación del pie o protracción del hombro, pueden ser de naturaleza tan general que ofrezcan poca información sobre las relaciones óseas precisas, las cuales son muy complejas en muchas articulaciones. Con inclinar, flexionar, rotar y desplazar, podemos describir con precisión la posición de cada hueso en relación con su vecino. Esto nos aporta mucha más información sobre lo que ocurre en los tejidos laxos que mantienen ese patrón. La “protracción” puede provocar un protocolo generalizado que podría funcionar; “una inclinación anterior del omóplato combinada con una rotación lateral del húmero” produce liberaciones precisas del tejido laxo.
1. Descripción
Inclinación
La inclinación se define como una desviación de la alineación vertical. Recibe su nombre por la parte superior de la estructura y la dirección hacia la que se mueve: izquierda, derecha, anterior o posterior. Los ejemplos podrían ser una inclinación a la derecha de la cabeza, una inclinación a la izquierda del tórax, una inclinación anterior de la pelvis, etc. Como se observa en la figura 3.1, una “inclinación a la derecha de la cintura escapular” implica que el hombro izquierdo del cliente esté más alto y el derecho más bajo, por lo que la parte superior de la cintura escapular se inclina hacia la derecha.
Si, como vemos con frecuencia, la pelvis se inclina hacia un lado, digamos hacia la izquierda (cadera izquierda más baja, figura 3.2), la zona lumbar de la columna se flexionará normalmente hacia la derecha para mantener el resto del cuerpo erguido, como un árbol que crece en una colina. Esto sería una “flexión a la derecha de la columna lumbar”, ya que la vértebra superior (L1) sigue inclinada hacia la derecha en relación con la inferior (L5).
Figura 3.1. En esta postura deliberadamente exagerada se observa claramente que la caja torácica se inclina hacia la derecha y la cabeza se inclina hacia la izquierda.
Flexión
La curva se produce en la columna y el término flexión se emplea como abreviatura para describir una serie de inclinaciones de las vértebras. Nombramos la dirección de la flexión en función de la dirección hacia la que apunta la parte superior de la flexión. Si observamos la figura 3.2, veremos que una flexión a la derecha de la zona lumbar de la columna es en realidad una serie progresiva de inclinaciones de una vértebra sobre otra.
Figura 3.2. Flexión hacia la derecha de la zona lumbar de la columna que muestra la relación de una vértebra con la siguiente.
Rotación
Todas las rotaciones se dan en un eje vertical (cuando el cuerpo se considera desde una posición anatómica), y nosotros nombramos la rotación según la dirección hacia la cual se mueve el frente de la estructura nombrada en relación con alguna otra parte. En palabras más sencillas, si miras a la izquierda, tu cabeza rota a la izquierda en relación con tus pies. Mantén la nariz y los pies apuntando en la misma dirección, pero gira la pelvis hacia la derecha. Ahora la pelvis está rotada hacia la derecha en relación con tus pies, pero tu caja torácica está rotada a la izquierda en relación con tu pelvis. Dedica un poco de tiempo a esto si te resulta confuso; la recompensa es una estrategia precisa para el tratamiento que te ofrecerá resultados duraderos.
En las estructuras pares, como el húmero o el fémur, podemos hablar de rotaciones mediales (internas) o laterales (externas). La mayoría de las bailarinas de ballet, por ejemplo, trabajan la rotación lateral de la cadera. Muchos culturistas muestran rotaciones mediales en el omóplato.
Figura 3.3. Un cliente que muestra una rotación lateral de las articulaciones inferiores.
Se suele utilizar plomadas y cuadrículas para medir las desviaciones del centro de gravedad. Aunque obviamente es útil identificar la pierna que soporta el peso, este tipo de análisis no es muy riguroso para establecer relaciones intersegmentarias precisas, y no puede extrapolarse a estrategias útiles con el tejido laxo.
Desplazamiento
La palabra desplazamiento se utiliza para describir un traslado del centro de gravedad de una parte del cuerpo en relación con otra. Por ejemplo, en la figura 3.4 observamos claramente que el centro de gravedad de la caja torácica se ha desplazado hacia la derecha en relación con la pelvis –sería igual de preciso, si no igual de útil, decir que su pelvis se ha desplazado hacia la izquierda en relación con la caja torácica. Para que ocurra un desplazamiento, tienen que existir inclinaciones o flexiones en otras estructuras (esta mujer muestra una inclinación a la izquierda y luego una inclinación a la derecha de las vértebras lumbares, y esto es lo que provoca este gran desplazamiento). Cuando la pelvis se desplaza anteriormente en relación con los pies, un defecto postural común, necesariamente habrá una inclinación anterior de la tibia, el fémur o ambos.
Figura 3.4. Una clienta muestra una desviación hacia la derecha del tórax.
2. Valoración de las relaciones del tejido laxo
Ahora que tenemos el vocabulario que describe la posición esquelética, hemos de descubrir qué tejido laxo está implicado en el patrón. Lo que nos interesa son las relaciones del tejido laxo entre secciones adyacentes, que liberaremos en busca del equilibrio de todo el patrón.
En la figura 3.5a, por ejemplo, observamos un suave desplazamiento hacia la izquierda de la pelvis en relación con los pies. Luego la caja torácica se desplaza hacia la derecha (en relación tanto con la pelvis como con la línea central) y la cabeza se desplaza de nuevo a la izquierda en relación con la caja torácica, lo cual la sitúa en una posición neutra respecto a la pelvis. De todos modos, se observa que, aunque la cabeza y la pelvis estén casi alineadas en la fotografía, si colocamos la caja torácica sobre la pelvis, la cabeza estaría muy desplazada hacia la izquierda. Nuestro trabajo tendrá que centrarse en colocar su caja torácica de nuevo sobre el centro de la pelvis y desplazar la cabeza hacia la derecha en relación con la caja torácica, todo con vistas a la alineación de la gravedad sobre los pies.
La figura 3.5b muestra una serie de desviaciones anteriores: la pelvis respecto a los pies, la caja torácica respecto a la pelvis y finalmente la cabeza respecto al tórax. La distorsión del tejido laxo entre cada una de estas secciones se tratará en su momento.
Figuras 3.5a, b y c. Aquí se observan tres patrones posturales exagerados que permiten una visión sencilla de las relaciones esqueléticas.
La figura 3.5c muestra una serie de inclinaciones, la pelvis hacia la izquierda y la caja torácica hacia la derecha. Debemos tener en cuenta que lo importante es el ángulo de cambio entre estas dos secciones. Las líneas muestran cómo se mide la relación desde un ángulo de diferencia relativo, no desde la línea horizontal. Nos fijamos en este ángulo antes de corregir los tejidos de la pierna izquierda, lo cual podría conseguir el equilibrio de la pelvis pero crear una inclinación mayor (respecto al suelo) en la caja torácica, de modo que los tejidos que se encuentran bajo la caja torácica suplicarían su corrección. Aunque este cuello parece neutro, al venir desde la inclinación a la derecha de la caja torácica, debe inclinarse hacia la izquierda para que la cabeza y los ojos queden en horizontal. Si mejora la inclinación de la caja torácica, el tejido laxo del lateral izquierdo del cuello requeriría una elongación concomitante o los ojos se inclinarán y el cliente querrá “renunciar” al tratamiento.
En este momento es obvio que, a pesar de la aparente complejidad, es