Ximo Guillem-Llobat

Tóxicos invisibles


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particulares.

      Reflexiones finales

      Con el presente texto hemos tratado de reflexionar sobre los procesos que llevan a visibilizar o invisibilizar la toxicidad de una substancia. Nuestro estudio de caso nos ha llevado a concluir, que en todos estos procesos intervienen diferentes actores históricos que pueden tanto producir conocimiento sobre los riesgos asociados a una u otra sustancia como producir ignorancia. Y tal y como ya planteábamos en la introducción de este libro, los mecanismos por los cuales se genera ignorancia son muy diversos.

      Esta ignorancia podía ser el resultado de la ausencia de investigaciones previas o de la construcción consciente de ignorancia por parte de determinados agentes sociales que en base a sus intereses particulares ocultaban información e incluso creaban falsas controversias. Pero en este caso parece que los procesos de invisibilización o de construcción de ignorancia que operaron fueron más sutiles a la vez que más estructurales. No tenemos constancia de que los autores de los documentales comentados y especialmente Navarro, en el que nos hemos detenido más tiempo, ocultaran o manipularan de manera consciente la información relativa a los riesgos asociados a la fumigación cianhídrica. Y sin embargo la consecuencia de su actividad fue sin duda la invisibilización de estos riesgos. Podemos por tanto evaluar este proceso en base al segundo tipo de construcción de ignorancia al que se refería Robert Proctor en aquella taxonomía de ignorancias que comentábamos en la introducción (Proctor, Schiebinger, 2008).

      Los marcos cultural e institucional, en los que desarrolló su actividad Navarro y el resto de agrónomos implicados en el desarrollo inicial de la fumigación cianhídrica, pudo determinar su contribución a la invisibilización del riesgo. La aprobación de la ley de accidentes de trabajo creaba una definición estándar de accidente que invisibilizaba los accidentes por intoxicación y aún más aquellos ocurridos en el medio agrícola. Se establecía un estándar que sería una pieza fundamental en la construcción de ignorancia; tal y como, en general, ha ocurrido y sigue ocurriendo en los procesos de estandarización (Elliot, 2015).

      Aquella definición estándar no solo hacía invisible, en los juzgados, los accidentes ocurridos en la fumigación agrícola sino que además vendría a impedir que se diera la recogida de datos sobre dichos sucesos. Por tanto, los datos estadísticos sobre accidentes laborales que se generaron (sin tener en cuenta estos últimos) también contribuyeron a invisibilizar el riesgo. A esto aún deberíamos añadirle que tal y como ya denunciaron autores coetáneos como Jordana de Pozas (1921) la prensa fue instrumental en la infrarrepresentación de los sucesos acontecidos en el medio rural.

      Aquella cultura científica que compartieron los ingenieros agrónomos de la época también pudo tener un papel importante en la invisibilización de los riesgos. La constante preocupación por la eficacia de los métodos de control no tuvo parangón en la evaluación de los riesgos. Así se puede constatar en las numerosas publicaciones dedicadas a estas fumigaciones y otros métodos químicos de control. Y posiblemente este hecho fue fundamental para que continuara la invisibilización del riesgo en la divulgación de este método plaguicida cuando, ya en la década de 1930, tanto la legislación como los medios de comunicación no fueron tan activos en la construcción de ignorancia (se extendía la regulación de los accidentes laborales al medio agrícola y aparecían puntualmente breves noticias sobre accidentes en la fumigación agrícola).

      En la introducción de este libro se hacía referencia a la divulgación científica como una vía para la invisibilización de los riesgos y en el caso de las fumigaciones cianhídricas este punto ha quedado corroborado. Los ingenieros en sus estudios podían hacer más énfasis en la eficacia que en la seguridad de los plaguicidas, pero en la divulgación la cuestión de la seguridad desaparecía completamente. A este punto ya nos referíamos en relación a los documentales pero si, por ejemplo, analizamos la conferencia sobre el arañuelo del olivo impartida por Navarro en la Asociación de Labradores de Zaragoza y publicada en 1913, la ausencia de cualquier referencia a la seguridad todavía resulta más manifiesta (Navarro, 1913). Y teniendo en cuenta que los cambios introducidos por Navarro en la fumigación comportaron el paso a fumigar con horario diurno y a reducir muy considerablemente las dosis utilizadas respecto a aquellas aplicadas en la fumigación de cítricos, parecería que sus aportaciones fueron precisamente beneficiosas para la seguridad del tratamiento. Aun así, la divulgación de estas prácticas excluía sistemáticamente cualquier referencia a los riesgos.

      El episodio aquí presentado muestra la complejidad de los procesos que operan en la visibilización o invisibilización del riesgo por exposición a tóxicos como los plaguicidas. Contrariamente a lo que se ha planteado en tantas ocasiones, la demostración científica de la toxicidad de una sustancia no conlleva necesariamente la inmediata, y ni siquiera la progresiva, regulación de dicha sustancia. El «científicamente probado» cobra un sentido muy diferente en función de cada contexto histórico. Estudios como este deberían hacernos reflexionar sobre la necesidad de una mayor transparencia y horizontalidad en la toma de decisiones sobre la regulación de sustancias tóxicas.

      El caso de las fumigaciones cianhídricas, no ha quedado totalmente obsoleto con la introducción de nuevos métodos más modernos de fumigación. Concretamente en el ámbito de la fumigación sanitaria se reclamaba recientemente su reintroducción al quedar prohibido el tratamiento alternativo con bromuro de metilo en base a su efecto nocivo sobre la capa de ozono (Aulicky et al., 2014). En el ámbito agrícola tampoco ha sido extraño la reintroducción de productos previamente prohibidos o abandonados, tras constatar que los nuevos tratamientos resultaban ineficaces ante plagas que habían desarrollado resistencias o ante los nuevos criterios de seguridad que se imponían. Pero más allá de la relevancia de los debates que pueda generar la aplicación concreta del cianhídrico, en este capítulo hemos tratado de identificar la diversidad de factores que intervienen en la regulación de productos tóxicos. Unos factores que deben tenerse en cuenta si queremos evitar debates maniqueos en los que las élites económicas de nuestras sociedades se sienten muy cómodas a la hora de imponer sus intereses particulares frente a los de sectores invisibilizados (trabajadores agrícolas o, en general, poblaciones rurales) pero también frente al conjunto de los consumidores.

      5. De acceso libre en la url: ttps://www.europeana.eu/portal/ca/record/08625/FILM00068074c_X.html

      6. Nos hemos referido a la «apropiación» del método de fumigación para evitar así aquel concepto de «recepción» que parece denotar un proceso pasivo por el cual una idea o tecnología se implanta en un nuevo territorio sin alterarse. En el caso de las fumigaciones cianhídricas, tal y como ocurre en general en el ámbito de la ciencia y la tecnología, el método en cuestión tuvo que adaptarse a las condiciones y expectativas de la agricultura ibérica en un proceso activo.

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