Jürgen Weineck

Entrenamiento total


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se vaya creando, en el sentido de una especialización creciente (cf. Starischka, 1988, 60). El deportista de elite absoluto mantiene aún en su repertorio ejercicios de preparación general; no obstante, predominan claramente los contenidos de la preparación específica.

      La interacción entre lo general y lo específico es, según Hahn (1982, 64/65), un proceso dinámico en el cual no se puede buscar una relación porcentual estática determinada. La figura 13 intenta ilustrar, con el ejemplo del “cubo del desarrollo en el tenis”, el cambio de los contenidos en el proceso de entrenamiento a largo plazo.

      En el entrenamiento de principiantes, los contenidos de la preparación general se ocupan de consolidar la capacidades elementales de condición física y de coordinación. Como criterio de validez general admitimos que:

      Lo general tiene que anteceder siempre a lo específico.

      Sin embargo, lo general se ha de escoger siempre con vistas a las exigencias específicas de la disciplina de competición. Los contenidos del entrenamiento general, por imprescindibles que sean, contribuyen a mejorar la capacidad de rendimiento específico y se deben elegir, por tanto, sin perder de vista el objetivo específico (cf. Joch, 1992, 72).

       Figura 13. El “cubo del desarrollo en el tenis” (modificado de Schönborn, 1984, 216).

      Grosser y cols. (1986, 41) formulan este principio como “principio de la alteración reguladora”.

      El contenido de este principio tiene que ver con la dependencia y mutua relación entre los entrenamientos físico, técnico, cognitivo-táctico (cf. también pág. 537) y otros factores. Para el proceso de organización del entrenamiento este principio plantea la exigencia más difícil y la menos estudiada científicamente.

      La importancia de la correcta relación entre condición física y coordinación queda clara al observar que ciertos atletas “son incapaces de correr, debido a su gran fuerza (aumento de la fuerza sin el desarrollo correspondiente de la velocidad), en los que la fuerza está sobreestructurada.

      En muchas modalidades en las que se da un equilibrio entre capacidades físicas y coordinativas, como la gimnasia de aparatos o los grandes juegos deportivos, las primeras suelen estar sobrevaloradas y las segundas infravaloradas. La formulación de Grosser y cols. (1986, 43) resulta acertada en este contexto:

      “Cuanto antes se dominen las secuencias coordinativas y técnicas, tanto más económico y específico de la modalidad será el posterior entrenamiento de los componentes físicos, que además suele efectuarse con el movimiento técnicamente correcto. Este planteamiento favorece en todo momento el desarrollo de la condición física y la técnica”.

      Pero no sólo hay que tener en cuenta la relación “condición física-coordinación”. En muchas modalidades deportivas el desarrollo de la capacidad de rendimiento deportivo es problemático si en ellas confluyen varias capacidades físicas, como ocurre, por ejemplo, en el decatlón o en los grandes juegos deportivos.

      La fuerza y la resistencia, o la resistencia y la velocidad, son diametralmente opuestas en sus grados máximos de consolidación. Un nivel demasiado alto en resistencia supone siempre una pérdida en fuerza máxima/fuerza rápida y en velocidad, pues modifica la distribución de los tipos de fibras musculares del individuo (v. pág. 76). Las capacidades excluyentes sólo se desarrollan en relación mutua óptima si se adopta una fórmula de compromiso. Así pues, en la mayoría de las modalidades interesa el desarrollo de una resistencia básica suficiente, y no su consolidación extrema, pues ello redundaría en merma de los otros componentes de la capacidad de rendimiento deportivo complejo.

      El principio de la relación óptima en el desarrollo de los componentes del rendimiento se puede formular de la manera siguiente, siguiendo a Grosser y cols. (1986, 43):

      •Todos los componentes que se intenta modificar (capacidades físicas, coordinativas, volitivas, psíquicas, tácticas, etc.) se condicionan unos a otros.

      •Una modificación física (aumento o pérdida) influye de forma cuantitativa, y a veces también cualitativa, sobre las secuencias motoras y, por lo tanto, sobre la técnica propia de la modalidad. La técnica se debe adaptar en un tiempo determinado a las nuevas condiciones físicas.

      •La anticipación del entrenamiento de condición física suele incidir negativamente sobre el posterior entrenamiento de la técnica. Por ello el trabajo de la técnica tiene que realizarse con anterioridad al trabajo físico o en paralelo a éste (v. también pág. 28).

      •Todos los ejercicios propios de la modalidad (próximos a la técnica) tienen que adecuarse o aproximarse a la estructura básica cinemática y dinámica del ejercicio de competición, teniendo en cuenta las particularidades bioquímicas-funcionales, anatomo-morfológicas y fisiológicas.

      4 Planificación, organización y evaluación del proceso de entrenamiento

      Para optimizar el proceso de entrenamiento no basta con respetar los principios del entrenamiento; necesitamos además una planificación a largo plazo, una configuración detallada y una evaluación exhaustiva del entrenamiento.

      Starischka (1988, 7) define de la siguiente forma la noción de planificación del entrenamiento y la orientación de los contenidos:

      “La planificación del entrenamiento es un procedimiento destinado a conseguir un objetivo de entrenamiento, que tiene en cuenta el estado de rendimiento individual y se inscribe en un proceso de entrenamiento a largo plazo, previsor, sistemático y orientado en función de las experiencias prácticas del entrenamiento y de los avances en la ciencia del deporte.”

      Las características más importantes de la planificación del entrenamiento son su adaptación continua, su organización en fases temporales y la periodización de la carga deportiva.

      Los planes de entrenamiento son una directriz de entrenamiento vinculante elaborada para organizar el entrenamiento de uno o varios deportistas, o bien de un equipo definido, durante un período de tiempo establecido.

      Como muestra la figura 14, cabe distinguir varios tipos de planes de entrenamiento en función del grupo humano al que vayan destinados y del período de tiempo.

      La elaboración de los diferentes planes de entrenamiento da como resultado una concepción del entrenamiento o bien un plan marco, de grupo, individual, plurianual, anual, de macrociclos o de sesiones de entrenamiento (cf. Thiess/Schnabel/Baumann, 1980, 237; Starischka 1988, 11).

      Concepción del entrenamiento

      La concepción del entrenamiento es una orientación básica para la dirección, planificación y configuración del entrenamiento, y sus contenidos son planteamientos claros y concretos de los objetivos y de las tareas, así como vías de solución que se han de adoptar para convertir en realidad los objetivos y las tareas.

      Plan marco del entrenamiento

      Por plan marco del entrenamiento entendemos las directrices de tipo general, basadas en la concepción del entrenamiento de una especialidad determinada y destinadas a configurar el proceso de entrenamiento para grupos de deportistas definidos (cf. Starischka, 1988, 12). Estas directrices incluyen las tareas esenciales de un año de entrenamiento