Juan Manuel Alfano

Fútbol


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en un partido de fútbol en un intento por relacionar dicho esfuerzo con el proceso metabólico que lo hace posible. En general se considera que se anda o se realiza una marcha lenta el 50-70% del tiempo, mientras que se realiza un trabajo submáximo o máximo el 20% y el 10% restante, respectivamente.

      El fútbol se considera un deporte intermitente por cuanto que constituye una alternancia de esfuerzos y acciones de duración e intensidad variables. Las secuencias de juego que se suceden más a menudo en un encuentro tienen una duración de 0 a 30 segundos en el 73% de los casos (siendo el 33% de ellas menores de 15 segundos). Si a esto se añade que los tiempos de reposo se encuentran en su mayoría por debajo de los 40 segundos (el 93% de los casos es inferior o igual a 30 segundos y el 32% de ellos es inferior a 15 segundos), parece razonable apuntar el carácter altamente intermitente del fútbol. Cada partido implica entre 1.000 y 1.200 acciones que incorporan cambios rápidos y frecuentes de velocidad y de dirección, así como la ejecución de gestos técnicos del juego.

      Uno de los primeros en analizar de manera sistemática el juego del fútbol ha sido Walter Winterbottom. Este comisario técnico de la selección inglesa y director de la escuela de entrenadores en el período de 1946 a 1962 estudió a los futbolistas profesionales durante los encuentros, trazando su trabajo sobre una planilla a escala del campo de juego, y mediante este sistema estimó que un jugador cubría una distancia media aproximada de 3.361 m por partido (Winterbottom, 1952). Esa distancia estimada se dividía entre caminar, carrera a baja intensidad y carrera a velocidad sostenida, obteniendo 2.347 m entre las dos primeras categorías y 1.015 m en la tercera.

      Wade (1962) anotó una distancia que comprendía un intervalo de 2.000 a 5.500 m aproximadamente, también subdivididos en tres categorías similares.

      Otros trabajos científicos iniciales que estudiaron la distancia media recorrida por un jugador en un partido de competición fueron los realizados por Saltin (1973), quien analizó el filmado efectuado durante 3 minutos de cada tiempo de juego a cada jugador, extrapolando luego la distancia cubierta por los jugadores en un encuentro. La distancia estimada fue 12 km entre marcha, carrera a ritmo medio y carrera a máxima velocidad, 3.240, 5.880 y 2.880 m, respectivamente. Las tres modalidades de desplazamiento consideradas por Saltin y los autores anteriores no nos proporcionan valores en referencia a la velocidad de los desplazamientos. Por este motivo estos estudios, aunque desde un punto de vista histórico constituyen indudablemente un primer e importante acercamiento científico al problema, carecen de precisión sobre el tipo de esfuerzo sostenido por el jugador.

      Whitehead (1975) estimó la distancia cubierta observando períodos de 10 minutos de partido por tiempo de juego, registrando las acciones desarrolladas por los jugadores. Calculó para los laterales y centrocampistas de la primera división inglesa una distancia media de 11,7 km.

      Por los mismos años, Reilly y Thomas, basándose en registros y comentarios grabados y filmados de partidos, pero ya intentando dividir las diferentes distancias en función de las distintas posiciones de los jugadores, estimaron que la distancia media recorrida por 40 jugadores era 8,7 km.

      Ekblom (1986) estudió cuatro equipos de la liga sueca durante 6 partidos cada uno, anotando las acciones de un jugador, a cada segundo y a cada minuto, con una técnica de registro manual, encontrando un recorrido medio aproximado de 10 km. Podríamos encontrar muchas otras investigaciones, alemanas, japonesas, belgas, etc., registrando infinidad de estadísticas, pero tal disparidad puede explicarse por el hecho de que estos primeros estudios se hicieron con una tecnología rudimentaria, por lo que cabe afirmar que los datos de los estudios efectuados no son muy fiables. Si examinamos los resultados de los estudios efectuados entre 1985 y 1995, observaremos fácilmente que hay una mayor homogeneidad en los registros.

      La fiabilidad y objetividad de los métodos utilizados para registrar información estarán determinadas por la evolución de la tecnología. En ocasiones lo que se puede y no se puede medir va a depender del desarrollo tecnológico. La evolución de la alta tecnología hace que los sistemas de registro se encuentren en continuo desarrollo, lo que provoca que las mediciones sean cada vez más científicas y fiables. En esta evolución se ha pasado de las técnicas manuales en planillas, gráficos, grabaciones o vídeos a veces subjetivos y poco fiables a los métodos digitales más modernos que ofrecen objetividad y precisión.

      De entre los sistemas más modernos y fiables para analizar la competición destaca el sistema Amisco, capaz de analizar y reconstruir el juego en tres dimensiones. Este sistema se basa en el seguimiento de los jugadores sobre el terreno de juego mediante cámaras de vídeo dispuestas en el campo. En el apartado “Análisis físico de la competición con el sistema Amisco” se realiza un análisis de la competición mediante este sistema. Actualmente, la utilización del sistema Amisco nos permite medir con un alto grado de fiabilidad la actividad (física y táctica) que desarrollan todos los jugadores que participan en un partido de fútbol. Con él pudimos observar los resultados de la competición de varios equipos seguidos, y dos en especial en la 1a división española en las temporadas 2005-2006 y 2006-2007, y otros dos equipos de la Serie A italiana en las dos temporadas precedentes. En este análisis se han evaluado las siguientes variables:

      1.Distancia total (metros recorridos).

      2.Baja intensidad; todos los desplazamientos realizados de 0 a 11km/h.

      3.Umbral aeróbico; todos los desplazamientos comprendidos entre 11 y 13 km/h.

      4.Umbral anaeróbico o carrera en alargue; son los desplazamientos realizados entre 13 y 17 km/h aproximadamente, pues el futbolista presenta un umbral anaeróbico entre 13 y 15,5 km/h.

      5.Velocidad aeróbica máxima (VAM) o carrera rápida; todos los desplazamientos realizados entre 17 y 21 km/h, pues el futbolista registra una VAM media de 18 km/h.

      6.Esprín o carrera de velocidad; todos los desplazamientos realizados entre 21 y 24 km/h.

      7.Velocidad máxima; todos los desplazamientos a más de 24 km/h.

      8.Frecuencia con que se repiten esos esfuerzos o carreras del jugador en cada uno de los 7 parámetros que clasificamos según el intervalo de velocidades predeterminadas.

      9.Distancia parcial (metros recorridos) a cada velocidad predeterminada.

      10.Porcentaje de la VAM a la cual se desarrolla cada uno de los 7 desplazamientos.

      11.Longitud media de los desplazamientos.

      Analizando a un mismo jugador en varios partidos se observa que puede haber diferencias de hasta 1 km en la distancia total recorrida o diferencias entre la cantidad de cada uno de los esfuerzos dependiendo del partido. Todo ello indica que no sólo existen diferencias entre los sujetos, sino que un mismo jugador puede tener valores diferentes en cada partido.

      Una vez analizados los datos físicos, se pueden apreciar diferencias por puestos y entre la propia capacidad individual de trabajo de los futbolistas que entrenamos. Estas variaciones entre un encuentro y otro muestran que los jugadores no siempre realizan el mismo despliegue, porque no siempre utilizan completamente su potencialidad física en cada partido debido a una gran cantidad de variables imposibles de controlar. Por tanto, con el objetivo de obtener una media significativa los jugadores, fueron observados en aproximadamente 40 partidos cada uno. También creo conveniente señalar que las diferencias recogidas para cada jugador en su propia evaluación de un encuentro son reducidas. Creo que la mayor distancia recorrida de los centrocampistas se debe probablemente a un nivel de condición física superior de estos jugadores y a las exigencias tácticas del puesto, y que ciertas tendencias de rendimiento se deben claramente a una posibilidad de prestación física superior de cada jugador. Por último, creo necesario mencionar que, de todas las variables que influyen en la actividad de un jugador, las que más afectan son el puesto que éste desempeña dentro del campo de juego y la función táctica (defensa de banda, defensa central, medio centro, media punta, interior, delantero) que le toca desempeñar, e incidirán en su actividad al final del partido. Hay