libros no disminuiría; al contrario, se multiplicaría porque los dispositivos generan una gran facilidad para comprar y re-comprar, y quizá hasta se podría decir que nunca antes el público (incluso el joven) ha leído más.
¿Perjudicados? Las fábricas de papel, las librerías físicas sin tiendas virtuales, los distribuidores de libros físicos… ¿Beneficiados? La industria electrónica peleando en el negocio del libro, los autores con contratos de edición digital, las editoriales con ramas digitales, las librerías virtuales… ¡Los lectores adaptados a los e-readers!
II. Autocentrismo
Cuando se pone a los autores en el centro de la reflexión son muchos los que también comienzan “pensar” en tiempo futuro. Algunos avecinan la “Era de Oro de la Autoedición Digital”.
Entonces, vuelvo a plantear el mismo ejercicio: pensar a los autores y su relación con el libro digital en tiempo presente.
Ya se pueden anotar por decenas a los “autores jóvenes o desconocidos” que han lanzado sus novelas en Internet y se han colado en los primeros puestos de las listas digitales de libros más vendidos.
También se multiplican las iniciativas como la de Sigueleyendo7 , que edita libros digitales y asegura compartir sus beneficios al 50% con sus autores.
Para los autores clásicos nada parece haber cambiado (en su relación con los lectores, no en la entraña de sus acuerdos con las casas editoras). Finalizan sus novelas, esas novelas se publican y llegan a los lectores ahora en más formatos: disponibles para leer en libro papel o en formato digital.
Stephen King es un buen referente para iluminar este punto. En 2000, el escritor lanzó la novela corta Riding the Bullet al mercado masivo a través de Internet y a un precio de 2,5 dólares. El título se convirtió en el primer e-book best seller y logró unas 400 mil descargas legales en las primeras 24 h de su exposición a la red (doce años atrás los tiempos de descarga de un archivo como este podían representar lo mismo, un día entero).
Dos años después, la obra se incluyó en la colección Everything’s Eventual y, dos años más tarde, se adaptó al cine.
Se trató de una primera experiencia, pero marcó un precedente: los lectores fanáticos seguirían a sus autores en la forma en la que estos editaran sus obras. No es extraño que esta primera experiencia tuviera que ver con la ciencia ficción.
Los autores consagrados que no temen a las nuevas herramientas sociales consiguen lo impensado: un trato directo con el lector sin intermediarios y con excelentes resultados. Desde Twitter, escritores como Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) comparten su intimidad, recomiendan sus gustos y, lo más importante para su oficio, acercan adelantos de sus escritos en curso. A febrero de 2012 unas 350 personas leen lo que el español escribe en 140 caracteres.
Otros autores, de distintos géneros, nacionalidades y éxito, se embarcan en similar ejercicio: Alejandro Jodorowsky (@alejodorowsky , casi 400 mil seguidores), Paulo Coelho (@paulocoelho , más de tres millones), Anne Rice (@AnneRiceAuthor , 36 mil), Joe Hill (@joe_hill , 138 mil), Neil Gaiman (@neilhimself , 1 millón 700 mil) o Daniel Balmaceda (@d_balmaceda , casi 28 mil)8 .
¿Y si adelantaran un nuevo capítulo en la red? ¿Y si anunciaran que su nuevo libro está disponible desde el segundo en que hizo send a su tweet? ¿Y si compartieran el link de la tienda virtual en la que comprar su libro recién salido a la venta? ¿Y si pidieran opiniones sobre el nombre de un personaje o el título de una obra o la forma de concluir un capítulo? ¿Y si escribieran: “Firma de ejemplares en dos horas en la librería del centro”?
Es un buen tiempo, el presente, para medir resultados de venta a partir del trabajo de promoción del propio autor… porque el presente es un buen tiempo para los autores.
III. A modo de cierre (de un tema que no está cerrado)
Es difícil encontrar la punta del hilo que desarme la madeja de conversaciones en torno al libro de hoy. Cada hilo puede llevar a distintos replanteos, todos interesantes: el negocio del libro, el hábito de la lectura, la distribución, los autores, la perdurabilidad de la palabra escrita, el almacenamiento, las bibliotecas, la forma de compartir lecturas, el surgimiento de nuevos autores, la figura del editor en tiempos digitales, la velocidad de la reproducción, la piratería, los precios, el negocio del libro usado, los coleccionistas, las tiendas virtuales, el acceso a la cultura, la dependencia de Internet, los dispositivos, las alianzas… hay mucho para pensar, en tiempo presente.
Sin embargo, la experiencia de leer y escribir no es radicalmente diferente al pasado y, quizá, tampoco al futuro. Si Ítalo Calvino escribiera hoy el prólogo de su libro Si una noche de invierno un viajero (de 1979) solamente haría pequeños retoques a su deliciosa descripción de la voracidad del lector al enfrentarse a la oferta de libros. Serían pequeños cambios relacionados a “caminar por una librería” frente a “bucear con tus dedos en una tienda virtual” o a “acomodar tus libros en una estantería” frente a “ordenarlos o descargarlos en tu dispositivo favorito”.
“(…) Ya en el escaparate de la librería localizaste la portada del título que buscabas. Siguiendo esa huella visual te abriste paso en la tienda a través de la tupida barrera de Los Libros que No has Leído que te miraban ceñudos desde mostradores y estanterías tratando de intimidarte. Pero tú sabes que no debes dejarte acoquinar, que entre ellos se despliegan hectáreas y hectáreas de los Libros Que Puedes Prescindir de Leer, de los Libros Hechos Para Otros Usos Que La Lectura, de los Libros Ya leídos Sin Necesidad Siquiera de Abrirlos Pues Pertenecen A La Categoría De Lo Ya Leído Antes Aun de haber Sido Escrito. Y así superas el primer cinturón de baluartes y te caen encima la infantería de los Libros Que Si Tuvieras Más Vidas Que Vivir Ciertamente Los Leerías También de Buen Grado Pero Por Desgracias Los Días Que Tienes Que Vivir Son Los Que Son. Con rápido movimiento saltas sobre ellos y caes entre las falanges de los Libros Que Tienes Intención de Ídem Cuando Los Reediten En Bolsillo, de los Libros Que Podrías Pedirle A Alguien Que te Preste, de los Libros Que Todos Han Leído, Conque Es Casi Como Si Los Hubieras Leído También Tú. Eludiendo estos asaltos, llegas bajo las torres del Fortín, donde ofrecen resistencia.
los Libros Que Hace Mucho Tiempo Tienes Programado Leer,
los Libros Que Buscabas Desde Hace Años Sin Encontrarlos,
los Libros Que Se Refieren A Algo Que Te Interesa En Este Momento,
los Libros Que Quieres Tener Al Alcance De La Mano Por Si Acaso,
los Libros que Podrías Apartar Para Leer A Lo Mejor Este Verano,
los Libros Que Te Faltan Para Colocarlos Junto A Otros Libros En Tu Estantería.
Los Libros Que Te Inspiran Una Curiosidad Repentina, Frenética y No Claramente Justificable (…)”.
Bibliografía
Uzane, Octave (2010). El fin de los libros. Madrid: Gadir.
Neri, Carlos y Fernández Zalazar, Diana (2008). Telarañas del conocimiento. Buenos Aires: Libros & Bytes.
Del Santo, Oscar (2011). Reputación online para tod@s. España, e-book bajo licencia Creative Commons 3.0.
Del Santo, Oscar y Álvarez, Daniel (2012). Marketing de atracción 2.0. España, e-book bajo licencia Creative Commons 3.0.
Danaher, B, Waldfogel, J (2012). Reel Piracy: The Effect Of Online Film Piracy On International Box Office Sales. Wellesley: Wellesley College, University of Minnesota, NBER.
Comscore (2011). It’s a Social World: Top 10 Need-to-Knows About Social networking and Where It’s Headed. Recuperado de https://es.slideshare.net/ykhramov/top-10-needtoknows
2. Publicado en el libro Leer, escribir y compartir: más allá de los temores de las industrias culturales. Carlos Neri (Comp.). Buenos Aires, Biblos, 2012.
3. En enero de 2020 el sitio The Bookseller reportó que la venta de e-books