la fuente de energía depende, como ya sabemos, de la duración del esfuerzo; la figura 6 ilustra esta interrelación.
Figura 6: Relación entre energía y estructura.
4) La amplitud
La fuerza producida por el músculo depende del alargamiento de éste. Ello se debe tener en cuenta para explicar el fenómeno muscular, y por este motivo introducimos este parámetro en un eje vertical.
5) Niveles de análisis
Se trata de introducir la coordinación. Si consideramos un músculo, podemos situarnos a nivel intramuscular o a nivel intermuscular.
Ejemplos:
— El nivel más pequeño parece ser el sarcómero. Sabemos que el funcionamiento de la sarcómera depende de la coordinación de los puentes de actina-miosina.
— Igualmente, el buen funcionamiento del músculo depende de la sincronización de las unidades motrices, y por lo tanto también de su coordinación.
Figura 7: Esquema general de las cualidades físicas.
— Y finalmente, un movimiento requiere siempre la participación de diversos músculos que se deben coordinar.
Por lo tanto, la coordinación está en la base del funcionamiento muscular.
No es concebible oponer la fuerza y la coordinación, puesto que la coordinación solamente es la descripción del funcionamiento de la estructura (fig. 7).
CONCLUSIÓN
Considerado desde este punto de vista, nos damos cuenta del lugar central que ocupa la fuerza. A continuación estudiaremos cómo se expresa esta cualidad en el curso de la acción pliométrica.
Dos referencias fundamentales
Para comprender cómo se puede obtener una eficacia muscular máxima, nos basaremos en las dos curvas fundamentales del funcionamiento muscular de Lieber (2002) (figs. 8 y 9).
Figura 8: Curva fuerza-velocidad (de Lieber 2002).
1) La curva “fuerza-velocidad”
Es una de las referencias más importantes de la fisiología de la fuerza. A nivel de la fibra, si miramos la producción de fuerza en función de la velocidad, podremos constatar que la fuerza disminuye con la velocidad. Cuanto más rápido es el movimiento, más dificultades tiene la fibra para producir una fuerza importante. Lieber (2002) explica la disminución de la fuerza en función de la velocidad por el principio de la creación del número de puentes de actina-miosina. La fuerza depende esencialmente del número de puentes. Se requiere cierto tiempo para crear los puentes; cuando la velocidad es importante, el número de puentes creados es inferior. Según Lieber, esta explicación es una de las justificaciones fundamentales para la utilización de la fuerza máximal en el entrenamiento. Si solamente se trabaja a velocidad rápida, no se desarrolla la aptitud del músculo para crear muchos puentes. Lieber destaca incluso que, por la misma razón, es importante trabajar la fuerza máxima en reeducación. El trabajo rápido solo no puede ofrecernos esta posibilidad.
Figura 9: Curva fuerza-velocidad y aumento del número de puentes actinamiosina.
Aplicación al entrenamiento
Primer nivel
Si utilizamos esta curva para el entrenamiento, corremos el riesgo de perder lo esencial si afirmamos que las actividades deportivas se dividen en 3 categorías que se corresponden con las tres zonas de la curva (fig. 10): 1) disciplinas de fuerza, 2) disciplinas de potencia y 3) disciplinas de velocidad.
Figura 10: Análisis superficial de la curva de velocidad, 1) disciplinas de fuerza, 2) disciplinas de potencia y 3) disciplinas de velocidad.
Segundo nivel
De hecho, el análisis precedente es falso, puesto que la mayoría de deportes solicitan la parte “excéntrica” de la curva. La zona de las velocidades de acortamiento no es frecuentemente otra cosa que la consecuencia de la solicitación de alargamiento. Si tenemos en cuenta que la mayoría de disciplinas estan basadas en el ciclo estiramiento-acortamiento, construir una clasificación de los deportes basándose en la contracción concéntrica no tiene sentido.
Figura 11: Curva completa de fuerza-velocidad con la parte “negativa” (de Lieber 2002).
En la figura 11 se puede ver que en las velocidades negativas (es decir, cuando el músculo se elonga), la fuerza puede alcanzar el 150% de la tensión máxima isométrica. Evidentemente, es en esta zona donde se producirá la solicitación de los músculos en las acciones pliométricas.
2) La curva “fuerza-longitud” de la sarcómera:
Gordon et al. (1966) nos dieron a conocer la evolución de la fuerza producida por una sarcómera en función de su longitud. Si los filamentos se cavalcan demasiado (la sarcómera ve entonces reducida su longitud), la fuerza producida en condiciones isométricas es débil. Nos encontramos entonces en la fase “ascendente” de la curva (fig. 12).
Figura 12: Curva fuerza-longitud de la sarcómera (Lieber 2002).
Cuando los filamentos de actina y de miosina se aproximan a la posición intermedia, el número de puentes es máximo y se alcanza el punto máximo de la curva de fuerza con una meseta. Si alargamos la sarcómera, la zona de contacto entre los filamentos disminuye y la fuerza sigue, pasando entonces a la parte “descendente” de la curva. Para alcanzar una buena eficiencia muscular, es necesario que el funcionamiento muscular durante el transcurso de la acción pliométrica se sitúe en lo alto de la curva, hecho que demuestran Fukanaga et al. (2002) en la figura 13.
Figura 13: Zona en la que los ejercicios de salto se sitúan sobre la curva de fuerza-longitud de la sarcómera (Fukunaga et al. 2002).
3) Síntesis de las dos curvas
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