Teresa Torralva

Rehabilitación cognitiva. Casos clínicos


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su conocimiento acerca de las funciones cognitivas y su relación, así como las técnicas de rehabilitación de estas. Las terapias basadas en las artes aportarán un camino alternativo para acceder a dicho entrenamiento y funcionalidad a través de la música y otras artes, y la psicoterapia sumará a la mesa de trabajo su conocimiento acerca de los vericuetos de la mente, de la detección y el trabajo con pensamientos disfuncionales y con el mundo emocional. La kinesiología tratará los desórdenes motores de los pacientes, muchas veces fundamentales para ellos y sus familiares, y tanto la neurología como la psiquiatría (o la neuropsiquiatría, claro) sumarán la mirada médica fundamental para coordinar y sentar las bases de todo lo antes mencionado, además de aportar el control de los esquemas farmacológicos que provean de un marco óptimo para encarar el proceso de rehabilitación.

      Además de la multiplicidad de disciplinas, existe también multiplicidad de intervenciones: la aplicación de técnicas de rehabilitación específicas de cada área, las adaptaciones del ambiente a fin de generar entornos óptimos para la funcionalidad, junto con estrategias compensatorias y la psicoeducación del paciente y su familia en las cuestiones relevantes de cada área de saber.

      Pero para que este enfoque sea holístico hace falta bastante más que la interdisciplinariedad y la multiplicidad de niveles de intervención. Hace falta que todos estos saberes se pongan a disposición del individuo único, de la familia única, teniendo en cuenta no solo aspectos cognitivos o motores, sino también funcionales, conductuales, emocionales y sociales de esta persona y de esta familia en particular. Hace falta trabajar en la toma de conciencia de la dificultad para hacer al paciente y a su entorno parte fundamental del proceso de rehabilitación, porque la mejora no se busca en un consultorio, sino que es en la vida real donde se persigue el objetivo de lograr la más alta funcionalidad. Así, el enfoque holístico implica la toma de conciencia del paciente y su familia acerca de la situación, la generación de habilidades autorregulatorias que colaboren en la adaptación del paciente de forma independiente a su entorno y el aumento de los sentimientos de bienestar físico, psíquico y social.

      Para que todo esto suceda, es necesario que la rehabilitación sea vista como un proceso. Un proceso que requiere de una evaluación detallada de todas las áreas, con el objetivo de identificar fortalezas y debilidades que permitirán, a su vez, identificar objetivos de la rehabilitación, pero también funciones o procesos en los que hacer pie. Esta evaluación es diferente de la evaluación que se realiza en la obtención de un diagnóstico: es una evaluación que ya tiene en su médula el proceso de rehabilitación y se lleva a cabo con el fin de comenzar el proceso de identificación y ordenamiento de objetivos, para identificar intereses y dinámicas, proponer estrategias y comenzar a delinear las formas de medición del éxito de la intervención. Así, tras una evaluación detallada, todas las áreas pondrán en común sus hallazgos para detectar los objetivos de la rehabilitación. Estos deben ser consensuados con el paciente y su familia, involucrar procesos relevantes para su calidad de vida y su bienestar, y tienen que ser alcanzables y medibles.

      Una vez identificados los objetivos del equipo de rehabilitación, deberán seleccionarse las estrategias e intervenciones a utilizar. ¿Utilizaremos un enfoque restaurativo o compensatorio? ¿O quizás una mezcla de ambos? ¿Cuál será la estrategia por utilizar con el paciente y cuál con su entorno familiar? ¿Cómo lograremos la generalización de los logros obtenidos con esta estrategia fuera del ámbito terapéutico? ¿Cómo haremos para que la utilización de esta estrategia se sostenga en el tiempo? Determinar qué técnicas de reentrenamiento vamos a utilizar, qué modificaciones ambientales son necesarias, qué estrategias compensatorias pueden ser de utilidad, y cómo vamos a hacer parte de todo ello al paciente y su familia, es una parte fundamental de todo proceso de rehabilitación.

      Por último, deberá seleccionarse la forma en que se va a medir el impacto que la rehabilitación haya tenido en el objetivo a trabajar. Deberá seleccionarse la forma en que el equipo determinará el grado de eficacia que ha tenido el trabajo con ese objetivo particular, para reforzar o corregir el rumbo cuando así haga falta.

      Acerca de este libro

      Tras esta breve introducción a la rehabilitación cognitiva, el enfoque holístico y las etapas de este proceso, es hora de adentrarnos en la obra que nos convoca. Esta viene a complementar nuestro libro Rehabilitación cognitiva. De la teoría a la práctica profesional, en el cual expusimos las bases teórico-prácticas de la rehabilitación de las diferentes funciones cognitivas. En esta ocasión quisimos dar un paso más. Quisimos traerle al lector casos reales de aplicación de las técnicas de rehabilitación cognitiva, con el fin de abordar este campo de conocimiento de una forma más práctica.

      Así, diferentes profesionales de la salud exponen en este volumen casos concretos de rehabilitación de las diferentes funciones cognitivas, como también de distintos tipos de patologías. De esta manera, se presentarán inicialmente casos en los que el eje de la rehabilitación haya sido puesto en el trabajo con una función, como por ejemplo la rehabilitación de la atención, la memoria, las funciones ejecutivas, la cognición social, las praxias y habilidades visuoperceptuales y el lenguaje.

      Tras ellos, se describirán casos en función de las diferentes patologías: no es lo mismo la rehabilitación de un paciente con un traumatismo de cráneo que el trabajo con una persona que sufre de una enfermedad neurodegenerativa. En esta segunda parte se expondrán casos de rehabilitación de algunas de las enfermedades con afectación cognitiva más prevalentes: empezamos por el traumatismo de cráneo, seguimos por la epilepsia, el accidente cerebrovascular, la enfermedad de Alzheimer, otras demencias, la esclerosis múltiple, la encefalitis, la esquizofrenia y el déficit de atención. Cada una tiene sus particularidades y es en la descripción del caso donde estas se dejan entrever.

      Finalmente, llegamos a la última parte de este libro: la rehabilitación por proyectos. En este enfoque original y novedoso se muestra el trabajo interdisciplinario del grupo de trabajo, el paciente y su entorno coronando el enfoque holístico. Así, se propone una rehabilitación basada en el logro de hitos puntuales en la vida del individuo y de su entorno, a medida que se trabajan paralelamente habilidades y estrategias, enfocadas en fomentar primordialmente el bienestar y la identidad de las personas. El paciente no solo se está rehabilitando, no solo está aprendiendo, está haciendo mucho más: está continuando con su vida, está logrando los objetivos vitales que pretende, pero lo hace al mismo tiempo que se rehabilita y aprende.

      En este libro intentamos, con nuestro equipo de trabajo, llevar la exposición del proceso de rehabilitación cognitiva un paso más allá. Que el lector conozca qué es lo que sucede en nuestros consultorios, en las casas de nuestros pacientes, en sus dinámicas familiares. Que conozca el esfuerzo de pacientes, familias y profesionales, pero también la gratificación que trae un objetivo logrado. La rehabilitación cognitiva no puede contarse independientemente de sus agentes y su contexto. Esperamos que lo disfruten.

Primera parte

      Capítulo 1

      Atención

      Clara María Pinasco

      Introducción

      La atención es una función compleja que participa en la obtención y el mantenimiento de los estados de alerta, la orientación hacia estímulos, la selección de estímulos y eventos, y la regulación y dirección del pensamiento (Petersen y Posner, 2012; Rueda y cols., 2005). William James (1890) la definió de la siguiente forma: “Todo el mundo sabe lo que es la atención. Es la toma de posesión por la mente, de un modo claro y vívido, de uno entre varios objetos o cadenas de pensamiento simultáneamente posibles”. Esto quiere decir que yo puedo decidir observar algún objeto en particular, detenerme sobre un sonido (un ladrido quizás, el ruido de un electrodoméstico), cerrar los ojos y enfocarme en la sensación de mis pies en contacto con el piso o en un pensamiento en particular. Por ese período de tiempo, mediante mi voluntad, yo elegí centrar mi atención sobre un objeto, sensación, pensamiento o ruido que hace unos minutos no estaba en mi conciencia. En otras ocasiones, un ruido (una bocina por ejemplo), un objeto (un almohadón con el que juega mi hija)