Iván Durán

El Ego


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separado.

      La única manera de diluir los tapones compuestos de ego, de mente alegórica y de emoción pasional, es identificarlos y hacerlos conscientes con energía espiritual, la cual posee un fuerte poder lumínico que disolverá toda su estructura energética centrípeta. ¿Y cómo se activa la energía espiritual? Hagamos cuenta que la humanidad, debido a su conciencia dormida, vive sumergida en una piscina con agua turbia, en donde nadie puede ver claramente, pero al igual que un submarino utiliza un periscopio para poder ver fuera del agua, las personas pueden utilizar la meditación para trascender su psiquismo egótico caído y así poder conectarse con la visión cósmica. Dicho de otro modo, a través de la meditación se puede ir espiritualizando la materia a pesar de estar atrapado en ella. El que persevera con la meditación irá progresivamente evolucionando la intuición, la cual se irá conectando, directamente, con los niveles espirituales.

      Lo que se debe entender bien es que para liberarse de la fuerza adormecedora de los tapones de la Conciencia Tridimensional hay que alimentar permanentemente con energía espiritual consciente la mente caída; para eso la actitud de ésta debe consistir en estar siempre despierta, alerta, autoconsciente y autoobservándose.

      Por esto, los que quieran liberar su mente de estas energías gravitatorias deberán saber que la batalla es dura y que se requiere sobreesfuerzo y perseverancia. Hasta ahora la humanidad no ha podido descomprimir y desegotizar la mente, ya que no sabe utilizar la energía espiritual autoconsciente con la cual el ego pierde toda su capacidad de centripetar al psiquismo.

      ¿Cómo una persona puede detectar que es víctima de la Conciencia Tridimensional?

      Esta inteligencia ha hecho que en miles de años las personas sean sus esclavas y que todavía no puedan desenmascararla. Cuando una persona no es capaz de discernir que el argumento banal y superficial de esta vida es ilusorio, entonces es víctima de la Conciencia Tridimensional; eso sucede porque el ego es atraído por los planos bajos en los cuales no hay ningún interés por el aspecto espiritual de la vida, sólo importan las pasiones, la vanidad, el egocentrismo y todo lo relacionado con los centros más instintivos (la supervivencia).

      La Conciencia Tridimensional a través de sus egos encapsula a la mente, robándole su identidad y así dejándola identificada con el mundo material, por eso es un error el que comete la gente cuando trata de solucionar sus problemas existenciales desde esta caída tridimensión; el ego no es sabio, por lo tanto nunca podrá conducir a la persona por el camino ascendente.

      En la vida cotidiana, ¿cómo intenta la Conciencia Tridimensional egótica mantener a la mente caída?

      La insaciabilidad de los egos consume casi toda la energía psíquica del ser humano dejándolo sin fuerza espiritual, aletargado y sin autoconsciencia; a raíz de esto la Conciencia Tridimensional fácilmente seduce y tienta a la mente, haciéndola bajar, dejándola magnetizada y embobada con el mundo de los sentidos hasta que finalmente la psiquis de la persona se olvida de su memoria espiritual. Al quedar sin conciencia de sí mismo, el sujeto pierde el discernimiento y permanece engañado y convencido de que este plano tridimensional material es real. En consecuencia, toda persona que se crea un individuo separado es víctima de la Conciencia Tridimensional que lo divide en “yo y el mundo”, convirtiéndolo en un ego desconectado de lo uno que tenderá siempre a bajar la mente a los planos de la aparente separación de la materia.

      Ni los ritos, ni los mitos, ni las creencias, ni los dogmas, ni el intelecto, ni la filosofía, ni las supersticiones, han podido quitarle la fuerza constrictora a la Conciencia Tridimensional, que es la que tiene encarcelado al espíritu; sólo la meditación Contacto Directo es capaz de liberar a la mente, ya que ella no deja actuar a las fuerzas centrípetas o ego. Sepa también que la intervención permanente con energía espiritual consciente (autoobservación) al psiquismo tridimensional tiene el poder de descomprimirlo (despertarlo).

      La razón del trabajo evolutivo de una persona es hacer que desaparezcan los tapones creados por la Conciencia Tridimensional, produciéndose la fusión en donde la persona se da cuenta que ella no es un ego, sino que es parte de lo uno o unidad. En síntesis, para rescatar la mente de la trampa sugestiva del ego hay que desegotizarla, desalegorizarla y desmagnetizarla.

      La Conciencia Tridimensional es el cerebro del ego, juntos han invadido de fuerzas centrípetas al psiquismo, haciéndolo caer en la no conciencia de sí mismo. El exagerado afán de protagonismo del ego ha hecho que la mente vibre groseramente, adoptando como su hábitat “normal” al plano bajo del instinto (inconsciencia), y la consecuencia de esto es que vemos a los humanos creyendo que la razón de sus existencias son el egocentrismo, el comer, el sexo y el sentir pasionalmente.

      En definitiva, la batalla la está ganando el ego que con su gran fuerza centrípeta y necesidad de autorreferencia ha bloqueado la subida de la energía al espíritu (la necesidad de autorreferencia se expresa como una ansiedad de querer participar, de querer ser escuchado, admirado, aplaudido y reconocido).

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      Al ir adentrándonos en el mundo del psiquismo, nos vamos dando cuenta que en la dimensión en que vivimos existe esta invisible energía inteligente y su propósito es adormecer y sugestionar al ser humano, subyugándolo y manteniéndolo en un estado bajo de conciencia, sin discernimiento y atrapado en un espeso plano de energías egocéntricas que le nublan la visión. El escaso nivel de alerta que tiene la mente humana provoca que la Conciencia Tridimensional penetre sin resistencia, obnubilándola, tergiversándola y egotizándola.

      A través de la historia de la humanidad, los pueblos han sido víctimas permanentes de la Conciencia Tridimensional, registrándose sólo leves sospechas de su existencia; su extraordinaria capacidad de camuflarse en el psiquismo la hace invisible para el dormido ojo humano, algunas culturas la han definido alegóricamente, mezclándola con creencias fenoménicas, mágicas, religiosas y supersticiosas. En general, la mitología popular la define como una fuerza sugestiva, negativa y malévola capaz de seducir al ser humano, tentándolo a bajar a los caídos mundos instintivos, quitándole el discernimiento, haciéndolo cometer actos egoístas, crueles, injustos y sin amor.

      Esta conciencia tiene como vehículo al ego, de esta manera se ha podido infiltrar e instalar dentro de la propia identidad de las personas, produciéndose una mimesis muy difícil de detectar; sólo una conciencia despierta con buena autoobservación puede llegar a reconocerla, desenmascararla y a trascenderla.

      Aunque le cueste creerlo, la humanidad entera está dormida e hipnotizada por la Conciencia Tridimensional. Sepa que desde el momento que una persona dice “yo”, identificándose con tal concepto significa que cayó en su trampa. Tan arraigado es el sentido de individualismo que inserta la Conciencia Tridimensional en el psiquismo, que desde la tercera dimensión la persona jamás se dará cuenta que su propio yoísmo es algo ajeno a ella; la anestesiante identificación con su ego no le permite tener autoobservación, ni autoanálisis, ni autoconsciencia, ni autocrítica. Es tan potente la fuerza de la Conciencia Tridimensional que podemos ver que la enfermedad del egocentrismo no tiene que ver con tener o no tener inteligencia o cultura, cualquier individuo puede ser víctima de la irresistible atracción que producen las energías egóticas, la única excepción es una mente despierta y autoconsciente, la cual no será engañada ante su sugestiva y fascinadora vibración.

      Veamos algunas frases para ir conociendo un poco más a esta escurridiza Conciencia Tridimensional:

      · La Conciencia Tridimensional hace que usted se crea un ego, luego le configura una infraestructura mental alegórica (argumento tridimensional), en donde todo funciona a favor del ego.

      · La Conciencia Tridimensional es la gran engañadora de la mente humana.

      · La Conciencia Tridimensional es una “neblina” magnética e hipnótica que no deja ver claramente la realidad, la subjetiviza egotizándola y alegorizándola.

      · La Conciencia Tridimensional es una ciega fuerza-inteligencia, centrípeta e instintiva, que casi no tiene discernimiento,