Federico J. González Tejera

Vivir y trabajar en el extranjero


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sobre lo que es trabajar y vivir en el extranjero o simplemente de trabajar con otras culturas.

      Espero que las reflexiones, los aprendizajes y las experiencias que vienen a continuación sirvan para que cualquiera que inicie esta experiencia en el futuro conozca mejor las situaciones y los desafíos a los que se va a enfrentar, pueda prepararse de forma adecuada y así tener un mayor éxito tanto en lo profesional como en lo personal. Cierto es que la aventura va a depender totalmente de quien la viva, de su actitud, de su capacidad de adaptarse y de la suerte, pero en fin, documentarse siempre ayuda.

      Creo que este esfuerzo de reflexión y síntesis merece la pena. Estoy convencido de que cada vez serán más los españoles que inicien esta aventura y mayor el número de familias que se enfrenten a este tipo de experiencia. Espero que les sirva.

      Ya veremos. El juicio es del lector.

      FEDERICO J. GONZÁLEZ

      [email protected]

       París, 28 de febrero de 2010

      Cuando comencé a escribir estas notas, a principios del verano de 2005, no conocía prácticamente ningún libro que hablara de lo complicado que resulta el hecho de vivir y trabajar en el extranjero.

      Con el tiempo, según iba investigando, descubrí algunos textos que hablaban de las dificultades, de uno o de otro tipo, que se pueden esperar de esta aventura. Leí muchos libros sobre el tema, y la verdad es que me dormí en más de una ocasión leyendo los innumerables testimonios de norteamericanos que habían vivido estas experiencias. (Digo esto porque la mayoría de los libros escritos sobre el tema reflejan casi exclusivamente experiencias de familias y trabajadores norteamericanos.)

      De los que ojeé, ninguno contenía ejemplos del día a día que ayudaran a comprender la realidad concreta, más allá de descripciones generalistas. En todos ellos, por tanto, eché en falta ejemplos que una persona que «no hubiera experimentado» el hecho de trabajar y vivir en el extranjero pudiera entender. Además, la mayoría de ellos estaban escritos desde la óptica de expatriados americanos o ingleses. Ninguno de hecho daba cuenta de las posibles percepciones de una mentalidad más latina.

      Con el tiempo, me fui dando cuenta de que estos dos factores podían hacer de este libro un producto diferente. Por un lado, el libro hace referencia a la experiencia desde una óptica que podemos definir como latina. Por otro, los diversos puntos se soportan con más de cuarenta ejemplos reales de personas reales en su vida del día a día, tanto en lo profesional como en lo personal. Estos dos factores hacen que las reflexiones puedan entenderse de forma más sencilla.

      Yo salí de España tras el verano de 1995. Nuestro primer destino fue Bruselas, donde tuve responsabilidades sobre una de las divisiones de la compañía para el sur de Europa. En principio nuestra asignación en el extranjero acababa allí. Pero nos reenganchamos y decidimos aceptar una propuesta para ir a vivir y trabajar con la compañía a Suecia. (Sí, sí, Suecia.) Tras tres años fantásticos, donde hasta nos atrevimos a concebir un tercer hijo, aceptamos una tercera asignación en Portugal, desde donde nos desplazamos tras cinco años a París, donde residimos en la actualidad.

      Desde aquel septiembre de 1995, hemos vivido en primera persona los malentendidos y las sorpresas a los que cualquiera que trabaje y viva en una cultura que no es la suya se tiene que enfrentar.

      Durante el tiempo que he vivido en el extranjero, y en el que he aprendido lo que luego relataré, y se produjeron muchos de los ejemplos que compartiré, he desempeñado, desde el punto de vista profesional, puestos de responsabilidad en compañías multinacionales siempre en Europa. Como tal, me he enfrentado a las situaciones normales que un trabajo en el extranjero te obliga a asumir. Esta experiencia y la de muchos amigos y colegas en situaciones similares desde el punto de vista profesional es el primero de los pilares en los que se basa este trabajo.

      Al mismo tiempo, y sin duda debido al empuje de mi mujer en la mayoría de los casos, hemos ampliado significativamente en cantidad y calidad nuestras relaciones sociales. En cada uno de los destinos hemos interactuado y, en algunos casos, intimado y establecido profunda amistad tanto con españoles como con miembros de las otras culturas que tuvimos la suerte de conocer. Estas relaciones y lo que hemos aprendido de ellas, lógicamente son la fuente fundamental de los aprendizajes que en el nivel de relaciones personales aparecen en el libro y por ello el segundo pilar del mismo.

      El tercer pilar lo conforman los aprendizajes que hemos acumulado como familia. Desde el día a día de los colegios, hasta cómo afecta el vivir en el extranjero a la formación de los niños, pasando por el desasosiego que se produce al enfrentarse a sistemas médicos diferentes y en idiomas que no conoces. Este tercer pilar es mérito casi completo de Begoña, mi mujer. Aunque yo lo escriba, es ella la que guía mis palabras en esas secciones.

      Confieso que cuando me llamó mi editor y me pidió que presentara un proyecto de libro sobre el tema no me fue difícil empezar ya que no era la primera vez que había empezado a escribir sobre ello. Además había varios motivos que me impulsaban a volcar en el papel tanto mis experiencias como las de mi familia.

      El primer motivo fue el ánimo de Begoña, mi mujer. En las conversaciones que manteníamos al volver del trabajo, me empujaba continuamente a que escribiese las cosas que me ocurrían, como una forma de registrar nuestra experiencia. Muchos días, cuando le contaba mis impresiones, me solía decir: «Fede, tienes que reflejar todo esto de alguna forma; que no se convierta en anécdotas que vas olvidando con el tiempo». Luego, cuando salíamos algún día o venían amigos a casa y yo les contaba alguna de mis teorías o anécdotas sobre esto de ser un expatriado, me miraba, como diciendo: «Lo ves, tienes que escribirlo, si no lo olvidaremos». La verdad es que no le faltaba razón.

      En segundo lugar, pensaba que un libro de estas características podría ayudar a todos aquellos españoles que pudieran animarse a trabajar en el extranjero en el futuro. Son muchas las peculiaridades que el hecho de ser español aporta al proceso de trabajar y vivir en el extranjero. Este libro podría ayudar a que iniciasen el desafío con una mayor «sensibilidad» ante la diferencia cultural que existe entre los diferentes países y con un mayor conocimiento sobre los desafíos que puede que encuentren en el camino.

      Antes de terminar, me gustaría detenerme en tres puntos que es importante tener en cuenta para interpretar lo que digo a lo largo del libro. En primer lugar, soy español, y es fundamental que cualquiera que lea este libro lo asimile, para así encajar mis comentarios y apreciaciones en la dimensión adecuada. Si bien es cierto que desde hace muchos años, como he dicho, no trabajo en España y que toda mi educación y mi carrera profesional se han desarrollado junto a ejecutivos tanto europeos como norteamericanos, deben recordarse aquellos versos campoamorianos que afirman que «todo es según el color del cristal con que se mire». Y yo no puedo negar que la óptica que utilizo, cuando hablo de las dificultades y sorpresas que le esperan al que vaya a trabajar en el extranjero, viene influida por mi propio origen. Es por ello que creo que el libro es especialmente interesante para todos aquellos que tengan un background del tipo latino como el mío. En segundo lugar, y a pesar de lo anterior, hace ya quince años que dejé España. Y por ello puede ser que no reconozca en su justa medida, cuando comparo España con otras culturas, los grandes cambios que se han producido en la sociedad y en la empresa españolas durante ese tiempo. En tercer lugar, aunque influidas por haberme relacionado con profesionales de muchas nacionalidades, mis percepciones vienen marcadas de forma importante por el hecho de haber vivido en Bruselas, Suecia, Portugal y Francia.

      Existen tres públicos objetivos para los que el libro puede ser de utilidad. El primero está formado por los profesionales, en general, y españoles, en particular, que en el futuro vayan a enfrentarse con la posibilidad de trabajar en el extranjero. El segundo lo componen sus familias y amigos. El tercero lo forman todos aquellos que simplemente tengan interés en saber algo más sobre esto de las relaciones entre diferentes culturas.

      En el caso del primer grupo, esta