con calma, realizando las prácticas que se sugieren. De este modo, estas páginas se convertirán en una maravillosa herramienta de transformación práctica.
Solo te rogamos que no te pelees con las palabras que usemos; aunque, quizás, te parezcan poco hábiles. No hemos sabido encontrar otras. Disculpa nuestra torpeza.
Lo importante no son las palabras, sino la experiencia que vivirás si no te cierras a ella.
Te rogamos que no te atasques si usamos palabras que te incomodan, como Dios, Divinidad, Esencia, Consciencia, Totalidad, Misterio, Realidad Superior, Vida... Nosotros vamos a usarlas como sinónimos, pero te pedimos que las traduzcas al término que sea más cómodo y comprensible para ti. Lo importante no son las palabras, sino la experiencia que vivirás si no te cierras a ella.
Si haces este pequeño esfuerzo, verás cómo este libro te ayudará a descubrir una Realidad profunda e innegable que transformará tu vida.
Lo afirmamos con seguridad, pues hemos escrito este libro tras impartir un curso online con el mismo título y hemos verificado su potencia y utilidad. En este libro transmitimos lo fundamental de dicho curso.
Sin embargo, queremos remarcar que no hemos realizado una transcripción directa del mismo. En este libro se ha añadido material nuevo y se han suprimido algunos aspectos que sí que aparecían en el curso online. De este modo, el curso y el libro tienen una misma raíz, pero son herramientas distintas.
Antes de terminar con esta presentación, nos gustaría explicarte los pasos que daremos a lo largo del texto.
En el primer capítulo, hablaremos de Dios (recuerda traducir esta palabra por la que te sea más cómoda: Energía, Totalidad, Ser, Consciencia, Vida...). Creemos que existe un gran malentendido sobre Dios y deseamos abordarlo al inicio del libro para poder avanzar ágilmente en los siguientes capítulos.
En el segundo capítulo, hablaremos de la Presencia como puerta de conexión con la Divinidad. Daremos orientaciones para vivir presentes en la acción y también en la naturaleza y en las relaciones humanas. El propósito es poder vivir la Presencia en todo momento y lugar de nuestra vida cotidiana.
En el tercer capítulo, profundizaremos en cómo convertir nuestra vida cotidiana en un espacio sagrado, sin renunciar a nada de lo que la compone: la vida familiar, las amistades, lo laboral, la sexualidad... La experiencia espiritual que te proponemos se construye en lo cotidiano, sin huir del mundo intenso e incierto que nos toca vivir.
El cuarto y último capítulo, lo dedicaremos a ser capaces de ver también la Divinidad en lo que llamamos 'muerte' y 'mal'. De este modo, dejaremos de tener una visión edulcorada, epidérmica e infantil de lo Divino y podrás comprender que nada existe fuera de la Consciencia, absolutamente nada.
Te damos la bienvenida.
Se trata del viaje más importante de tu vida: el viaje que te lleva de regreso a tu verdadero Hogar.
Gracias por acompañarnos en este viaje hacia la Esencia. Se trata del viaje más importante de tu vida: el viaje que te lleva de regreso a tu verdadero Hogar.
Gracias por estar aquí.
Paz en todo tu ser.
Dios, un gran malentendido
Antes de seguir leyendo, detente durante unos instantes.
Cierra los ojos, respira profundamente. Concédete permiso para leer este capítulo con apertura, dejando que sus contenidos te lleguen al alma.
Durante un minuto respira calmada y profundamente, abriéndote a lo que este capítulo pueda entregarte.
No te pedimos que creas nada, pero sí que acojas el contenido de este capítulo con una mirada y un oído limpio de prejuicios. Respirar suave y profundamente durante un minuto te ayudará.
Yo no he nacido, Dios ha nacido en mí.
Respira calmadamente mientras te propones escuchar desde la honestidad del corazón.
¿Lo has hecho? Pues ahora sí te animamos a seguir leyendo...
Yo no he nacido, Dios ha nacido en mí.
Mira hacia adentro con honestidad.
Observa que el corazón late al margen de tu voluntad.
Observa cómo la digestión se produce en ti al margen de tu voluntad. Observa, por tanto, que no eres tú quien hace la digestión; sino que la digestión se produce en ti.
Deduce, en consecuencia, que no eres tú quien hace latir el corazón, sino que este late por la fuerza vital que te habita.
Observa que, aunque tú puedes respirar más o menos profundamente, la respiración se produce en ti al margen de tu voluntad.
La 'fuerza vital' te habita y te respira.
No corras. Detente. Observa eso. Míralo durante un minuto o dos.
Eso es sorprendente. Es todo un milagro.
Ahora, cierra los ojos y vuelve a abrirlos al cabo de unos instantes.
Te darás cuenta de que la visión se produce en ti. Tú no produces la visión, sino que, simplemente, esta se produce en ti.
Cuando escuchas, tú no produces el oír. Simplemente, este se produce en ti.
Igual como en ti no produces tu comprensión: se da en ti. De repente, ¡zas!, comprendes. La comprensión se produce en tu interior.
¿No te parece sorprendente?
Y si todo lo anterior es cierto, entonces, tú eres un espacio donde la Vida aparece, un espacio donde la Vida se produce.
Eres un espacio donde el Amor, la Energía y la Comprensión surgen.
Eres un espacio donde el Amor, la Energía y la Comprensión surgen.
Pero date cuenta de que tú no produces ni el amor, ni la fuerza, ni la comprensión, ni la visión, ni Todo eso te preexiste y aparece a través de ti.
Todo eso te habita. En última instancia, eso se produce en ti, eso Es en ti.
Decimos que eso Es en ti, porque esa fuerza existe sin que tú la produzcas, pero te hace Ser. Sin ella, no serías.
Lo que eres, te animamos a observarlo, es la Consciencia que se da cuenta de ser habitada por la Vida. En realidad, si pudiéramos ser un poco más exactos, diríamos que somos la Consciencia dándose cuenta de sí misma y constituida por esa Fuerza Vital que nos constituye.
¿Puedes abrir un espacio interior para percibirlo?
¿Puedes dejar caer las ideas para, simplemente, percibir esa Fuerza Vital en ti?
¿Puedes dejarte caer confiadamente en ese Aliento Vital que te habita?
¿Puedes dejarte caer en tu interior como si te dejaras caer en un sofá, confiando en la Fuerza Vital que te hace respirar, mover, oír...?
No tienes que ir a ningún sitio.
Basta con estar en ti y reposar en esa fuerza que dirige tu digestión, tu latir, tu comprender, tu ver, tu oír, tu respirar
Por lo tanto, es erróneo decir que "yo he nacido". Debería decir "Dios (o Ello o la Esencia o la Energía o la Vida…) ha nacido en mí".
Todos nuestros sentidos y capacidades son, en realidad, el instrumento musical a través del cual lo Superior se expresa, aquí y ahora.
Soy un mirador desde el cual lo Superior se conoce a sí mismo.
Soy, a la vez, la creación y el actor. Aquí y ahora. Soy la Consciencia dándose cuenta de sí misma, gracias a la Fuerza Vital que la constituye.
El gran error es creerse separado de lo Superior.
Lo Superior me habita. Yo no tengo que conectar con la Divinidad: estoy en