Capítulo 9. Cuidado del paciente con abdomen abierto
Capítulo 10. Atención del paciente con ostomías
Capítulo 11. Atención del paciente quemado: una aproximación práctica
Capítulo 12. Cuidado del paciente con herida quirúrgica
Capítulo 13. La técnica de desbridamiento ¿qué debo retirar?
Capítulo 14. Superficies especiales para la regulación de la presión (SEMP)
Capítulo 15. Instrumentos y escalas para valorar el proceso de cicatrización
Capítulo 16. Cuidado del paciente con úlceras hipertensivas o de Martorell
Capítulo 17. Cuidado del paciente con lesiones tipo calcifilaxia
Capítulo 18. Atención del paciente pediátrico con heridas o riesgo de tenerlas
Capítulo 19. ¿Cómo elegir un apósito para las heridas?
Capítulo 20. Calidad de vida en pacientes con heridas crónicas
Capítulo 21. Atención del paciente con heridas por mordeduras
Capítulo 22. Cuidado del paciente con lesiones traumáticas
Juan G. Rojas
Capítulo 1. Proceso de cicatrización en el paciente con heridas
Juan C. Restrepo M.
Cuando la cicatrización se convierte en un problema
Dilemas y controversias en el proceso de cicatrización
Desde 1994, se definieron conceptos básicos en el tratamiento de las heridas, para estandarizar el lenguaje utilizado así: herida se definió como toda perturbación de estructuras anatómicas y funcionales normales. Sin embargo, existen innumerables clasificaciones, la mayoría, de difícil tratamiento en la clínica.
Tal vez, lo más importante para la fácil comprensión de los diversos procesos que rodean la cicatrización sea diferenciar entre herida aguda y herida crónica, basados en los conceptos de orden y temporalidad, utilizar el concepto de orden como aquella secuencia ordenada de eventos biológicos y moleculares que ocurren en la reparación de una herida; esta secuencia tiene un orden lógico definido por el mismo proceso de cicatrización, mientras que el proceso de temporalidad se refiere al tiempo que demora el proceso.
En este orden de ideas, herida aguda se entiende como toda aquella lesión que sigue su proceso de cicatrización ordenadamente, en un tiempo adecuado y que repone de manera correcta cada parte dañada para que se pueda recuperar la integridad anatómica y funcional de la parte de la piel dañada; por el contrario, la herida crónica, es la solución de continuidad (rotura) de la piel con pérdida de sustancia de cualquier superficie epitelial del organismo, que se caracteriza por su nula o escasa tendencia a la curación espontánea. Frecuentemente,