Damián Goldvarg

Supervisión de coaching


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y sus puntos ciegos. Mediante la presentación de casos, en el proceso de Supervisión se indaga acerca de qué dificultades o desafíos encuentra el coach al trabajar con sus clientes, cómo lidia con sus propias emociones y con sus dilemas éticos. Durante el trabajo de Supervisión, la exploración de la relación que se da tanto entre el coach y el cliente como entre el coach y el supervisor son clave para el aprendizaje y el crecimiento de todas las personas involucradas.

      Así, otra diferencia importante entre el Coaching y la Supervisión es que esta última opera no solo en beneficio del coach sino también de sus clientes, de los sistemas

      de los que todos forman parte y de la práctica profesional de Coaching.

      Preguntas frecuentes que se trabajan en la Supervisión de Coaching

      ¿Qué hago frente a un dilema ético?

      En el trabajo con clientes, tarde o temprano el coach se encuentra con situaciones en las que tiene que decidir entre distintas alternativas que lo colocan en un estado de inseguridad. Este tipo de interrogante puede surgir, por ejemplo, cuando recibe una derivación porque un cliente está muy satisfecho con sus servicios y lo recomienda a su jefe o a un familiar cercano. El coach, en estos casos, puede verse en un dilema, si desea trabajar con el jefe de su cliente o con su familiar, pero no está seguro de si hacerlo puede tener alguna consecuencia negativa en el proceso de su cliente; por ejemplo, si el jefe o el cliente tratan de manipularlo para conseguir algo que quieren el uno del otro y se genera lo que se conoce como “triangulación”.

      ¿Qué hago si tengo el mismo desafío personal que trae el cliente?

      La Supervisión es un espacio apto para que el coach explore sus desafíos personales a partir del trabajo que lleva a cabo con sus clientes, y en ese contexto aparecen, muchas veces, estas preguntas: ¿qué pasa cuando me identifico con un cliente porque enfrenta un desafío similar a uno que yo no puedo resolver en mi propia vida? Por ejemplo, ¿cómo puedo ayudar a un cliente a ser más disciplinado si yo no lo soy?

      Durante el trabajo de Coaching, a veces podemos identificarnos con los temas que traen nuestros clientes. Sin embargo, es imprescindible que tengamos la capacidad de disociarnos, porque esta es la única manera de ser efectivos. Disociarnos significa separarnos, olvidarnos de nosotros y enfocarnos en nuestros clientes, ya que el hecho de no ser efectivo en un área de la propia vida no significa que no se pueda ofrecer a los clientes un espacio de reflexión sobre sus vidas que les permita alcanzar una efectividad que quizás el coach no consiga. En el Capítulo 2, sobre aplicaciones psicológicas, abordo estos temas.

      ¿Cómo puedo obtener credibilidad de un cliente que tiene más edad que yo (u otras características diferenciales)?

      En algunas ocasiones, los supervisados pueden ser muy diferentes de sus clientes. Estas diferencias se dan a veces en torno de la edad, el género, la etnia a la que pertenecen, el nivel educativo u otras características personales. Cuando esto sucede, al coach puede preocuparle cómo desarrollar confianza en los clientes que, por ser distintos en algún aspecto, duden acerca de si van a ser comprendidos. Desarrollo este tema en el Capítulo 6, que se refiere a cómo lidiar con las diferencias culturales.

      ¿Qué hago con el cliente cuando no hay avance en el proceso?

      El coach puede sentirse inseguro para elegir cuál es la mejor manera de continuar el trabajo que está haciendo con un cliente cuando la relación de Coaching no está produciendo los cambios esperados. En estos casos, el supervisor explora la situación junto al coach con la finalidad de evaluar diferentes estrategias que permitan avanzar de manera eficiente. Para poder hacerlo, pueden ser útiles preguntas como las siguientes, todas apropiadas para explorar en Supervisión:

      • ¿Es un caso apropiado para Coaching o debería derivarlo?

      • ¿Cómo puedo sentirme más seguro?

      • ¿Qué desafíos tengo en mi práctica?

      • ¿Hay algo que no estoy viendo?

      • ¿Qué me pasa a mí, personalmente, al trabajar con este cliente?

      • ¿Cómo es mi relación con este cliente?

      • ¿Cómo puedo ser más efectivo con mis clientes?

      • ¿Cómo puedo seguir desarrollándome como coach?

      Otras posibles inquietudes

      Un supervisor, para ser eficaz en su trabajo, necesita estar preparado para formular y formularse preguntas como las que siguen, y para lidiar con temas que aparecen frecuentemente en Supervisión y que quizás no sean tan comunes fuera de ella:

      • ¿Cómo lidiar con la vergüenza cuando algo no sale bien?

      • ¿Cómo manejar la frustración cuando un cliente no está comprometido o falta a sus sesiones sin avisar y sin seguir los acuerdos establecidos al inicio del proceso?

      • ¿Cómo lidiar con posibles heridas narcisistas cuando el coach es criticado o el cliente no obtiene resultados?

      • ¿Cómo lidiar con situaciones en las que el cliente pone al coach –o el coach al supervisor– en “el altar”?

      Funciones del supervisor

      De acuerdo con Proctor (1986), la Supervisión de Coaching tiene tres funciones clave. Es normativa, formativa y restaurativa.

      La función normativa se enfoca en proveer estándares de comportamiento para el coach e incluye lineamientos éticos, legales y profesionales. Esto equivale a decir que el supervisor ofrece oportunidades de reflexión sobre dilemas éticos y también brinda información al coach sobre códigos de conducta, cuando es necesario.

      La función formativa se enfoca en ofrecer un espacio de aprendizaje y reflexión que estimule el desarrollo profesional del coach. Para cumplir con esta función, el supervisor puede, por ejemplo, compartir modelos, teorías, herramientas o prácticas que aumenten las capacidades del supervisado.

      La tercera función, restaurativa o de apoyo, se enfoca en ofrecer oportunidades para explorar inseguridades y reacciones emocionales, y para lo que en términos metafóricos podríamos definir como “recargar baterías”.

      Leonardo Wolk, en Coaching para coaches (2013), el único libro en español sobre Supervisión de Coaching que encontré disponible en el mercado mientras trabajaba en este texto, afirma que esta práctica “es un espacio de interacción, de reflexión y de análisis crítico del proceso de Coaching. Implica la revisión y discusión de las sesiones realizadas por el coach en proceso de certificación o ya certificado como tal”. Wolk explica además que las funciones del supervisor son: “…escuchar y observar atentamente, contener y sostener la ansiedad del coach, revisar el flujo de la sesión indagando en los tres dominios (verbal, corporal y emocional), brindar feedback, proveer información, profundizar en la exploración, comprensión e interpretación del discurso y en la problemática del coach, brindar modelos de intervención y asesorar en cómo enfrentar situaciones difíciles, repasar y revisar las fundamentaciones teóricas que subyacen en las intervenciones del coach, reflexionar sobre aspectos éticos,