Jeff Lowenfels

Cultivar con microbios


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especiales (Nitrosomonas spp.) convierten los compuestos de amonio en nitritos (NO2). Un segundo tipo de bacterias nitrificantes (Nitrobacter spp.) convierte los nitritos en nitratos (NO3−).

      El ciclo del nitrógeno. Tom Hoffman Graphic Design.

      A las bacterias nitrificantes no suelen gustarles los entornos ácidos; sus números (y, por tanto, la conversión de nitrógeno a nitratos) descienden cuando el pH del suelo cae por debajo de 7. Pero resulta que la biopelícula bacteriana (ya mencionada por su habilidad para juntar partículas del suelo) tiene un pH superior a 7. Por tanto, si hay suficientes bacterias en la zona, la biopelícula que producen mantiene el pH en torno a 7 y la nitrificación puede darse. En caso contrario, el amonio producido primero por los organismos en el suelo no se convierte por completo en forma de nitrato. Si el pH es 5 o menos, muy poco amonio se convierte, si es que algo se convierte.

      Las bacterias desnitrificadoras convierten las sales de nitrógeno de vuelta a N2, el cual escapa a la atmósfera. Resulta obvio que las bacterias desnitrificadoras no ayudan a la fertilidad de un suelo, pero son esenciales en la medida en que mantiene el ciclo del nitrógeno en marcha.

      Biopelículas

      Las biopelículas o biofilms de las bacterias son matrices de azúcares, proteínas y adn. El hecho de que el biofilm bacteriano en el suelo sea ligeramente alcalino no solo influencia el pH donde cuenta más, en la rizosfera, sino también amortigua el suelo en la zona, así que el pH permanece relativamente constante.

      Algunas bacterias usan su película como vía de transporte, literalmente echando un chorro de esta sustancia como medio de propulsión. (Sin embargo, la mayor parte de las bacterias viaja usando una parte increíble de nanotecnología natural: con la ayuda de una o más de las estructuras en forma de látigos o flagelos que se asemejan y operan como propulsores.) Los biofilms salvan a las bacterias de la desecación cuando el suelo se seca: las bacterias del suelo suelen vivir dentro de pegotes de biopelícula, que se completan con canales repletos de agua para el transporte de nutrientes y desechos. Las biopelículas también pueden ser una defensa contra los antibióticos que producen otros organismos, incluidas las propias bacterias. Las colonias de bacterias protegidas por el biofilm son mil veces más resistentes que las bacterias individuales frente a los antibióticos y los microbicidas.

      Retención de nutrientes

      Las bacterias desempeñan un papel destacado en la nutrición de las plantas. Encierran los nutrientes que de otra forma podrían desaparecer como resultado de la lixiviación. Y lo hacen ingiriéndolos mientras descomponen materia orgánica y reteniéndolos en las estructuras celulares. Dado que las propias bacterias están unidas a las partículas del suelo, los nutrientes permanecen en el suelo en vez de ser arrastrados por el agua, como ocurre con los fertilizantes químicos.

      Sin duda, estos nutrientes permanecerán atados e inmovilizados dentro de las bacterias hasta que estas sean devoradas y reducidas a desechos. Dado que las bacterias del suelo no viajan muy lejos y hay una fuente abundante de alimento bacteriano en las inmediaciones de la rizosfera, los nutrientes que ingieren las bacterias se mantienen próximos a las raíces. Otros organismos como, por ejemplo, los protozoos, juegan un papel destacado consumiendo bacterias y liberando el exceso de nitrógeno como amonio (NH4+) en sus residuos que se depositan en la rizosfera, justo donde las raíces pueden absorber los nutrientes.

      Otros beneficios de las bacterias del suelo

      Algunas bacterias anaeróbicas producen alcoholes que son tóxicos para la vida vegetal y para otras bacterias. En la jardinería, se pueden evitar estas bacterias anaeróbicas mediante el control de las condiciones que les permiten multiplicarse: una textura del suelo pobre, falta de porosidad, agua estancada y un suelo compactado. Otras bacterias son patógenos que causan enfermedades en las plantas superiores. La lista de bacterias patógenas es larga, incluyendo a bacterias que causan el chancro de los cítricos, enfermedades de las patatas, melones y pepinos, y el fuego bacteriano de las peras, manzanas y análogas. En el suelo hay miles de bacterias patógenas, y se gastan miles de millones de euros cada año para proteger los cultivos frente al daño de las bacterias culpables. Agrobacterium tumefaciens causa agallas o tumores que crecen en los tallos de ciertas plantas. Burkholderia cepecia es una bacteria que infecta y pudre las raíces de las cebollas. Algunas especies de Pseudomonas causan la curvatura de las hojas y los puntos negros en los tomates.

      A pesar de la presencia de bacterias patógenas, hay más beneficios en una población de bacterias del suelo sanas que al revés. Por ejemplo, la actividad bacteriana también es la responsable de descomponer contaminantes y toxinas. Estos procesos suelen ser aeróbicos, es decir, requieren oxígeno para que ocurran. Sin duda, habrás oído hablar de las bacterias que comían el petróleo de un vertido en Alaska; hay bacterias similares que se comerán la gasolina derramada en tu césped, por ejemplo.

      Las bacterias del suelo producen muchos de los antibióticos de uso médico de los que hemos acabado dependiendo. Tan solo podemos especular que, dado que estas bacterias tienen que competir no solo con otras bacterias sino también con hongos y otros organismos, tuvieron que desarrollar capacidades de protección. Por ejemplo, las bacterias Pseudomonas pueden corregir el mal del pie, una desastrosa enfermedad fúngica del trigo, mediante la producción de fenazinas, unos antibióticos fuertes de amplio espectro. Obviamente, muchas bacterias del suelo mantienen las bacterias patógenas a raya, lo que supone un gran beneficio para una red de nutrientes del suelo sana.

      Todas las bacterias compiten entre sí con otros organismos por la cantidad finita de alimento que ofrece el suelo y, por tanto, esto mantiene a las poblaciones en equilibrio. Es más probable que los suelos con una gran diversidad de tipos de bacterias tengan un número mayor de bacterias no patógenas que superarán a las bacterias patógenas en la lucha por el espacio y los nutrientes. Estamos convencidos de que usar las defensas naturales de la red de nutrientes del suelo es la mejor manera de controlar a los malos. Los jardineros deben comprender que las bacterias están en la primera línea de defensa.

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