José Abelardo Díaz Jaramillo

Descentrando el populismo


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rel="nofollow" href="#ulink_ac86cb2e-e6e9-55ac-9853-95d08edc65e8"> Un prólogo atiborrado de interrogantes

       Sebastián Barros

       Ana Lucía Magrini, Cristian Acosta Olaya

       María Virginia Quiroga, Ana Lucía Magrini

       2. Populismos en los puntos de cruce de Cipriano Reyes y José Antonio Osorio Lizarazo como figuras mediadoras del peronismo en Argentina y del gaitanismo en Colombia

       Ana Lucía Magrini

       PARTE 2PERONISMO Y “MOMENTOS POPULISTAS”. UNA MIRADA (RE)VISITADA DE SU EMERGENCIA Y DE LO PERDURABLE DE SU IDENTIDAD POLÍTICA

       3. Entre dos tramas: historiografía, populismo y la pregunta por la identificación política en el peronismo histórico

       Mercedes Vargas, Juan Manuel Reynares, Mercedes Barros

       4. Usos del olvido. Identidades, antagonismo y amnistías en la Argentina posperonista (1955-1958)

       Nicolás Azzolini

       5. Símbolos y tradiciones en la militancia de La Cámpora: un análisis de los desplazamientos identitarios del peronismo durante el kirchnerismo

       Aarón Attias Basso

       PARTE 3GAITANISMO Y “MOMENTOS POPULISTAS”. UNA MIRADA PROBLEMATIZADA DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

       6. Ante las compuertas del dique. Populismo, violencia política e identidad gaitanista en Colombia (1946-1948)

       Cristian Acosta Olaya

       7. Sendas del populismo y la identidad gaitanista durante el Gobierno militar de Rojas Pinilla (1953-1957)

       Adriana Rodríguez Franco

       8. Gaitán, gaitanismo y nueva izquierda en Colombia (1948-1969)

       José Abelardo Díaz Jaramillo

       A modo de cierre: un epílogo metodológico, con comprensiones plausibles y nuevas rutas de indagación

       Ana Lucía Magrini

       Los autores

      Sebastián Barros

      Cuando el populismo parece estar en el centro de la atención académica en las ciencias sociales y de los discursos políticos en el mundo, nos encontramos con un libro que propone su descentramiento. Sin embargo, no es esta la única instancia en la que los textos que vamos a leer nos “descentrarán” como lectores.

      En el sentido común proferido por los medios de comunicación y las redes sociales respecto del populismo, toda experiencia política es pasible de quedar bajo el paraguas protector de un concepto que cobija básicamente cualquier cosa: desde el Movimiento al Socialismo–Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos de Bolivia, pasando por el Partido de la Justicia y el Desarrollo en Turquía, Podemos en España, el Partido Republicano en Estados Unidos, el Movimiento 5 Estrellas en Italia, Morena y el cardenismo en México, el peronismo y el yrigoyenismo en Argentina, el varguismo en Brasil, Gaitán y Rojas Pinilla en Colombia, entre muchos otros.

      En cierta medida, la producción académica no transita por avenidas muy diferentes. Los intentos por analizar los fenómenos mencionados se esfuerzan por diferenciar tipologías, pero sin poder quitar del centro de la escena su carácter “populista”. Así, encontramos distinciones entre populismos inclusivos o excluyentes, de izquierda o de derecha, populismos a secas o populismos atemperados, etc. Puede variar la evaluación normativa que cada uno de estos análisis lleva adelante, pero su atención sigue centrada en el punto que condensa la homologación de todos estos fenómenos políticos bajo un mismo rótulo: “populista”. Es que, fundamentalmente, toda experiencia política que se desvía de la media de los discursos que proponen como objetivo el consenso entre élites y se sostienen en una racionalidad instrumental ligada al funcionamiento del mercado global es pasible de ser tratada como una anomalía populista.

      Desde su inicio mismo de este libro, con el capítulo 1 de María Virginia Quiroga y Ana Lucía Magrini, los textos que siguen descentran el populismo contraponiendo tres ideas al sentido común: en primer lugar, quitan del centro de la discusión la posibilidad de entender el populismo como una anomalía de la política. Eso permite a los autores alejarse del rótulo fácil del “hecho maldito” o de la “experiencia fallida”. Pensar al populismo “en plural” y apuntar a sus experiencias concretas, lejos de normalizarlo ubicándolo como punto necesario de algún tipo de teleología histórica, permite focalizar en la pluralidad y la heterogeneidad de las experiencias antes que en la homogeneización forzada por la utilización de un concepto.

      De este modo, el peronismo y el gaitanismo fueron experiencias históricamente distintas y con resultados considerablemente diferentes, pero al mismo tiempo compartieron formas discursivas y lógicas articulatorias que nos permiten compararlas. Este primer descentramiento quita el foco de atención de la necesariedad de los procesos históricos y sitúa a los populismos como una forma posible más de identificación política.

      El segundo descentramiento se desprende del primero. La heterogeneidad de las experiencias peronista y gaitanista, así y todo, nos deja ver una forma de identificación con ciertas características particulares. Una de sus marcas es la perdurabilidad, en tanto oportunidad de identificación para una multiplicidad de discursos diversos en momentos históricos distintos. Esto nos muestran varios de los capítulos que siguen cuando analizan los vínculos entre el gaitanismo y el discurso de Rojas Pinilla, o con la izquierda posterior a la Revolución cubana, o la particular forma de articulación que suponen las redes sociales en la experiencia de la juventud al interior del kirchnerismo. De este modo, la mirada propuesta se corre de la equiparación entre populismo e identidad política. No toda identidad política supone populismo. Por el contrario, los populismos, en plural, se definen como una especie acotada de identificación política. Su