Michealene Cristini Risley

Esta no es la vida que pedí


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mutuamente en medio de las numerosas transiciones que estábamos experimentando. Incluso nos pusimos un nombre: “Mujeres en transición”. met, para abreviar; sin duda, necesitaríamos nuestro ingenio colectivo para navegar por estos momentos complicados. Con el tiempo, nuestras reuniones se convirtieron en algo así como un club de tejido. Sin embargo, lo que tejíamos era el estambre de nuestras propias vidas.

      Aprendimos muchas lecciones a lo largo de nuestras décadas de amistad. Nos dimos cuenta de que nos habían engañado. Nos habíamos convencido de que si podíamos organizar nuestro tiempo, romper el techo de cristal, pasar tiempo de calidad con nuestras familias, traer a casa el tocino (y freírlo en una sartén), mientras mecíamos a nuestros hijos en brazos y creábamos relaciones cálidas y amorosas con nuestros esposos, familia política y colegas, de algún modo, de alguna manera, seríamos recompensadas con la vida libre de problemas que tanto nos había rehuido. Pero estábamos equivocadas.

      Sobrevivir y prosperar

      Desde nuestras conversaciones en la cocina hasta los miles de conversaciones que hemos sostenido con mujeres de todo el mundo, aprendimos que la vida libre de problemas que buscábamos es peor que una simple ilusión: es un mito que vació de sentido la vida de muchas de sus víctimas. La vida de una mujer es mucho más que el éxito, tenerlo todo o lograr el frágil equilibrio que todas buscamos (y podemos encontrar). Se trata de algo más que buscar la perfección o conquistar el mundo (aunque podrías hacerlo). Se trata de algo más que apretar los dientes y salir adelante (sin importar cómo). Se trata de sobrevivir y prosperar.

      Para nosotras, sobrevivir y prosperar significó reinventar y reconstruir, y darnos cuenta de que el éxito nunca es definitivo y el fracaso nunca es fatal. Significó dar lo mejor de nosotras y caminar hacia el futuro que habíamos diseñado. Con mucha frecuencia nuestra pequeña voz interior nos hizo ver que, aunque pudiéramos parecer exitosas por fuera, nuestros adolescentes no se estaban portando bien, nos podíamos quedar sin trabajo al día siguiente, y nuestros cónyuges, colegas y jefes a menudo eran falsos, egoístas, infieles, habían muerto o simplemente eran unos cretinos.

      Sobrevivir y prosperar significaba aprovechar lo que la vida nos ofrecía mientras buscábamos las oportunidades, la alegría y la compasión en circunstancias poco agradables y siempre menos que perfectas. Juntas, sortearíamos algunos momentos intrincados de la vida.

      ¿Y qué tal va tu vida?

      En conjunto, nuestras vidas han estado llenas de más transiciones de las que creíamos posibles. Las transiciones son una parte importante del tejido de la vida de cualquier mujer. Nos afectan individualmente, pero también tienen un efecto dominó en nuestras familias. Las transiciones pueden construir nuestro carácter y convertirnos en mujeres sabias, o hacernos sentir deprimidas y solas. Las transiciones exitosas pueden hacernos sentir fuertes, listas para extender una mano amiga a otras mujeres, o provocarnos miedo ante lo que nos espera.

      Ofrecemos este libro como una especie de mapa-guía para sortear las transiciones de la vida. Contiene las muchas lecciones que hemos aprendido sobre cómo surcar las olas del cambio que a menudo hacen sucumbir a las mujeres. Hemos resumido estas lecciones en sesenta imperativos para sobrevivir a las vicisitudes de la vida y prosperar a pesar de ellas. En el camino, hemos tenido el honor de conocer a muchas mujeres magníficas y valientes cuyas historias de desafío, resiliencia y triunfo incluimos como ejemplos de esperanza para todas. Nuestra intención es que esta sea una conversación de cocina hecha libro: te invitamos a acercar una silla y unirte a nosotras, para que no tengas que vivir la vida sola. Esperamos que este inspirador círculo de mujeres te brinde esperanza, lucidez e inspiración para lidiar con tus propios desafíos y cambios.

      La educación no es suficiente si no va acompañada por la acción. Con esto en mente, cada sección de nuestro libro termina con sugerencias de planes de acción y herramientas para ayudarte a implementarlos. Llamamos a esta sección Estuche met, y esperamos que las ideas que ahí se ofrecen te resulten valiosas. Aún más importante, esperamos que te sientas motivada a adaptarlas y aplicarlas a tu propia vida, para que puedan darte resultados en el mundo real.

      Sabemos que estás ocupada. Somos conscientes de que probablemente estés corriendo desde el momento en que te despiertas hasta que te acuestas. Pero también sabemos que tomarse el tiempo para seguir las recomendaciones que se encuentran en el Estuche met puede marcar la diferencia entre simplemente sobrevivir a lo que la vida te ponga delante, o prosperar a pesar de lo que la vida te mande.

      Algunas de las acciones descritas en el Estuche met toman solo unos minutos. Otras requieren más tiempo y planeación. Todas ellas pueden ser útiles. Si sientes que la vida te está arrastrando hacia las profundidades, estas acciones pueden ayudarte a mantener la cabeza fuera del agua, y a crear una mejor calidad de vida para ti y tus seres queridos desde ahora, no en el futuro.

      DEBORAH COLLINS STEPHENS

      MICHEALENE CRISTINI RISLEY

      JACKIE SPEIER, JAN YANEHIRO

      SAN FRANCISCO, CALIFORNIA, JULIO DEL 2018

      En el mundo hay solo quince personas que han ganado un Emmy, un Grammy, un Oscar y un Tony. Rita Moreno es una de ellas. El expresi dente Barack Obama se refirió a Rita, la única latina que ha ganado estos premios, como una pionera con la valentía de romper barreras y forjar nuevos caminos. La jueza de la Suprema Corte estadouniden se, Sonia Sotomayor, dijo: “Cuando era joven, idolatraba a Rita Moreno. Todavía lo hago”.

      Rita es un modelo a seguir para los millennials y un ícono de inspira ción para todas las generaciones. Hoy, a los ochenta y seis años, sin que la jubilación corra por su adn, Rita tiene un exitoso programa de tele visión, One Day at a Time, e incluso más premios y reconocimientos: un Kennedy Center Honor, un premio de la American Civil Liberties Union (aclu) y una medalla de honor Ellis Island por su trabajo en derechos ci viles, portadas en las revistas Time, Newsweek, Glamour y una cobertu ra completa en el programa Today Show. Sin embargo, su camino hacia la fama y el éxito no ha sido fácil. Rita ha vivido casi todas las leccio nes incluidas en este libro, y ha salido de ellas más fuerte, más sabia y más realizada. A continuación, un recuento de sus experiencias, en sus propias palabras.

      Simplemente enfrenta las cosas

      Cuando leí por primera vez Esta no es la vida que pedí, le dije al editor que era una lectura obligada para todas las mujeres y los hombres que las aman. En sus historias y lecciones vi muchos paralelismos con mi propia vida. Cuando Jan me pidió que escribiera el prólogo, de inmediato dije que sí. Estas cuatro mujeres son el perfecto ejemplo de cómo yo, y muchas otras, enfrentamos las situaciones: simplemente lo hacemos. En mi libro, Rita Moreno: Memorias, empiezo con ese consejo: solo enfrenta las cosas. Pasé buena parte de mi vida buscando una identidad que me mantuviera a salvo. No quería ser solo esa “chica latina” con “atractivo sexual”.

      No tenía modelos a seguir, así que elegí uno: Elizabeth Taylor. En retrospectiva, todos sabemos que imitar a alguien sencillamente no es posible; no es factible; no funciona. El resultado es que vives una vida muy confusa respecto de tu identidad. Pierdes algo extremadamente valioso e importante: el respeto propio. Esta lucha fue muy dolorosa. Siempre les digo a las mujeres que sean ellas mismas y dejen que la vida fluya.

      Nadie muere por no caerle bien a los demás

      Siempre fui la niña linda, del tipo “por favor quiéreme”. Es el síndrome del inmigrante; es resultado de ser puertorriqueña, de no sentirme parte del juego. A mí, como a tantas mujeres, se nos dice de manera sutil y no tan sutil: “No hagas olas; no hagas ruido”. Mi madre era muy consciente de ello. Crecí tratando de complacer al mundo. Quería gustarle al mundo. La mayor lección que he aprendido es esta: nadie