Paolo Aliverti

Reparar (casi) cualquier cosa


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Reparar con una impresora 3D

       Impresoras 3D

       El proceso de impresión FDM

       ¡Escáneres 3D para todos!

       Reparar con una impresora 3D

       Conclusión

      Introducción

       «Buddha, el Dios, reside en el circuito de una calculadora o en el engranaje de una motocicleta, del mismo modo que en la cima de una montaña o en los pétalos de una flor».

      Robert M. Pirsig – Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta

      Reparar objetos no es fácil. Este libro no contiene ni la «solución» a todas las averías ni tampoco «reglas» sencillas aplicables de vez en cuando. Reparar objetos es todavía un arte que necesita un periodo de incubación antes de apreciar resultados evidentes. No existen recetas preparadas, aunque he intentado recoger lo que sé en un conjunto de consejos aplicables a distintos casos. Estas páginas os pueden ayudar a aprender una forma de reparar para aplicar en ciertas ocasiones. Aunque el libro está centrado en mi gran pasión, la electrónica, también trata la mecánica y la impresión 3D, pues reparar algo, actualmente, es una tarea bastante complicada.

      Antes se fabricaban objetos diseñados para durar lo máximo posible y para ser reparados. Hoy en día ya no es así. Antes se utilizaba menos plástico y más metal, se usaban más tornillos y pernos y menos colas y encajes. Las cosas han cambiado mucho, y no precisamente a mejor. Estamos rodeados de objetos más bonitos, pero que duran mucho menos que antes. Los objetos que nos rodean tienen todos fecha de caducidad y están destinados a romperse en los plazos planeados por sus diseñadores. ¿Cómo es posible? Los circuitos y las piezas mecánicas están sujetos al uso. La corriente calienta los componentes, los engranajes se consumen. ¿Por qué la batidora que mi madre compró en 1971 todavía funciona y la que yo compré el año pasado ya he tenido que tirarla? Si en lugar de un engranaje de metal se coloca uno de plástico, está claro que durará poco. Si un circuito está mal diseñado o es insuficiente, está destinado a quemarse. Las empresas justifican este comportamiento porque así la economía se mueve. Si las cosas se rompen y no se pueden reparar fácilmente, se comprarán otras nuevas. Nos hemos acostumbrado a comprar electrodomésticos a precios escandalosamente bajos y, cuando se rompen, lo más normal es tirarlos a la basura con toda la tranquilidad y comprar otro de inmediato. Si un televisor nos cuesta poco más de 100 Illustration y es difícil de reparar, lo más seguro es que nos salga más a cuenta llevarlo a un punto de reciclaje que dejar que un técnico lo repare. Por otro lado, debido a esta tendencia a la baja, incluso los técnicos de reparación, literalmente, han desaparecido. De vez en cuando veo alguna tienda como las de antes con el rótulo «Reparamos TV». En su interior puede verse una mesa de trabajo de aspecto triste y abandonado y, en el escaparate, algún televisor lleno de polvo. Una verdadera lástima, pero se trata de una lucha desigual. ¿Cuánto nos puede pedir un técnico para que su reparación nos salga a cuenta? Si una lavadora cuesta 200 Illustration y la reparación necesita media jornada... ya estamos al límite para que nos salga a cuenta.

      ¿Y qué podemos hacer? ¿Adaptarnos y dejarnos llevar por esta oleada de consumo y reciclaje o intentar cambiar las cosas?

      Las nuevas tecnologías pueden ayudarnos a cambiar esta situación. Es cierto que, en la mayoría de los casos, no podremos hacer nada y el desguace será la única alternativa, pero gracias a una impresora 3D, quizás podremos crear aquella pieza que nadie nos quiere vender porque no sale a cuenta. Volver a reparar nos devolverá las destrezas manuales que desde hace tiempo estamos perdiendo y nos permitirá apreciar el trabajo manual, en muchas ocasiones menospreciado.

      Para reparar un objeto, a veces se necesitan varios intentos, pero cuando al final lo devolváis a la vida, será un gran momento y os sentiréis realmente satisfechos y agradecidos.

      Este libro es casi un diario de viaje de las experiencias recogidas durante estos últimos años. Algunos temas requieren un conocimiento no básico, sino avanzado, aunque he intentado incluir unas páginas de introducción para los principiantes que quieran acercarse a la reparación. Durante años he estado buscando algún libro que explicara cómo reparar cosas, pero nunca he encontrado nada que me satisficiera. No creo que lo haya escrito yo, ese libro, pero sí espero haber aportado algo.

      Quien tenga una formación estrictamente electrónica, encontrará una serie de informaciones que raramente aparecen en los libros técnicos ni se enseñan en la escuela y, sobre todo, un método para hacer frente a las reparaciones. Cada reparación es un caso único y se afronta como tal. En mi opinión, el reparador es como un Montalbano de la electrónica, que recoge indicios, hace preguntas, sigue pistas y, al final, resuelve el caso. Reparar es difícil: al principio son más los daños y las derrotas que los casos resueltos. Se requieren paciencia y determinación, cualidades que un libro, desafortunadamente, no puede enseñar.

      El primer capítulo es introductorio y trata de afrontar las reparaciones desde un punto de vista más «filosófico» y conceptual que práctico. El segundo capítulo afronta la parte electrónica presente en cualquier dispositivo moderno. Es un capítulo introductorio, pero visto desde la óptica de la reparación: trata los componentes fundamentales y cómo podrían dañarse. En el tercer capítulo muestro los instrumentos necesarios para realizar reparaciones electrónicas y cómo utilizarlos para comprobar los fallos. El cuarto capítulo explica cómo utilizar estos instrumentos para reparaciones electrónicas, es decir, cómo soldar, desoldar y extraer componentes; además, muestra el proceso de una reparación. El quinto capítulo presenta conceptos teóricos de mecánica, útiles para comprender el funcionamiento de cualquier mecanismo, y, por último, el sexto explica cómo utilizar una impresora 3D para efectuar reparaciones de forma rápida y eficiente.

      Este libro nace de una pasión profunda y duradera que me acompaña desde que era niño. A los diez años pasaba muchas horas en el «taller». En cuanto llegaba de la escuela bajaba al estudio de mi padre, expropiado y transformado en mi taller, y el soldador ya no se apagaba hasta la noche. El escritorio era una tabla de madera que casi nunca ordenaba: estaba literalmente cubierto de libros, revistas y componentes y yo trabajaba en un espacio reducido en el centro, que parecía un pequeño cráter. Una lámpara telescópica iluminaba aquel pequeño anfiteatro artificial. No tenía muchos instrumentos más que el soldador, un pequeño multímetro digital y un tester analógico. Me había construido un alimentador regulable y un generador de señales, pero que solo producía ondas cuadradas.

      Pasaba los días experimentando. Recuperaba componentes de televisores viejos y chatarra electrónica e intentaba utilizar las piezas para construir otros circuitos. Deseaba mucho tener un osciloscopio y me habría gustado fabricarme uno digital, porque para mí era más fácil de diseñar. En una de las revistas electrónicas que compraba cada mes apareció publicado el proyecto de un osciloscopio muy básico, que en lugar de la pantalla tenía una matriz de LED, pero que para mí era suficiente. No tenía grandes pretensiones. Una de mis cruces era construir una radio UHF/VHF para escuchar a los aviones. Probé decenas y decenas de circuitos distintos, cambiando las bobinas o algún condensador, sin saber en realidad si funcionarían o no. A veces se oían susurros por los auriculares, otras parecía que se oyeran sonidos, voces perdidas entre el ruido: aquellos eran momentos inolvidables. Sin