SOBRE TODO, AMEMOS A NUESTRA RADIO
Tengo que advertir al lector, cuando abra el libro que tiene en sus manos y empiece a leer este pequeño prólogo, que este es un libro hecho para todos aquellos que aman LA RADIO, así con mayúsculas. Espero, lector, que te encuentres entre ellos, y que lo leas hasta la última línea, porque está escrito por una persona que ama profundamente LA RADIO, como demuestra esta pequeña obra maestra que ha escrito y que nos resultará desde ahora de gran utilidad. Hay muy poco material, en nuestro país, sobre la manera de hacer una emisora de radio, y de todos los pasos para que pueda funcionar. Aquí lo vas a encontrar todo y un poco más.
Hay que agradecer que alguien se haya tomado la molestia de escribir este libro, que es absolutamente necesario para cualquier persona que quiera dedicarse a nuestra profesión. Un libro hecho desde el prisma de alguien que ha trabajado durante años en la radio y que la conoce muy bien, porque ha ido pasando por puestos y posiciones diferentes, lo que le hace tener una amplia visión de nuestro tema.
Iván es un gran trabajador, una persona constante y amante de esta señora que conocemos como LA RADIO.
Pero lo que más me ha gustado de Iván, su autor, es su conocimiento y amor por la profesión y hacia este medio de comunicación. Esto es algo que me ha demostrado en nuestras largas conversaciones sobre este mundo de LA RADIO, que tanto nos apasiona a los dos, y espero que también a ti, querido lector.
Y cuando leas todo el libro tendrás un enorme conocimiento del medio y de la manera de hacer las cosas que tenemos, o debemos tener, quienes queremos con toda nuestra alma a esta bendita profesión, a la que, tanto Iván como yo, hemos entregado nuestra vida.
Rafael REVERT
EL NUEVO RADIOFONISTA
En esta llamada sociedad de la información y de la era digital, estamos ante una nueva radio. Surgen nuevas formas de escuchar la radio, ya no sólo a través de la transmisión de la señal digital, tales como DAB, DRM, IBOC o SRD (radio digital por satélite) sino ahora también por el teléfono móvil y, como no, por Internet. Es, en concreto, Internet, la más revolucionaria, por cuanto ya no se transmite por ondas de radio sino por cable. Y, aunque esto parezca un contrasentido, porque técnicamente ya no sería radio, al no existir ondas hertzinas como medio de transmisión, sí permanece la esencia, y como no, el nombre.
Pero quizás lo más revolucionario sea que por primera vez en la historia se puede hacer radio sin necesidad de licencia alguna, a diferencia de las otras formas de transmisión por ondas, que necesariamente dependen de operadores con licencia administrativa, es decir, empresas concesionarias. Esta nueva transformación de plena interacción de radio e Internet permite, por tanto, que cualquier persona se convierta en medio de comunicación, pues con tener un dominio propio y su correspondiente site o, simplemente, con un blog, ya está hecho.
Se trata, pues, de acercar los conocimientos profesionales radiofónicos, hasta ahora limitados a quienes trabajaban en una empresa de radio, a todas las personas que deseen comunicarse por Internet mediante la utilización del sonido (la palabra y la música, esencialmente), de manera que descubran las posibilidades del lenguaje radiofónico; así como reciclar a los profesionales actuales del medio radio en el manejo de la nueva Web 2.0, usando así, los blogs, wikis, RSS, Podcasting, streaming, e-learning, etc.
Hay que hablar del nuevo radiofonista como un profesional que sabe conjugar las posibilidades tradicionales del medio radiofónico con las que ofrece Internet.
Ser radiofonista es ser profesional de radio en estado puro. No es inventar un nombre porque sí, es recuperar el nombre que ya existía en la mejor época de la radio española para denominar a quienes trabajaban en la radio, locutores, técnicos de sonido, realizadores, etc. Las emisoras-escuelas de Radio Juventud fueron la cantera de muchos de los grandes nombres de la radio española en donde muchos jóvenes cursaron los estudios de radiofonismo que había desarrollado Aníbal Arias.
De Aníbal Arias Ruiz, autor del libro Radiofonismo (1955), se puede decir que es el primer gran teórico de la radiodifusión española. Fue director de la primera escuela de profesionales de radio, Radio SEU, y un defensor a ultranza de sus postulados, tal y como recuerda el veterano maestro Matías Prats: “El ya desaparecido Aníbal Arias, propulsor de aquella Radio Escuela de la calle Diego de León, en Madrid, mantenía batallas constantes, aunque incruentas, a favor de un arte nuevo, el radiofonismo, que nada tenía que ver con el periodismo convencional, pues otros eran sus fundamentos técnicos y otras sus formas de expresión” (revista Antena, 1996).
La clave para recuperar el buen hacer profesional en la radio actual pasa por conseguir dos objetivos: primero, obtener una conciencia profesional mediante la asociación de los profesionales de la radio, para que sean ellos quienes influyan en el modo de hacer radio y no las empresas; y, segundo, la formación del joven que se inicia en el mundo de la radio como verdadero guardián de los valores de la profesión. Sobre todo, una formación teórica con claros y definidos conceptos profesionales como denominador común, ya no sólo entre los profesionales de diferentes empresas de radio, sino incluso entre los trabajadores de una misma emisora. Se ha de hablar, por consiguiente, el mismo lenguaje, como lo hablan los médicos o abogados, trabajen donde trabajen, es decir, conocer el lenguaje del medio y las posibilidades técnicas y artísticas que ofrece para hacer, en equipo, un producto mejor.
Para conseguir estos objetivos, primero, es necesario volver a apostar firmemente por defender y divulgar estos nombres: radiofonismo, como sinónimo de profesión radiofónica; radiofonista, como profesional de la radio.
Jorge Álvarez
Presidente y fundador de la
Asociación Española de Radiofonistas (AER).
INTRODUCCIÓN Y ANÁLISIS DEL SECTOR RADIOFÓNICO
Está claro que las cosas están cambiando. No descubrimos nada nuevo, siempre ha sido así. La novedad, en realidad, está definida por los parámetros que gobiernan los cambios, la velocidad en que estos se están produciendo y, sobretodo, la importancia y/o trascendencia de los mismos.
Aquí es donde nos encontramos con una experiencia social sin precedentes hasta la fecha. Por un lado, unos cambios radicales en producción, promoción y difusión, ocurridos en muy poco espacio de tiempo. Y, por otra parte, un proceso realmente novedoso, como la tecnología en la digitalización de las comunicaciones entre los seres humanos con todo lo que ello conlleva. Esto afecta a todos los campos, pero si nos centramos en la comunicación radiofónica debemos hablar de una auténtica revolución. Una revolución que marca unas nuevas reglas, ofreciendo un panorama diferente a todo lo conocido hasta ahora, tanto en la elaboración de contenidos como en la programación, promoción y difusión de los mismos.
Estos cambios marcan unas pautas en el comportamiento de consumo que no están definidas por las grandes empresas, sino por los usuarios finales. Estos últimos son los que están creando las nuevas reglas del juego.
En programación, por ejemplo, y como comentaremos más adelante, no basta que un determinado jefe de programación decida lo que el consumidor quiere escuchar. Es ahora el consumidor quien realmente decide lo que quiere escuchar, cuándo y cómo.