los grupos mediáticos, a la radio-novela, y ver como, a través de Internet, éste es uno de los géneros que resucita de su latencia. Precisamente uno de los que más recursos utiliza del lenguaje radiofónico.
Hablemos de otros campos. Parece que en los centros de estudios oficiales y universidades públicas, donde se estudia periodismo y publicidad, la fonética, base de la locución y materia prima de estas profesiones desarrolladas en radio, junto con la voz, esencia de la comunicación, no son importantes para la formación de un buen comunicador. En ningún caso podemos encontrar asignaturas al respecto, salvo esporádicos cursos de declamación y cómo hablar en público. Sin embargo, estamos ante uno de los pilares fundamentales del leguaje radiofónico, retomando la opinión del maestro Carlos Infante (www.carlos-infante.com) deberíamos prestar más atención a la fonética en particular y al lenguaje en general. Recordemos que la materia prima del pensamiento es el lenguaje, una carencia de éste, junto a una mala locución e interpretación del mismo, limita inexorablemente nuestras capacidades de pensamiento y comunicación. Podríamos decir que pensamos con la voz.
Pan para hoy, hambre para mañana
Si profundizamos en el análisis general sobre la radio actual y nos centramos en las políticas de programación de determinados medios de comunicación, basadas en intereses un tanto equivocados y que nada tienen que ver con el medio radiofónico, observaremos parrillas de programación de ciertas emisoras marcadas por la automatización en su formato más puro e impersonal, muy útil, eso sí, como hilo musical o fondo sonoro para ascensores, pero que no aportan oficio ni beneficio al medio radiofónico. A este asunto no le dedicaremos excesivos renglones, puesto que somos muchos los que pensamos que obedecen a políticas verticales del pasado.
Tristemente para otros, un presente al que aferrarse como un clavo ardiendo, con el fin de justificar no sé qué intereses, pero condenado a caer por su propio peso. Porque lo más curioso de algunas de las actuales parrillas de programación no es que estén copiadas unas de otras, aunque sí dan la sensación de partir de la misma fuente de inspiración no vocacional, puesto que por desconocimiento o mal asesoramiento, imaginamos que tratan de aprovechar “complejos estudios” donde se demuestra la rápida capacidad de penetración en el mercado de ciertas programaciones.
Pues bien, a esto es a lo que habitualmente llamamos “Pan para hoy, hambre para mañana”. Al interpretar al unísono una programación que poco tiene que ver con la esencia de la radio, parece existir una falta de dominio sobre el lenguaje radiofónico, ignorando el potencial del mismo, en pro de algunas programaciones que invitan a un alejamiento de las nuevas generaciones hacia otros estados del radiofonismo. No olvidemos que, tal y como están las cosas, la difusión por ondas no deja de ser un mueble, un medio para desarrollar un fin radio y si ésta no puede explotar todas sus posibilidades es que se nos quedó pequeño el mueble o está mal ordenado.
Quizás nuestras palabras destilen un cierto pesimismo ante el futuro de alguna de las emisoras de radio actuales o la programación de según qué cadenas o emisoras. Nada más lejos de la realidad. Generalizar conceptos es poco inteligente, además de una falta de respeto absoluta hacia los compañeros que trabajan en el medio. Y, aunque no nos falten motivos para pensar que en la radio actual sobran parásitos y falta corazón, gente vocacional que ame el medio, con capacidad de compromiso y pleno dominio del lenguaje radio-fónico, creemos sinceramente en la existencia de grandes e incuestionables profesionales (radiofonistas, periodistas, locutores, técnicos, creativos, comunicadores, gestores y directores). También creemos en la apuesta de algunas cadenas y emisoras de radio por una programación basada en un profundo conocimiento del medio radiofónico que han sabido desarrollar a lo largo de muchos años una cuidada antena capaz de acercarnos el corazón de la radio, a millones de oyentes, ofreciéndonos grandes momentos que forman parte de la misma historia de la comunicación.
Nuestro más profundo respeto y admiración hacia quienes desarrollan este trabajo.
Lo bueno de esto, es lo malo que se está poniendo
Que las nuevas generaciones no se acercan al medio, es una realidad. Podrán decir que las audiencias de ciertas emisoras crecen, y es cierto, pero a su vez, la de la radio en general envejece.
Si los niños y jóvenes de hoy no escuchan la radio, ¿quien lo hará mañana?
Esos mismos niños, que no quepa duda, pero, tristemente, no bajo la imagen de la radio actual porque los estamos ignorando. Al igual que pudo ocurrir a las grandes empresas con las campañas de marketing que en su día desestimaron el poder de los consumidores individuales en los foros de Internet, los nuevos usuarios del formato radiofónico ya han elegido su propio camino. Un aviso a los navegantes, y no estamos hablando de una leyenda urbana, puede que hoy por hoy las cifras adquieran valores poco significativos, pero esto es sólo cuestión de tiempo, mucho antes de la aparición de You tube, cientos de programas de radio eran creados en estudios caseros y privados, distribuidos por FTP en Internet y, bajo acuerdos con distintas emisoras tradicionales, difundidos a través de las ondas.
En sí, esto quizás no nos parezca una evolución, sobre todo porque las productoras independientes de radio ya existían en otros países como EUA. Podríamos pensar que lo único que ha cambiado sea el medio de distribución, antes correo y ahora Internet, pero la cuestión va mucho más allá.
Hoy por hoy, cualquiera puede disponer de un estudio de producción instalado en su ordenador. Además, tener un servidor FTP en Internet donde subir nuestros programas de radio tiene un bajo coste para cualquier particular, incluso los hay gratuitos a los cuales pueden acceder miles de emisoras en todo el planeta. Además de millones de usuarios que podrán estar informados a tiempo real sobre la actualización de programas mediante la tecnología RSS aplicada al Audio-Podcast, lo cual ya cambia considerablemente el panorama. Además no son pocas las web especializadas que contienen directorios Pod-cast y Web-Site sobre programas específicos, sin contar aquellas que se dedican a recopilar contenidos para ser distribuidos a emisoras directamente.
Es una realidad, la necesidad imperiosa de crear por parte de aquellas personas que, inquietas por comunicar y generar contenidos, no encuentran salidas a sus iniciativas en según que medios de la radio actual.
Creemos que esto obliga a una seria reflexión por parte de los programadores de las cadenas de radio.
La suerte es que la radio, una vez más, sobrevive inexorablemente al paso del tiempo y a los cambios de tecnología, porque esos niños y jóvenes, de los que antes hablamos, no sólo escucharán radio, sino que serán parte activa en el desarrollo de la misma.
La radio como concepto es una superviviente por naturaleza, así lo ha demostrado desde su nacimiento, adaptándose a los nuevos tiempos y manteniendo intacta su magia, como el primer día, tras la aparición de otros medios.
Destacar, pues, que me siento optimista ante el futuro del formato radiofónico. Serán muchos los contenidos necesarios y miles la ideas para alimentar la radio del futuro, además de millones los usuarios de estos nuevos formatos radiofónicos.
Teoría de la Integración Inversa
A corto y medio plazo está claro que la radio, tal y como la conocemos, compartirá el mismo espacio escénico que la radio del futuro. Por tanto, creemos firmemente en la posibilidad actual de forzar los mecanismos de integración comunicativa de ambos formatos en un proceso denominado Integración Inversa. El resultado de esta fusión revertiría directamente en beneficio de los oyentes en general y de la radio en particular. En la práctica, se trataría de inducir a la radio de hoy a un comportamiento que le permita asimilar de Internet la herencia cultural de sus creadores, que a su vez está propiciando un caldo de cultivo capaz de potenciar los elementos propios del lenguaje radiofónico, sumando a este resultado las ventajas propias del medio radiofónico actual.
Consiguiendo un relevo generacional sin sobresaltos, adaptándonos a los hábitos de consumo