Iván Tenorio Santos

La nueva radio 3ª Ed.


Скачать книгу

y más oyentes.

      La radio se convirtió así en un atractivo medio para las empresas comerciales, con el fin de dar a conocer sus mensajes publicitarios. Los anunciantes comenzaron a confiar en la radiodifusión, sus ingresos hacían más estable el mercado y favorecían las inversiones de las emisoras en avances técnicos, lo cual ayudó a desarrollar, potenciar y consolidar el mercado radiofónico.

      A partir de ese momento, el desarrollo fue creciendo en todos los aspectos, en tecnología y en creatividad. Las emisoras crecían y comenzaba a existir una necesidad de lucha por los oyentes, lo cual obligaba a crear originales formatos de distracción en antena y establecía una clara relación entre la publicidad y la programación.

      En este contexto debemos analizar un hecho histórico sin precedentes que demostró, sin pretenderlo, la capacidad de poder de la radio como medio de comunicación público.

      En octubre de 1938, un jovencísimo Orson Welles emitió un programa de radio a través de la CBS que paralizó América. Se trataba de una adaptación del libro de su casi homónimo H. G. Wells, La Guerra de los mundos.

      Este guión radiofónico gozó de una gran creatividad y una perfecta producción, lo cual llevó a los oyentes a creer realmente que los extraterrestres habían llegado a la tierra.

      Sin ser conscientes de que se trataba de un espectáculo radiofónico ofrecido por Orson Welles, se extendió un pánico general en todo EUA.

      En www.mercurytheatre.info podremos encontrar más información sobre el programa original de 1938, interpretado por el propio Orson Welles. Y no es difícil localizar dicho programa a través de las redes P2P, como Emule o Edonkey.

      De nuevo la historia se repite y se vuelve a hablar de crisis. En esta ocasión se habla de la televisión. La aparición de un medio que ofrecía no sólo el audio sino imágenes en movimiento generó que la radio fuese testigo de cómo la televisión copiaba sus planteamientos a la hora de desarrollar los programas, concursos, seriales, noticias y programas de variedades. Esto fue un verdadero desencadenante de la posibilidad de canalización de las inversiones publicitarias hacia el nuevo medio. Una crisis abierta hasta el día de hoy. Aunque bien es cierto que cada medio ha estabilizado de alguna u otra forma sus ingresos.

      En la actualidad nos encontramos con nuevas ventanas de desarrollo y explotación, con el consiguiente revulsivo en los distintos medios de comunicación. Y es que han surgido otros hábitos de consumo derivados de lo que comúnmente conocemos como nuevas tecnologías.

      Esto ha colocado bajo la línea de confort a grandes entes corporativos de comunicación.

      A lo largo de la historia de la radio, en muchas ocasiones se ha hablado de crisis, incluso los más catastrofistas la daban por desaparecida en ciertos aspectos. Pues bien, nunca un muerto estuvo tan vivo.

      En nuestra opinión, y entendiendo la nueva radio como el producto resultado del trabajo obtenido por el uso del código propio del lenguaje radiofónico, sumado a las posibilidades generadas por la sinergía con las llamadas nuevas tecnologías, independientemente del formato en el que se registre o del medio utilizado para la difusión del mensaje, nos mostramos optimistas ante el futuro. Sin lugar a dudas, una nueva época dorada de la radio.

      Creemos necesaria esta reflexión porque nos ofrece un novedoso punto de vista, acorde a los cambios generados por la sistemática incorporación de nuevas tecnologías, tanto en producción como en difusión.

      Consideramos que la radio del futuro es un interesante reto y una clara apuesta por el contenido, las personas y los profesionales.

      Los programas podrán llegar a los oyentes a través de distintos medios que parecen haber nacido para la radio: las ondas, el satélite, el cable, la telefonía móvil y, por supuesto, Internet. A través de Pódcast, streaming y radio a la carta, los nuevos formatos de reproducción y sus reproductores iPod y Mp3.

      Dichos programas podrán ser generados por las grandes empresas y/o por millones de usuarios que han visto como el abaratamiento de los costes en materia tecnológica en general posibilitan el disponer de unos recursos técnicos e informáticos inimaginables hasta la fecha, con los que desarrollar nuevos contenidos que alimentarán la radio de las próximas décadas.

      Una radio inteligente, personalizada, lista para seguir haciéndonos compañía.

      Como la energía, la radio ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, adaptándose a los tiempos, manteniendo intacta su magia.

      2. EL LENGUAJE RADIOFÓNICO

      Para poder experimentar nuevas formas y técnicas de comunicación lo mejor es conocer primero las ya establecidas. Así pues, saber que la radio tiene su propio código, un conjunto de signos que permiten establecer, de una determinada forma, una comunicación.

      La presencia de un lenguaje propio del medio radiofónico obedece a la existencia de un código de comunicación, nacido del uso de un conjunto de reglas y normas que dan sentido al lenguaje radiofónico, formado por:

      La voz

      La música

      Los efectos

      El silencio

      Éstos, a su vez, son tratados por:

      La interpretación de los textos y locuciones.

      La composición de las melodías.

      La procedencia natural o artificial de los efectos.

      La mayor o menor ausencia de sonido.

      Y la aplicación de FX, modificación de onda, (ej. ecos, deelay, rever) y/o la masterización de los registros, tanto individuales como colectivos.

      Estos factores desarrollados forman un registro con estructura de mención (jingle, linner, cuña, intro, careta...) que, a su vez, pueden ejercer como unidades de comunicación independientes (ej. cuña de publicidad o indicativo) y/o complementadas, en cuyo caso constituyen un programa, un micro espacio. El conjunto de todos estos, más los registros independientes, ordenados en el tiempo de manera lineal, complementan una parilla de programación.

      El profesor Armand Balsebre define el lenguaje radiofónico de la siguiente forma:

      “Un conjunto de formas sonoras y no sonoras, representadas por el lenguaje verbal, el lenguaje musical, los efectos sonoros y el silencio, cuya significación viene determinada por el conjunto de recursos técnico-expresivos de la reproducción sonora y el conjunto de factores que caracterizan el proceso de percepción sonora e imaginativo-visual de los radioyentes.”

      (Armand Balsebre, El lenguaje radiofónico, Madrid. Cátedra, 1994)

      Con todo ello, aclaremos algunos conceptos básicos en cuanto al lenguaje radiofónico:

      La voz

      Conjunto de elementos del lenguaje verbal que es utilizado por los seres humanos para comunicarse entre ellos. (Ej. Locución del periodista en un informativo.)

      La música

      Estructura sonora de comunicación, capaz de transmitir sensaciones mediante los distintos parámetros que la gobiernan. (Ej. el timbre, el tono, la intensidad, la duración…)

      Efectos

      Conjunto de sonidos, naturales o creados, que complementan la comprensión de un mensaje. (Ej. perro ladrando, caballos galopando...)

      El silencio

      Espacios de duración indeterminada, carentes de todo sonido, que colaboran en la comprensión de los conceptos ya descritos mediante la aportación de un valor específico y subjetivo a cada uno de los elementos anteriores.