iban, así que Onésimo continuó viaje para Braganza y Oporto mientras los demás regresaban.23
Probablemente el 12 de agosto ya había salido de la ciudad.24 Cabe imaginar en qué situación personal quedaba Mercedes: embarazada de nuevo y exiliado su marido sin fecha de retorno. Debió de sentir que ella misma estaba en peligro y, con el objetivo de seguir a Onésimo,
estuve viviendo ocho días en una finca de los Calero. Era una finca de secano a la que se accedía por un camino de tierra. Si venía un automóvil, levantaba mucho polvo y se veía de lejos. Entonces me escondían en la buhardilla.25
Después de estos ocho días, a principios de octubre se reunió con Onésimo en Curia, donde se habían establecido numerosos jesuitas desde que, en enero de 1932, había sido disuelta la Compañía. Allí se instalaron en una de sus habitaciones y, a finales de octubre, pudieron trasladarse a Oporto. En esta misma ciudad nació su hija Mercedes el 13 de noviembre de 1932,26 en una pensión de la calle Firmeza. Fue un parto duro, «con fórceps y sin anestesia»,27 aunque, pasado el parto, el principal problema al que se tuvieron que enfrentar fue el económico, una situación precaria que empeoró con el nacimiento de la pequeña. Onésimo seguía recibiendo algún ingreso del sindicato remolachero, pero era insuficiente, por lo que, según Mercedes: «Vivíamos fundamentalmente de las rentas de unas tierras que eran de mi propiedad [...]. No tuvimos el apoyo económico que recibieron otras familias que estaban en circunstancias similares».28
En efecto, Mercedes tuvo que vender unas tierras en Montemayor como medida de urgencia, para lo que volvió a Valladolid con la pequeña Mercedes en abril de 1933. Fue entonces cuando29 «Onésimo vuelve a Curia. Dos meses más tarde [junio], yo vuelvo a Portugal y nos trasladamos los tres a Praia das Rosas hasta octubre de 1933».30
En paralelo a todo lo relatado, hay que decir que, con el inicio de 1933, la situación política en España se fue radicalizando cada vez más. Los sucesos de Casas Viejas, acaecidos en los primeros días de enero, originaron una tromba de críticas y presiones sobre el Gobierno de la República por la excesiva crueldad con la que se había reprimido el levantamiento anarquista en aquella localidad. Con estos sucesos recientes, el 28 de febrero de 1933 la derecha se organizó en torno a la CEDA, bajo la presidencia de José María Gil Robles. Por otra parte, algunos jonsistas vallisoletanos y algunos redactores del semanario Igualdad tuvieron que hacer frente a procesos judiciales, entre ellos Javier Martínez de Bedoya y Luciano de la Calzada.31 Con la vista puesta en las elecciones municipales que se tenían que celebrar en abril, los jonsistas vallisoletanos hicieron campaña a favor de la Unión de Derechas, incluyendo en las listas a algún jonsista como independiente, sobre todo en los pueblos, no así en la ciudad de Valladolid. Fue en Alaejos, durante esta campaña electoral, donde se dio a conocer Rosario Pereda, por entonces estudiante de magisterio, pero llamada a ser una figura muy relevante del jonsismo femenino vallisoletano. A principios de septiembre, Alcalá Zamora destituyó a Azaña y encargó a Lerroux la formación de un Gobierno que apenas consiguió alcanzar un mes de vida y al que sustituyó Diego Martínez Barrio hasta la víspera de las elecciones generales del 19 de noviembre. En este contexto de crisis de gobierno, y a un mes de la celebración de las elecciones generales, Onésimo estaba convencido de que obtendría la amnistía una vez entrara, aunque ilegalmente, en España, así que prepararon el viaje y, a mediados de octubre de 1933, ya estaban en Valladolid.
En efecto, el 16 de octubre de 1933, Onésimo y Mercedes, junto a la pequeña Merche, regresaron a España.32 Para entonces, la niña estaba a punto de cumplir un año y Mercedes estaba de nuevo embarazada. Se dirigieron a Quintanilla de Abajo, a la casa de los padres de Onésimo, para después trasladarse a Valladolid. Se instalaron en el n.º 1 de la plaza de la Libertad, cerca del Teatro Calderón, donde sin dejar de trabajar para el sindicato remolachero, Onésimo instaló su despacho de abogado. Sin embargo, a los pocos días de su regreso a la capital, fue detenido por su implicación en la «sanjurjada». Poco duró el presidio, ya que consiguió salir en libertad vigilada a los dos días.
Onésimo esperaba poderse presentar a las elecciones formando parte de la candidatura cedista, a lo que Gil Robles se opuso. Fue entonces cuando decidió presentarse como independiente, aunque poco antes de las elecciones retiró su candidatura por temor a que el voto derechista quedara dividido. Así pues, el 19 de noviembre se celebró la primera vuelta de las elecciones generales,33 y el 3 de diciembre la segunda, en la que la CEDA obtuvo la mayoría de votos, seguida por el Partido Radical. El presidente de la República, Alcalá Zamora, propuso a Alejandro Lerroux que formara gobierno. Empezaba así el bienio radical-cedista, en el que se iba a revisar el bienio reformista anterior. Así, una de las primeras medidas que tomó el Ejecutivo radical fue paralizar la Ley de Confesiones y Congregaciones de junio de 1933.
El jonsismo, por su parte, trabajaba por reforzar su organización creando el Consejo Nacional de las JONS y realizando una campaña de propaganda para difundir su ideario y conseguir incrementar la afiliación. Sin embargo, desde octubre de 1933 existía ya otro partido fascista, FE, liderado por José Antonio Primo de Rivera, quien, además, había conseguido un diputado en las elecciones de noviembre. FE no solo superaba en número de afiliados a las JONS, sino que además algunos jonsistas empezaban a afiliarse a Falange. El grupo de José Antonio, además, contaba con importantes fuentes de financiación. Ante tales circunstancias, Ramiro Ledesma Ramos empezó a gestionar el acercamiento entre ambos partidos y a diseñar su unificación. En la reunión del Consejo Nacional de las JONS que se celebró los días 11 y 12 de febrero de 1934, en Madrid, se decidió la fusión con FE, con lo que nació FE-JONS.34 La dirección del partido pasó a estar en manos de un triunvirato formado por dos falangistas, José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda, y por un jonsista, Ramiro Ledesma Ramos. Como secretario general fue designado Raimundo Fernández-Cuesta y Onésimo Redondo fue incluido en la Junta de Mando, donde también predominaban los falangistas. Las JONS, por lo demás, aportaron sus símbolos y lemas, así como una mayor preocupación por lo social, en general, y por el nacionalsindicalismo, en particular. Así las cosas, Onésimo tenía que organizar el mitin de presentación de FE-JONS en Valladolid. El mitin en cuestión se celebró el domingo 4 de marzo de 1934 por la mañana, en el vallisoletano Teatro Calderón, al lado de su domicilio familiar, pero al acabar el acto y abrir las puertas del teatro
se oyeron algunos tiros de los marxistas vallisoletanos apostados a distancia. Ya lo teníamos previsto y los primeros que salieron fueron los grupos de Girón y González Vicent [sic], que despejaron las calles necesarias para el desalojo, pero, al poco tiempo aparecieron los Guardias de Asalto y ya, al dividirse los frentes, no quedaron tan claras cuáles eran las calles seguras. Onésimo, que vivía al lado del teatro, subió un momento a ver a Mercedes, su mujer, que la tarde anterior –tres de marzo– había dado a luz a su segunda hija, Pilar.35
Además, el 20 de abril se aprobó la ley que amnistiaba a todos los implicados en la «sanjurjada» y, a los pocos días, Lerroux dimitió y asumió la presidencia del Gobierno Ricardo Samper.
Aunque la financiación de FE-JONS seguía llegando a través de los alfonsinos, e incluso ya se había