Kris Lane

Enigmas de las Américas


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se ha plasmado en los mapas, cartas y atlas que han constituido, en cada momento, un “retrato” de la Tierra que también reflejaba a quienes lo trazaban.1

      El Theatrum Orbis Terrarum, un teatro que es el escenario del accionar humano, en su portadilla (Imagen 1) presenta enmarcado dentro de un arco dórico (figura renacentista, propia de la arquitectura clásica) cuatro figuras femeninas, que representan las cuatro partes del mundo. En la parte superior, ocupando una posición dominante, se observa una mujer mayor, una figura autoritaria, en sus manos sujeta un cetro y un timón, personifica a Europa. A la izquierda está otra mujer, una princesa oriental, en cuyas manos porta un recipiente de incienso humeante, en representación del Asia exótica. A la derecha una doncella negra, cuyo brillo responde al calor tropical, personifica África. En la base se encuentra la figura que interpreta la salvaje América, en su mano izquierda alza una cabeza, representa el Mundus Novus, que ha pasado a integrar el teatro del mundo, como la flamante cuarta parte. Pero junto a América también aparece una quinta figura incompleta, que personifica una tierra enigmática por descubrir, aquella Tierra Incógnita, Tierra Magallánica, Tierra del Fuego o Terra Australis, un nueva quinta parte todavía por explorar2. Abraham Ortelius escogió esta imagen para la portada de su obra, que fue el primer atlas del mundo, publicado por primera vez en latín en el año 1570, fue reeditado más de 30 veces y fue traducido a otros seis idiomas: alemán, holandés, francés, español, italiano e inglés. Esta obra es reconocida como el primer atlas moderno, el primer intento de incorporar todo el conocimiento geográfico registrado en el siglo de las exploraciones.

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      MUNDUS NOVUS

      En esas partes del sur he encontrado un continente mas (sic) poblado y habitado por animales que Nuestra Europa o Asia o Africa3.

      Como un “Novo mondo retrovari”, un nuevo mundo encontrado, denominó Américo Vespucio a esta nueva cuarta parte del mundo; y explicaba que “podemos llamarlo asi (sic) porque nuestros ancestros no tienen conocimiento de el (sic)”. En 1501, Vespucio registró en uno de sus comunicados: “Supimos que esa tierra era un continente y no una isla por tener una muy larga costa y por estar repleta de infinitud de habitantes”4. Es así como la discusión de si se trataba de una nueva masa continental o una gran isla parte del Asia comenzó tan temprano con los primeros viajes europeos a Occidente.

      En el año 1500, Juan de La Cosa, piloto y cosmógrafo español, realizó el portulano en el Puerto de Santa María; se trata de un manuscrito sobre pergamino, hecho con la tradicional técnica de portulano, que recoge los descubrimientos de Juan de Caboto (1498) y de los tres viajes de Colón (1492/1493/1496) a las Indias. En este documento se puede ver, en color verde el perfil del continente americano y están señaladas las islas del Caribe, exploradas ya por Colón en sus viajes (Imagen 2).

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      Por el mismo tiempo, un italiano, de nombre Alberto Cantino, adquirió en el año 1502, en Lisboa, un planisferio de autor anónimo, realizado también con la técnica de portulano, sobre un pergamino manuscrito y coloreado, que incluye detalles de la costa americana. Por supuesto, al ser de origen portugués resalta la importancia del meridiano que, según el Tratado de Tordesillas (1494), trazaba la división entre la parte castellana (Occidente) y la porción portuguesa. Para la fecha de publicación de este planisferio estaba claro que las Indias descritas por Colón eran en realidad un nuevo continente que ya había sido repartido entre España y Portugal. Este planisferio introduce algunas novedades, es una carta náutica que por primera vez presenta la línea ecuatorial y los trópicos. Lo más sorprendente es que incluye regiones del Nuevo Mundo que todavía no habían sido exploradas, como Florida, descubrimiento atribuido a Juan Ponce de León años más tarde, recién en 1513 (Imagen 3).

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      Estos primeros mapas europeos, que registran la información de las tempranas exploraciones europeas, incorporan las incipientes nociones que se tenían sobre la geografía de lo que para ellos era un “Mundus Novus”. Esta cartografía evidencia cómo América fue en otro tiempo pura y simplemente el Nuevo Orbis5, la cuarta parte del mundo. De hecho, el nombre América fue utilizado por primera vez por el cosmógrafo alemán Martin Waldseemüller para denominar las tierras exploradas por Américo Vespucio. Aunque durante el siglo XVI persistía una tendencia a rechazar la posibilidad de que esta masa continental fuera un nuevo continente, puesto que todavía se pensaba que era solo una prolongación de Asia; de hecho, descifrar si se trataba de una nueva masa continental fue precisamente el primer gran enigma de la geografía moderna. Los tempranos viajes europeos a Occidente buscaron resolver esta incógnita.

      Fue precisamente Martín Waldseemüller quien por primera vez usó el nombre de América, en su mapa realizado en 1507, para denominar el descubrimiento: “ahora una cuarta parte ha sido descubierta por Amerigo Vespucci”6 (Imagen 4). No obstante, Waldseemüller en un mapa posterior, publicado en 1513, ya no usó el nombre América, sino el de Terra Incognita, pero era ya muy tarde, el nombre se había popularizado para denominar a este nuevo orbis. Es así como el mapa de 1507 ha sido considerado como el certificado de nacimiento de América7.

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      El mapa de Waldseemüller fue un verdadero hito cartográfico, por ser el primero en implementar al menos cuatro novedades: usar el término América, representar la esfericidad de la Tierra, separar América de Asia e incorporar el Pacífico, que para 1507 todavía era desconocido para los europeos. De este mapa se realizaron más de 1000 copias, de las cuales solamente sobrevive una, que se encuentra en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, un verdadero tesoro de la cartografía. Otro de los hitos importantes que marca este mapa y que resuelve la primera interrogante sobre el Nuevo Mundo se encuentra en el recuadro de la parte inferior derecha donde se expresa: “América que es conocida ahora por ser la cuarta parte del Mundo”8.

      Entonces, la definición de América como un nuevo continente fue un reto, un nuevo paradigma que desafiaba el antiguo paradigma ptolemaico sobre las tres partes que conformaban el mundo, tal vez por esto se entiende que por tanto tiempo haya persistido la discusión sobre si era realmente un nuevo continente o una isla. Este debate se mantuvo por largo tiempo y la cartografía jugó un rol definitivo al comprobar en forma irrevocable la realidad de un continente y no de una isla, y la imposibilidad de que se tratara de una extensión de Asia.

      En el año 1526 se publicó la Carta Universal de Juan de Vespucio, sobrino de Américo y piloto de la Casa de Contratación. Se trata de una carta portulana muy decorada, una representación de la costa atlántica de América y también del Pacífico. La innovación