Manuel José Fernández Márquez

El silencio es la música del alma


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centro del ser de cada cosa, de cada persona, de cada situación, como una presencia silenciosa de Dios.

      El silencio es un tesoro, es ese misterio que nos toca el alma, nos sonríe con la misma música de Dios, nos silencia hasta el fondo del alma y nos sumerge en Dios.

      El silencio es un tesoro escondido, es un misterio que tenemos que descubrir en una búsqueda constante como el sediento busca saciar su sed.

      El silencio es un tesoro, es un misterio que nos seduce, nos enamora, toca nuestro corazón, despertando nuestra sed infinita de Dios.

      Señor, tengo sed de silencio,

      tengo sed de tu silencio.

      Señor, silénciame...

      Señor, silencia los ruidos de mi cuerpo, de mi mente y de mi corazón.

      Señor, tengo sed de vivir el silencio,

      tengo sed de encontrar el silencio,

      tengo sed de saborear el silencio.

      Señor, silénciame…

      Señor, dame a gustar el silencio.

      Señor, que escuche tu silencio.

      Señor, que tu silencio hable a mi corazón,

      que tu silencio silencie mi alma,

      que tu silencio llene mi alma de ti.

      Señor, que tu presencia silenciosa

      me enamore

      y me disuelva en ti.

      Señor, silénciame…

      13. Pensamientos del viento 2

      A veces, las palabras oscurecen

      y las explicaciones revuelven.

      El silencio serena y libera siempre.

      Las discusiones alteran y distancian,

      El silencio siempre sosiega y unifica.

      Permanece atento...

      y escucha más allá de lo que oyes,

      percibe más allá de lo que ves,

      siente más allá de lo que tocas...

      Permanece atento y...

      escucharás lo que no se oye,

      percibirás lo que no se ve,

      sentirás lo que no se toca,

      intuirás el misterio esencial de toda criatura...

      14. El silencio y el despertar interior

      Cuando el silencio habla,

      la vida se transforma…

      Cuando el silencio

      no es evasión ni huída,

      no es alejarme de nada ni cerrar mis ojos,

      no es taparme los oídos,

      no es esconderme de los sonidos…,

      sino apertura de mi mente silenciosa

      y de mi atención amorosa,

      la vida se transforma…

      Cuando el silencio

      no es evasión ni huída,

      cuando el silencio es silencio

      de mi mente, de mi cuerpo y de mi corazón,

      la vida se transforma…

      Cuando el silencio

      es silencio de verdad,

      cuando el silencio

      es silencio mío y de todo mi ser,

      cuando el silencio

      es liberación de ruidos de mi cuerpo

      de mi mente y de mi corazón,

      cuando el silencio

      es silencio que despeja mi mente

      y despierta mi atención consciente,

      cuando el silencio es silencio de verdad,

      la vida se transforma…

      Cuando el silencio es silencio

      de mi mente, de mi cuerpo y de mi corazón,

      se esponja mi alma,

      se aquieta mi corazón,

      se disuelve mi cuerpo,

      se ensancha el espacio interior,

      aparece la quietud interior,

      se sonríe mi alma,

      se armonizan los gestos de mis manos,

      se ablandan mi frente y mis mejillas,

      se dibuja una sonrisa en mi rostro,

      se dilata el amor de mi corazón,

      aparece la humildad de mi nada y de mi todo.

      se disuelve la oscuridad

      y aflora la luz de la consciencia,

      se enraíza el ser mi ser,

      se asienta mi existencia en el silencio envolvente

      que acaricia la vida.

      Cuando el silencio es silencio de todo mi ser,

      me disuelvo en el silencio amoroso de Dios…

      15. Saber callar

      Comienza a callar,

      empieza a caminar

      por la orilla del silencio,

      bordea los caminos

      de tu propio silencio.

      Adéntrate en la consciencia

      de tu cuerpo y de tu mente,

      vive la quietud de tus sentidos y respira la vida de tu cuerpo.

      Descubre el bullicio de tu mente,

      acalla las idas y venidas

      de tus ideas y recuerdos,

      despierta tu atención serena.

      Desde tu quietud y silencio,

      observa despierto

      objetos y personas,

      escucha su silencio y su palabra.

      En medio del ruido,

      escucha;

      en medio de las gentes,

      observa;

      en medio de la vida,

      permanece atento y silencioso.

      Al final, siempre es mejor callar...

      Acoge y vive desde el fondo,

      la vida que fluye siempre

      en el fondo de toda vida...

      Al final, mejor es callar...

      siempre escuchar es mejor,

      siempre enriquece tu hogar

      acoger en silencio a los demás.

      Escucha, escucha siempre,

      calla, calla en cada instante,

      vive abierto a tu presencia,

      descubre la presencia de Dios ahora.

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