Amanda Vargas Prieto

Economía solidaria en Colombia: autores y reflexión conceptual


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de información, se analizan acá inicialmente las áreas temáticas de las publicaciones para identificar sus tendencias. De este modo, se hace una caracterización de la producción bibliográfica a fin de valorar su contribución en la construcción y evolución del concepto de economía solidaria.

      El estudio identificó dos vertientes en las que el concepto puede enmarcarse. La primera es la vertiente exógena, proveniente del pensamiento eurocéntrico, que se desarrolla a partir de la Revolución Industrial y que busca reencontrar el sentido social de la economía como respuesta al impacto que el surgimiento del capitalismo generó entre los obreros en Europa. La segunda es la vertiente endógena, que busca reconocer y rescatar las relaciones de intercambio de carácter no mercantil existentes en el territorio latinoamericano y que se define como economía plural, solidaria, del trabajo, descolonización y buen vivir, etc.

      Vertiente exógena

      Se denomina de este modo porque refiere una línea de pensamiento de influencia externa a Latinoamérica y Colombia, con un enfoque cooperativista bajo la denominación ampliada de economía social y con algunas características y aproximaciones afines a las prácticas autóctonas de economía solidaria. El término economía social designa a un movimiento de la economía originado principalmente en las experiencias de las cooperativas y evidenciado en las primeras décadas del siglo XIX. Proviene del pensamiento eurocéntrico que comienza a desarrollarse con la Revolución Industrial, desde el siglo XVIII. Este movimiento buscaba reencontrar el sentido social de la economía como respuesta al impacto que el surgimiento del capitalismo generó entre la clase obrera. Dicha respuesta se materializó en la estructura o modelo socioeconómico del cooperativismo.

      A mediados de los siglos XVIII y XIX, el cooperativismo tuvo un gran auge en Europa, donde surgió la primera cooperativa. Dicho movimiento se convirtió —y así sigue siendo— en un referente de una economía diferente, con incidencia en el desarrollo de los territorios donde opera. Los pioneros de Rochdale, acompañados por los postulados de varios socialistas utópicos como Robert Owen, Charles Fourier, Saint-Simon, Leonard de Sismondi y Benjamin Buchez, entre otros (Arango, 2005), promovieron un modelo socioeconómico diferente al propuesto por la sociedad capitalista, para dar respuesta a las necesidades sociales en términos de participación democrática, práctica empresarial autogestionada, sostenibilidad económica y participación activa del agente económico familia en la interacción con la empresa.

      El cooperativismo fue y es un eje que tiene una fuerza social y monetaria en Europa, dadas las particularidades de su contribución a la participación de los trabajadores como dueños y al compromiso con la comunidad y el medio ambiente de la empresa. Los postulados, que luego son adoptados por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI, 1995) a través de los siete principios cooperativos, son simples, claros y contundentes. Se rescata la primacía del ser humano ante el capital, su participación como actor vivo de la economía en todos sus roles (empleado, dueño, usuario) y su relación estrecha y comprometida con los procesos de comunicación y educación con impacto territorial evidenciables desde prácticas articuladas entre cooperativas. Es un modelo arraigado en una cultura europea clara y específica.

      A medida que avanza el siglo XX, el movimiento cooperativo adquiere ciertas características relacionadas con las consecuencias que el desarrollo del capital genera en la sociedad, en especial a partir de los setenta. Se configura así, como resultado de este proceso, un “debate epistemológico en el seno del pensamiento económico” (Chaves, 1999, p. 3), en el que se acusa a la ciencia económica dominante de no incorporar “la dimensión social en su proceso intelectual, y […] su despreocupación por los problemas sociales reales” (p. 3), causados, entre otras razones, por el “tremendo coste humano de la Revolución Industrial y del triunfo del capitalismo como sistema económico” (p. 3). Al no plantear salidas para resolver los problemas sociales profundos de la población, esta decide agruparse en cooperativas, mutualidades y asociaciones sin fines de lucro, a través de las cuales busca atender sus dificultades con una propuesta socioeconómica diferente.

      Luego de este avance y de los aportes del cooperativismo y de otras formas empresariales que emergieron gradualmente en Europa, hoy el cooperativismo absoluto migró a conceptos como la economía social. Pérez y Etxezarreta (2015) lo consideran un “concepto claramente definido y delimitado con un desarrollo institucional importante en algunos países y con un consenso elevado entre los agentes que lo conforman y estudian”. Como resultado de este proceso de consolidación del concepto, a continuación, en la tabla 1, se presentan algunas definiciones.

      Tabla 1. Definiciones de economía social en Europa

FuenteDefinición
Comunicación que la Comisión Europea dirigió al Consejo el 18 de diciembre de 1989: Las empresas de la economía social y la creación de un mercado europeo sin fronteras (citado en Montolio, 2002)“Una empresa pertenece a la economía social si su actividad productiva se basa en técnicas organizativas específicas. Estas técnicas se fundamentan en los principios de solidaridad y participación (que normalmente responden a la norma ‘un hombre, un voto’) entre sus miembros, sean estos productores, usuarios o consumidores, así como en los valores de autonomía y de ciudadanía”.
Zamagni (2002)“Debemos pensar en un orden social que no tiene sólo dos pilares, el pilar del mercado y el del Estado, sino al menos tres pilares, si agregamos el pilar de la sociedad civil. Esta debe también expresarse en el ámbito económico, que es el que llaman ‘economía civil’. Entonces no sólo hay economía privada o economía pública del Estado, sino que hay también una economía civil”.
Chaves (1999)Plantea el conocimiento de la economía social desde tres planos: como una realidad social, por cuanto representa un campo de estudio diferente al imperante (el campo de la economía social); como una disciplina científica, porque su objeto de estudio difiere del hegemónico, que estudia la realidad anterior (la ciencia de economía social); y como enfoque metodológico, por su enfoque alternativo al de la economía política, “derivada en economía positiva” (el enfoque de economía social). Sostiene el autor que en esos tres planos la economía social se constituye en una alternativa de “hacer economía”.
Programa del I Congreso de la Economía Social celebrado en Madrid el 11 de diciembre de 1992 y organizado por CEPES (citado en Montolio, 2002)“Toda actividad económica, basada en la asociación de personas en entidades de tipo democrático y participativo, con la primacía de las aportaciones personales y de trabajo sobre el capital”.
Chaves y Monzón (2007)Los autores definen el concepto como el grupo formal de empresas privadas, con autonomía de decisión y libertad de adhesión, creadas para satisfacer las necesidades de sus socios, produciendo, asegurando o financiando bienes y/o servicios, y en las que la eventual distribución entre los socios de excedentes, así como las decisiones, no están ligadas directamente con el capital aportado por cada socio, sino que corresponde a un voto a cada uno de ellos.

      Fuente: elaboración propia.

      En armonía con lo señalado, y con el propósito de distinguir lo que no es la economía social, diversos autores han considerado una serie de características, de las cuales se extraen dos aspectos fundamentales: la organización democrática y la búsqueda del interés colectivo de las personas que las integran. En la tabla 2 se hace una descripción de esta caracterización.

      Tabla 2. Características de la economía social

CaracterísticaAutores y definiciones
Primacía del ser humano o sociedad de personasPrimacía del hombre y del objeto social sobre el capital (Montolio, 1999).Empresas u organizaciones que se constituyen para satisfacer las necesidades de sus miembros o para perseguir una utilidad social (Guerra, 2015).Ejercen una actividad económica en sí misma considerada para satisfacer necesidades de personas, hogares o familias. Por eso, se dice que las organizaciones de economía social son entidades de personas, no de capitales: trabajan con capital y otros recursos no monetarios, no para el capital (Chaves y Monzón, 2007).
Libre adhesiónAdhesión libre, voluntaria y abierta (Montolio, 1999).Con libertad de adhesión (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009), es decir, no son de afiliación obligatoria (Chaves y Monzón, 2007).
Gestión, toma de decisiones y control de carácter democrático basado en el principio de “una persona,