Amy Blankenship

Cosas Peligrosas


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la puerta, pero Envy se lo impidió.

      —No sin mi compañera —dijo Devon tratando de sacudirse el efecto de eco que estaba percibiendo.

      ¡Maldición! ¿Quién diría que Trevor era tan fuerte? El hecho de saberlo no le agradaba demasiado.

      — Vístete—dijo Envy frunciendo el ceño y mirando con curiosidad a Zachary. Le pareció que él y Trevor podían haber sido hermanos, su color de piel era muy similar. La única diferencia era que Zachary tenía el pelo corto y era un poco más alto.

      —Vale, sé lo que son... pero ¿qué eres tú?

      Zachary se inclinó con elegancia: —Puedes llamarme guardián—y sonrió mientras se apagaban las llamas.

      —Guardián de los humanos y de las criaturas paranormales— se enderezó y miró a Trevor. —¿No le dijiste nada?

      —No, no lo hizo. Envy le lanzó a Trevor una mirada despectiva, se la tenía bien merecida. Luego volvió a prestarle atención a Zachary.

      —¿Guardián? ¿Qué significa eso exactamente? ¿Trevor y tú sois hermanos? No pudo evitar preguntárselo.

      —Significa que nos protegemos mutuamente—respondió Trevor y añadió: —Y no. En cuanto a familia, no tengo ninguna.

      —Vaya, ahora tienes mucha información —murmuró Envy.

      —Traté de decírtelo —le recordó Trevor mientras se ponía los pantalones que Zachary acababa de lanzarle. —No es culpa mía que no me escucharas.

      Envy se disponía a regañarlo cuando se detuvo al recordar no sin cierta culpabilidad, la última noche que había visto a Trevor. Él Le dijo que estaba involucrado en la CIA, pero ella no le creyó. Incluso le disparó con su táser por hacer que se sintiera tan tonta como para caer en una mentira tan estúpida. Pero entonces, ¿cómo esperaba que ella le creyera cuando él se dedicaba a bailar de forma tan provocativa con otras mujeres?

      Por otro lado... él le había dicho que aquello era la tapadera de su trabajo. Envy frunció el ceño ante el incipiente dolor de cabeza que esto le provocaba, y llegó a la conclusión de que Trevor era un imbécil más grande de lo que pensaba solo por haberle hecho pensar en esto.

      Chad miró al jaguar antes de entrar en casa. Salió un par de segundos después con un par de vaqueros y se los tiró a Devon.

      —No necesitamos tu ayuda —dijo Devon mientras se subía la cremallera de los vaqueros y se dirigía a Envy para pasarle un brazo por la cintura de manera posesiva.

      —¿Ah, sí? Yo salvé a tu hermana mientras tú estabas ocupado robándome a mi novia —respondió Trevor antes de dirigir su furiosa mirada hacia Envy.

      Ella levantó su mirada y la fijó en los ojos de color azul plateado de Trevor. Todavía podía ver el dolor que había en ellos y eso hizo que se le encogiera el corazón. En realidad ella no le odiaba. De hecho, seguía queriendo a Trevor.... pero no como quería a Devon. Sus labios se entreabrieron para tratar de explicarse, pero Devon la interrumpió.

      —¿Por qué has venido aquí? ¿Nos has seguido? —preguntó Devon, no le gustaba el hecho de que Trevor siguiera poniendo a Envy en una encrucijada. Ella había tomado una decisión y Trevor necesitaba aceptar los hechos para no sentirse herido.

      —En realidad, vino a verme a mí —dijo Chad con toda la calma que le era posible. Volviéndose hacia su hermana, la tomó de la mano y tiró suavemente mientras miraba por encima de su hombro a Devon.

      —Si no te importa, me gustaría tener la oportunidad de hablar con ella un minuto en privado.

      En el momento en el que Devon la soltó, Chad la metió dentro de la casa y cerró la puerta. De hecho, se abstuvo de cerrar con llave. Además, después de lo que acababa de ver en el patio, una cerradura de seguridad no serviría de nada.

      —¿Estás segura de que no te quedarás aquí sólo una noche más? Por mi salud mental —suplicó, a pesar de que sabía qué hacía ya algún tiempo que había perdido el control de su propia vida.

      Envy rodeó a su hermano con los brazos y después de darle un abrazo muy cariñoso, dio un paso hacia atrás para mirarlo.

      —No puedo. Ya viste lo que pasó en la iglesia esta noche. Todos están desperdigados, así que Warren está tratando de organizar una reunión para primera hora de la mañana.

      Miró hacia la puerta cuando otro pensamiento la sorprendió. —Además, quedarse con ellos es quizás lo más seguro en este momento. De hecho, te llamaré para decirte a qué hora debes venir a la reunión y si es en Moon Dance o en Night Light. Quiero que me hagas un favor. Trae a Trevor y al chico de las llamas a la reunión, porque si lo que he oído es verdad... vamos a necesitar toda la ayuda que podamos conseguir.

      —¿Vampiros? Preguntó Chad al ponerse de nuevo en plan policía mientras se frotaba la nuca, donde sus finos y minúsculos cabellos habían decidido quedarse de punta para siempre.

      Envy asintió, y frunciendo el ceño agitó la cabeza.

      —Los vampiros sí, pero hay un demonio suelto y....

      Chad extendió la mano y la agarró por los brazos.

      —Un demonio? ¡Nadie dijo nada sobre demonios!

      Envy respiró profundamente y luego asintió, esperando decirle algo que le hiciera sentir mejor.

      —Sí, un demonio. La buena noticia es que tenemos dos ángeles de nuestro lado

      Ella le sonrió confiando en que no se desmayara.

      —¿Ángeles? —Chad la soltó y se apoyó pesadamente contra la pared. —Dios mío.

      —Exactamente —asintió Envy, mientras le veía pasar los dedos por el pelo como si estuviera luchando contra la necesidad de arrancárselo.

      —Ahora ocúpate de Trevor. ¿Puedes hacer eso por mí? Llévalos a él y a Zachary a la reunión de mañana—. Se mordió el labio inferior, no quería montar otra escena. —Y a cambio, no me llevaré mis cosas esta noche.... si eso hace que te sientas mejor.

      Chad asintió con la cabeza y le sonrió: —Trato hecho.

      Abrió la puerta para que salieran, pero ambos se detuvieron al ver a Zachary de pie entre los dos hombres con una palma en llamas que les señalaba.

      —Oh no, vámonos —dijo Envy, y salió corriendo por la puerta agarrando de la mano a Devon mientras se dirigían hacia su coche.

      Trevor comenzó a seguirles, pero Zachary le detuvo.

      —No tan deprisa, tortolito. Tenemos que ocuparnos primero del hermano.

      —Entremos y prepararé un poco de café —dijo Chad, y suspiró agradecido cuando Trevor se dio la vuelta y entró en su casa como un hombre que estuviera en una misión. Mientras Zachary seguía a Trevor adentro, Chad cerró la puerta mientras se preguntaba en qué demonios se había metido.

      Una vez que la cafetera estaba en marcha, Chad se volvió hacia sus dos invitados. Por el momento, tenía más preguntas que respuestas y eso no ayudaba en nada.

      —¿Por qué dice Envy que hay un demonio suelto? También dijo que Warren convocará mañana a todos para una reunión sobre lo que pasó esta noche y que quiere que los tres nos colemos en ella.

      Trevor no pudo contener la pequeña sonrisa que se dibujó en sus labios. Así que Envy quería que se involucrara... quería mantenerlo cerca. No podía culparla. Tal y como Devon la estaba protegiendo no le bastaría para sentirse tranquila. Saber que ella le necesitaba hizo que se desvaneciera la rabia que le quedaba dentro.

      — De todos modos, nos habríamos colado en esa fiestecita. Miró hacia Zachary, quien asintió. Volvió a sonreír y se dio cuenta de que vería a Envy en un par de horas. —Supongo que ya es hora de contaros lo que está pasando.

      Se avergonzaba