Iñaki Relanzón

Fotografía de naturaleza


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es bajo el mar, para fotografiar grandes animales como tortugas, delfines o ballenas, pero de vez en cuando me permito su utilización en fotografía de paisaje.

      Aunque no soy un especialista en retratos, cuando viajo a lugares remotos durante largas temporadas y puedo relacionarme con poblaciones locales me siento lo suficientemente cómodo como para afrontar la fotografía de personas y sujetos en su entorno. En esas situaciones me gusta hacer uso del 50 mm f/1’4. Este objetivo tiene un bokeh o desenfoque delicioso debido a su gran apertura de diafragma y, aunque su focal es corta, resulta muy adecuado para retratos.

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      Fotografié estos sarrios acercándome a ellos con respeto y muy lentamente, con un superteleobjetivo y un monopie.

      En cuanto a focales algo más largas, un teleobjetivo corto, versátil y que complementa a la perfección al 24-70 mm es el 70-200 mm. Utilizo este zoom tanto a pulso para fotografiar fauna o realizar retratos como montado en el trípode para fotografiar paisajes.

      Para fotografiar fauna necesito emplear potentes ópticas que se conocen como superteleobjetivos. En este grupo trabajé durante años con un 300 mm f/2.8, de una calidad óptica extraordinaria, pero muy poco versátil para fotografía de acción: cuando estaba con un sujeto móvil —como un lémur en las selvas de Madagascar— que se me acercaba y alejaba constantemente moviéndose por los árboles, este teleobjetivo se me quedaba corto o largo con mucha frecuencia. Fue un acierto cambiarlo por el excelente 200-400 mm f/4, menos luminoso —algo que compenso subiendo un punto el ISO— pero tremendamente superior en cuanto a versatilidad. Completo mis ópticas largas con el 600 mm f/4, un potentísimo teleobjetivo de más de 4 kilos de peso imposible de utilizar a pulso. Aunque este teleobjetivo es muy adecuado para fotografía desde escondite, donde no hay que transportarlo ni sostenerlo, confieso que en una ocasión lo llevé conmigo durante una travesía de varios días por los Pirineos. Fue un lastre terrible —más todavía si consideramos que llevaba en mi mochila otras ópticas, agua, saco de dormir, tienda de campaña y equipo de acampada— pero me permitió conseguir la fotografía de sarrios que necesitaba para uno de mis últimos libros.

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      Un fotógrafo que cubre tantas temáticas naturales, acaba necesitando material fotográfico muy diverso.

      Con estas dos últimas ópticas suelo combinar dos multiplicadores, el x 1’4 y el x 2 (o duplicador). Estas lentes se colocan entre la óptica principal y el cuerpo de la cámara y, como su propio nombre indica, multiplican la distancia focal de aquella. El primero de los dos, el x 1,4, tiene una calidad extraordinaria y lo utilizo muy a menudo, aunque me hace perder un punto de luz. El segundo, el duplicador, ya conlleva una pérdida de calidad más considerable y dos puntos de luz, así que sólo lo uso en casos realmente extremos.

      Para fotografía macro empleo el extraordinario Micro Nikkor 105 mm f/2.8, capaz de proporcionar por sí solo un ratio de ampliación de 1 o tamaño real. También, en ocasiones, combino este objetivo con el multiplicador x 1’4 o con otros elementos como los tubos de extensión.

       Elementos de soporte

      Actualmente trabajo con un par de trípodes, uno más grande, robusto y de fibra de carbono y otro más pequeño y portátil para viajes rápidos. Tan o más importante para mí es la rótula: he probado infinidad de ellas, pero para fotografía de paisaje ninguna sustituye a una rótula micrométrica de 3 ejes, que me permite encuadrar y realizar pequeñas correcciones con una precisión extrema. Para fauna en movimiento y combinándola con los teleobjetivos mencionados, sin embargo, la rótula perfecta es la del tipo gimbal, que permite movimientos rápidos y suaves en todas direcciones.

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      La rótula de tres ejes es ideal para fotografiar paisajes.

      Soy un gran defensor de los monopies. Para fauna en acción o fotografía rápida, un monopie sencillo con una rótula basculante me permite evitar trepidaciones y fotografías movidas sin tener que recurrir a mi trípode, que en ocasiones es demasiado lento de montar.

      Cuando fotografío desde un vehículo —en África es muy habitual— utilizo un sencillo saco de tela relleno de arroz, alubias o arena que me posibilita apoyar la cámara y el teleobjetivo en el filo de la ventanilla. A veces también uso un soporte casero que consiste en una pequeña plataforma apoyada en el vehículo en la que enrosco la rótula gimbal.

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      Las rótulas del tipo gimbal son ideales para fotografía de fauna y acción.

      A mi equipo de soporte hay que sumar un gran número de utensilios con los que puedo sujetar una cámara o un flash en la rama de un árbol, en una cañería o en la ventanilla de mi coche, como pinzas, brazos articulados o flexos.

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      Aunque las imágenes obtenidas con una cámara de fototrampeo sean de mala calidad, pueden aportar mucha información acerca de la fauna que nos rodea.

       Iluminación

      Aunque cada vez utilizo menos la luz artificial y más la natural hay situaciones en las que uno o varios flashes electrónicos pueden marcar la diferencia. Siempre he usado flashes Nikon o Metz, pero en los últimos años, y viendo cuánto sufrían estos dispositivos al trabajar en la intemperie durante horas, he optado por otras marcas. Actualmente casi todos los flashes ya vienen de serie con muchas funciones avanzadas, como la comunicación por radio, lectura de la luz a través del objetivo (TTL) y todo lo necesario para poder sacar el máximo partido de cualquier situación.

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      Cámara de fototrampeo, capaz de obtener imágenes fijas y vídeos durante días mediante un sensor de movimiento.

      Empleo los flashes como luz de relleno a pleno día, para iluminar motivos en fotografía nocturna y, más habitualmente, como luz principal en trampas fotográficas. En este último caso suelo utilizar hasta 5 flashes simultáneos. Junto con los flashes manejo difusores y reflectores cuando es necesario.

       Accesorios fotográficos

      Especialmente durante mis viajes —y menos durante las salidas de un día o fin de semana— llevo en mi equipaje un sinfín de accesorios que pueden marcar la diferencia o solucionar algún problema en un momento dado. Muchos de estos elementos no son estrictamente fotográficos, pero me ayudan a mejorar o documentar mis escenas o a solventar contratiempos.

ACCESORIOS VARIOS
Cable disparador
Visor en ángulo recto para macrofotografía
Cargadores de baterías y baterías de recambio
Pilas recargables
Material de limpieza
Tarjetas de memoria
Herramientas básicas para reparaciones de emergencia
Libreta y bolígrafo
Tapas de recambio
Cámara de fototrampeo
Pequeña cámara de vídeo de acción
Ordenador portátil
Disco duro para copias de seguridad

      Capítulo