como empresas autárquicas, estas debieron adaptar su funcionamiento a los requisitos de la Ley 13.653 de octubre de 1949, que las ponía bajo control del Poder Ejecutivo quien orientaría sus actividades, al que debían elevar una memoria sobre la labor realizada, los resultados operativos, y estado de sus cuentas, siendo fiscalizada su operatoria por la Contaduría General de la Nación.[73]
La Subsecretaría de Informaciones
Con el objeto de centralizar y coordinar la información oficial y organizar la propaganda estatal el 21 de octubre de 1943 el gobierno militar creó la Subsecretaría de Información y Prensa dependiente de la Secretaría de la Presidencia de la Nación.[74] En 1944 pasó al Ministerio del Interior, hasta poco antes de la asunción de Perón a la Presidencia en 1946, cuando volvió a su órbita original.[75]
La Subsecretaría de Información realizaba una minuciosa lectura de todos los medios gráficos, que estaban obligados a remitir a dicho organismo quince ejemplares de su edición diaria, en tanto las revistas editadas en el país debían enviar diez ejemplares, las editadas fuera del país cinco, y los libros y folletos tres.[76] El organismo, que llegó a contar con mil cien agentes, logró montar un aparato de propaganda eficaz –estrechamente ligado a la figura de quien fuera desde 1949 su director, Raúl Apold–[77] cuyos alcances superaron los objetivos con que inicialmente había sido creado, debido sobre todo, a la utilización del cine de propaganda.
Absorbió alguna reparticiones preexistentes, que se integraron en una estructura compuesta por distintos organismos: la Dirección General coordinaba todas las áreas y se encargaba de la distribución del papel prensa, de ella dependían además el Archivo General de la Nación y el Boletín Oficial, la Mesa de Entradas y la División Administrativa; la de Prensa que proveía de información a todas las publicaciones y noticieros radiales y era la encargada de preparar la información general que recibían el presidente y los ministros; la de Radiodifusión que se encargaba de supervisar el contenido de la programación y la publicidad en las radios e incorporaba el Servicio Oficial de Radioemisoras del Estado y el Instituto de Locutores; la de Propaganda encargada de la publicidad gráfica, Espectáculos Públicos supervisaba los noticieros, films y documentales, incluyendo el Instituto Cinematográfico del Estado e intervenía en el suministro de película virgen.[78] Más adelante cuando el gobierno decidió que la Subsecretaría manejara todo el presupuesto oficial en publicidad y propaganda se creó la Dirección de Administración.[79]
La Dirección General de Difusión se ocupaba de la edición de folletos destinados a publicitar la obra del gobierno (que se editaba en varios idiomas), de la impresión de los discursos de Perón y Eva Perón, de hacer pública la obra de gobierno y toda la folletería administrativa y de propaganda del partido peronista. Por esa razón, en muchas oportunidades las dos imprentas con que contaba el organismo, no daban abasto y debía que contratar otras editoriales, como Fabril, Kraft, Peuser y Alea para realizar parte de estas tareas.
A su vez, la División de Asuntos Especiales, creada en 1949 y de la cual dependía un cuerpo de delegados destacados en las provincias, debía ocuparse de la difusión de la política oficial, pero además recabar “información objetiva” acerca de la actividad, no solo de los opositores, sino muy especialmente de los funcionarios y simpatizantes justicialistas. Eran de su interés, sobre todo, los pleitos internos del partido y la información gremial.[80]
El personal de la Subsecretaría cumplía tres turnos diarios para alcanzar a cubrir todos los actos del gobierno. Distribuía la información que luego reproducía la cadena de prensa, basándose en gacetillas correspondientes a cada acto, junto con fotografías del mismo. También era la encargada de redactar los boletines informativos de la Radio del Estado, así como gran parte de los reportes de las agencias TELAM y Saporiti (fuentes de información para todos los medios) y la Agencia Latina de Noticias (para el consumo internacional).[81]
Estimular la actividad cinematográfica y fortalecer el control sobre films y noticieros fueron los objetivos enunciados por el gobierno militar cuando estableció las funciones de la Dirección de Espectáculos Públicos. Pero la Subsecretaría tenía además poder de censura sobre argumentos y guiones, aunque en la práctica el control era más riguroso, administrando el suministro película virgen a las productoras privadas, que distribuía en beneficio de las empresas productoras de noticieros, cuya exhibición se había hecho obligatoria en todas las salas cinematográficas por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional en diciembre de 1943.
Esto favorecía a los dos noticieros existentes, Sucesos Argentinos, de Antonio A. Díaz, y Noticiero Panamericano, de Argentina Sono Film, que se convirtieron en agencias informativas estatales, aunque los subsidios directos solo llegaron en 1946.[82]
La fuente de financiamiento de los noticieros y películas de propaganda encaradas por la Subsecretaría provenía de los presupuestos oficiales con que contaba, y fondos recaudados a través del Convenio firmado entre la Fundación Eva Perón y la Asociación de Empresarios Cinematográficos, que destinaba un porcentaje a esos fines.[83]
El 14 de mayo de 1946 la Subsecretaría dio a conocer en Manual de Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión. Se trataba de un voluminoso decreto de 307 artículos donde no quedaba actividad alguna del medio sin regular. Tanto el contenido oral como el musical debía ser objeto de fiscalización si la Dirección General de Radiodifusión lo consideraba necesario; además, todas las emisoras tendrían que conectarse diariamente a las 20.30 horas con Radio del Estado, a los efectos de transmitir en cadena el boletín oficial.[84]
En esa época existían en el país tres cadenas privadas de radiodifusión, la más importante era LR3 Radio Belgrano, propiedad de Jaime Yankilevich. Este empresario había creado la Primera Cadena Argentina de Broadcasting. La competencia la ejercían la Cadena Azul y Blanca liderada por LR1 Radio el Mundo, y LR4 Radio Splendid que había formado su propia cadena, llamada Red Argentina de Emisoras Splendid. Entre los tres grupos había unas cuarenta y cinco emisoras privadas distribuidas por todo el país. Sin embargo, la estatal LRA Radio del Estado tenía derecho a interrumpir las emisiones con sus boletines en cadena.[85]
Presionado por el gobierno, Yankilevich terminó vendiendo su radio a un precio relativamente bajo en 1947, y quedó como administrador de la emisora. Poco tiempo después, un grupo de empresarios del sector, ante nuevas presiones oficiales, se entrevistó con Evita, ofreciéndole sus emisoras. Esto convirtió a la mayoría de los antiguos propietarios en administradores o directores de las emisoras; Radio el Mundo, que había sido propiedad del grupo Hayes, pasó a engrosar la cadena Alea cuyo presidente, el mayor Carlos Aloé tuvo a su cargo LR1 Y la Red Azul y Blanca de Emisoras Argentinas. Las restantes quedaron bajo la órbita de Radio Belgrano.[86] A pesar de ello, los elencos y las programaciones no cambiaron sustancialmente con el traspaso de las emisoras al Estado
Las primeras transmisiones de TV también fueron patrocinadas por el Estado, iniciando sus emisiones con la transmisión de los actos conmemorativos del Día de la Lealtad, el 17 de octubre de 1951. Se tuvieron que construir dos pisos por encima del tanque de agua del Edificio de Obras Públicas, entonces el más alto