Alejandro Cardozo

Puro Management


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se nutre de otras de carácter social como la economía, la sociología, la neurociencia y la psicología, conformando un cuerpo multidisciplinario. Esta mezcla de áreas ha dificultado el establecimiento de una clara especificidad de la definición del “conocimiento” asociado al management, el “conocimiento administrativo”. Los límites entonces son difusos y bajo este rótulo se da cabida a aportes muy heterogéneos. Un componente adicional complica aún más el objetivo de generar conocimiento a través de la investigación en el campo de la Administración y es la distinción entre aquel que es consumido por los gerentes y profesionales de empresas (llamado enfoque profesional) y aquel destinado a consumo de los académicos (llamado enfoque académico). El lenguaje, los métodos de generación de los conocimientos, el rigor aplicado en cada caso y los canales de distribución son por supuesto diferentes para unos y otros. A su vez, acordando aquí con Gantman (2002), la diferencia adicional con respecto a otras disciplinas es que en la Administración el enfoque profesional (publicación de libros de gerentes exitosos, revistas de negocios, artículos sobre las experiencias personales de líderes empresarios, etc.), constituye una versión muy difundida de qué es lo “correcto” en la gestión de negocios. Esta literatura está más cercana en estilo, lenguaje y contenido a todo aquello que diariamente les pasa a los gerentes por lo cual presenta para ellos un intangible adicional al momento de evaluar qué conocimiento incorporar a fin de mejorar la performance de sus organizaciones.

      En otras palabras, es probable que en este contexto, como sucede a menudo, un gerente se interese más por las recomendaciones de un manager cuya evidencia expuesta sobre el éxito en negocios es en general anecdótica (e incluso impropia ya que se basa en una experiencia personal situacional que resta objetividad a lo realizado) que en la lectura y aplicación de un trabajo académico rigurosamente realizado. Más aún algunos autores sostienen inclusive que directamente las empresas hoy actúan a contrapelo de las evidencias que surgen de la academia provocando desmotivación e ineficiencias. El peso del enfoque profesional en la producción intelectual de la Administración ha llevado incluso a sostener la trivialización de la disciplina. Pero más allá de esta discusión la cuestión central aquí es quién y cómo le resuelve mejor un problema a un gerente y su empresa.

      Para algunos autores la práctica diaria de los gerentes no evidencia aplicar los resultados de estas investigaciones que en principio contribuirían a una mejor adaptación al medio y performance. Podríamos preguntarnos aquí entonces ¿qué es lo que ocurre con la investigación en Administración?, ¿qué se está investigando actualmente y en realidad para quiénes? Algunas posibles causas de no aplicar el conocimiento generado podrían ser:

       La investigación realizada es relevante y pertinente pero no es adecuadamente difundida y por ende no es conocida en las empresas. Se trata de una deficiencia en la comunicación de sus resultados al ámbito empresario.

       La investigación en general no es pertinente o aplicable y solo circula en ámbitos académicos. Se investiga y publica mayormente entre colegas. Es la crítica principal que se efectúa a la investigación en Administración; en este caso se transforma en una acción endogámica entre los académicos sin impacto real en los negocios.

       La investigación es relevante y conocida pero sin embargo no es aplicada. Aquí se plantea un dilema. Si la investigación es pertinente, con resultados significativos demostrados y con potencial para mejorar la eficacia y eficiencia organizacional, y además es conocida por los gerentes, ¿por qué no se la aplica?, ¿por qué se continúa haciendo “lo mismo”?, ¿por qué la inercia?, ¿es tan difícil cambiar el management?

      Es evidente entonces que lo que se impone en primer lugar es la necesidad de intentar realizar trabajos e investigaciones que puedan tener impacto real en la gestión de las organizaciones, que pueda generar nuevas preguntas y nuevas acciones, que haya retroalimentación efectiva entre autores para que pueda avanzarse, que resuelva problemas; incluso más ambicioso aún para algunos autores, que esa investigación pueda cambiar la vida de las personas. En síntesis, que la actividad investigadora:

       Genere conocimiento administrativo (tomar lo atípico / aislado y convertirlo en una regla para poder ser aprendido, enseñado y sobre todo aplicado en organizaciones).

       Se pregunte por qué sucede algo (¿puede ser replicado? ¿por qué funciona?; poder producir hallazgos replicables).

       Vea a la práctica antes que la teoría y evitar la investigación irrelevante (la investigación relevante genera conocimiento que no existía antes. Una buena investigación es una mezcla sobre lo que se sabe y lo que no se sabe).

       Implique hablar con empresarios, emprendedores y gerentes, y estar al día en la lectura de revistas de negocios nacionales e internacionales (para los profesores además es importante poder enseñar en cursos executive, a fin de tener contacto directo con empresarios y ejecutivos).

      “Rechazo totalmente la idea de que la investigación deba ser aplicable… pero también rechazo absolutamente la idea que cualquier clase de investigación teórica es aceptable, porque una gran cantidad de estas investigaciones teóricas no tienen ningún interés y nunca ayudarán a alguien”.

      Planteado esto nos propusimos en esta obra relevar datos del management local desde diferentes perspectivas, “ir a ver qué pasa