Domingo Sánchez-Mesa Martínez (Ed.)

Claudio Magris


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MAGRIS, RAIMONDI Y EL ACTO DE LEER, Andrés Soria Olmedo

       BIBLIOGRAFÍA

       «AL CINE LE DEBO EL SENTIDO DE LA SINTAXIS», Claudio Magris. Entrevista de Concha Gómez

       BIBLIOGRAFÍA DE CLAUDIO MAGRIS

       BIBLIOGRAFÍA SOBRE CLAUDIO MAGRIS

      DOMINGO SÁNCHEZ-MESA

      Cultura significa solo una cosa: la capacidad crítica y autocrítica que sitúa a cualquiera y a uno mismo en el contexto de la generalidad, sin ser víctimas de la idolatría particular.

      CLAUDIO MAGRIS

      En el verano de 2002 la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (U.I.M.P.), a cuyo consejo de gobierno pertenecía, celebraba su 70 aniversario. Entre las propuestas que se aprobaron para el programa de esa edición tan especial estuvo la de un curso magistral que impartiría, entre el 5 y el 9 de agosto, el escritor y profesor triestino Claudio Magris, titulado «Romanzo, modernitá e totalitá». Recuerdo la profunda satisfacción que me produjo que aquella idea se aprobara y que, entre la selección de escritores y artistas que visitarían los cursos de la Magdalena aquel verano, se encontrara uno de los ensayistas y escritores que más me había impresionado e influido en la década de los 90. Fuera de los ámbitos académicos de la Filología italiana, donde era un autor de referencia, sobre todo tras la reciente publicación entonces de Utopia e disicanto. Storie, speranze, illusioni del moderno (1999), Magris empezaba a ser un autor mucho más conocido, tras el éxito de Il Danubio (1986, traducido en Anagrama en 1988) y más adelante de Microcosmi (1997; Anagrama 1999). Hoy permanecen vivas en la memoria aquellas lecciones de Magris en el Palacio de la Magdalena, la agilidad fascinante de su italiano exquisitamente verboso, volando sobre las horas de esas sesiones, donde una veintena de estudiantes atendían y tomaban notas en un clima que parecía consciente del carácter extraordinario de la ocasión. Tras atender las preguntas que se le formulaban en la parte final de cada sesión el Magris profesor, invariablemente, salía con paso rápido para, como supe en una de las conversaciones que pude compartir con él en la terraza de las Caballerizas, poder zambullirse en el Cantábrico al final de la tarde. El mar, como recordará alguno de los textos de este volumen, es el elemento natural nutricio para este escritor, del que no podía prescindir en aquellos días del verano santanderino de 2002. Recuerdo aquel par de cafés como paréntesis preciosos que se llenaron con las preguntas curiosas de Magris sobre todo asunto que llamara su atención e interés, desde la actualidad política y cultural española de entonces hasta lo que pudiéramos saber sobre el régimen de mareas de las mejores playas más cercanas o las delicias del pescado que podía disfrutarse en la región. Nunca olvidaré la sensación de felicidad que me produjo la oportunidad de presentarle en la sesión que le dedicó el clásico ciclo de los «Martes literarios» de la UIMP aquella semana. A los pocos meses de esos días en Santander, vería la luz en español (enero de 2003), traducido por su amigo, el escritor argentino Mario Prenz, su impactante texto dramático La mostra (2001) y, como en cascada, una serie de reconocimientos y premios que consolidarían su figura en las letras españolas.1

      El primer libro que había leído de Magris fue El anillo de Clarisse. Tradición y nihilismo en la literatura moderna (1984), en la edición y traducción de la editorial Península (1993). Aquel libro nos descubrió una forma mucho más profunda y rica de leer a los grandes maestros de la literatura centroeuropea (Musil, Kafka, Rilke, Svevo, Walser, sobre todo Elías Canetti, entre otros) y nos regaló un texto, el que cierra el volumen, «La nueva inocencia», que hubo de convertirse en fundamental para aquel joven profesor que era a mediados de los 90 y, a continuación, en lectura obligatoria de los primeros cursos de literatura comparada que impartíamos en la nueva Licenciatura en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Granada.

      Trece años después de aquel curso de verano y de aquel encuentro, con la publicación intermedia de títulos cada vez más brillantes y provocadores, tuvimos la oportunidad de organizar y dedicarle, desde el grupo de investigación en Teoría de la Literatura de la UGR, un encuentro-homenaje en la Facultad de Filosofía y Letras de dicha Universidad, precisamente el día 14 de abril de 2015. De este modo, los dos hitos que marcan el encuentro con Magris vienen determinados por dos ciudades que, en términos literarios y culturales, podemos considerar como dos centros de la periferia, Santander y Granada, dos muestras de ese tipo de ciudad marginocéntrica —concepto trabajado en páginas siguientes de este mismo libro— tan cercana a la experiencia y cosmovisión del autor de «Consideraciones de frontera». En este volumen se recoge una selección de los textos presentados en aquel homenaje en los cuales se aborda algún aspecto de la escritura de Magris o se la pone en relación, desde una perspectiva comparatista, con otros ámbitos de la literatura, la escritura y el pensamiento.

      Como el lector sabe bien, Claudio Magris es una de las figuras más relevantes de la literatura y el pensamiento europeo del cambio de siglo. Su concepto transgenérico y fronterizo de la escritura literaria prolonga y proyecta la tradición cultural de la Mittleuropa (noción cultural y geopolítica que le debe precisamente a él su consolidación en el panorama crítico contemporáneo) hacia nuestro tiempo, protagonizando uno de los capítulos más destacados en la moderna borradura de los límites entre ficción, ensayo, libro de viajes, artículo periodístico, crónica histórica, teoría literaria, literatura comparada o escritura dramática. Esa misma pluralidad discursiva, una de las formas más intensas del dialogismo en sentido bajtiniano, se resume bien en un lema que él mismo adoptara, tomando el préstamo de Pascal, y que puede proponerse aquí y ahora como una posible cita de carácter emblemático: «La pluralidad que no se vincula a una unidad es dispersión; la unidad que no reconoce la multiplicidad es tiranía».

      Como escritor, Magris traslada y construye escenarios de la relación dialógica entre lo particular y lo universal, entre la pérdida de la validez de la visión totalitaria del mundo y la necesidad de mantener una posición insustituible dentro del mundo. El alcance del trabajo literario (ensayístico, novelístico y también dramático) de Magris está directamente vinculado con las grandes preocupaciones del cambio del milenio: la literatura y la filosofía son el lecho, el limo del pensamiento desde el que atisbar en qué dirección se van produciendo los cambios («debemos ser los guardianes de la metamorfosis», nos decía Elías Canetti, uno de los autores mejor comprendidos por el autor de Microcosmos). Entre Nietzsche y Dostoievski (a los que dedica páginas imprescindibles, «El hombre del subsuelo», en Utopía y desencanto), Claudio Magris localiza un dilema que se le antoja clave en esta coyuntura: combatir el nihilismo o bien llevarlo hasta sus últimas consecuencias. No olvidemos el horizonte abierto por el 1989, año en que se «descongela la Historia» y entramos en una espiral o bucle de alternativa aceleración y regresión que torna ridícula la famosa frase y visión sobre el «fin de la historia». Byung-Chul Han lo ha explicado en términos de acronía, desorientación o pérdida de la fuerza de la gravedad, «que marca la trayectoria de las cosas».2 La pérdida de sentido del tiempo hoy se debería a la ausencia de gravitación, causante de la misma atomización de la que hablaba Magris hace treinta años.

      Es evidente, por otra parte, la coherencia y firmeza con las que Magris se plantea el problema de los valores en la contemporaneidad. En absoluto complaciente con las piruetas estilísticas y los hermetismos más o menos gratuitos, entiende su labor como un conjunto orgánico en el que parte del trabajo es la función crítica, la reacción independiente respecto a los acontecimientos