José María García Baudín

Capitanes generales de Ejército en la Restauración (1874-1923)


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a Gutiérrez de la Concha, puesto que la circunstancia de ser fusilado su padre en esas tierras hizo necesario que su madre Petra de Irigoyen regresase a la Península con sus hijos, cuando estos eran de corta edad. Los padres de los otros dos siguieron destinados en esas tierras cuando ocurre el ingreso de éstos en el Ejército. José Gutiérrez de la Concha é Irigoyen,46 el único de los personajes considerados que pertenece a un cuerpo facultativo como es la Artillería, ingresó como cadete en el Colegio del citado cuerpo sito en la ciudad de Segovia, el 25 de junio de 1822, a la edad de 12 años, privilegio por ser hijo de militar, de donde sale el 5 de julio de 1826, después de superar los estudios reglamentarios y con el empleo de subteniente de Artillería.

      Pezuela y Zavala inician su vida militar, no en el Ejército propiamente dicho, sino en unidades especiales, los Arqueros del Perú, como es el caso del primero, o en las milicias disciplinarias de Dragones de Lima, caso de Juan de Zavala. Juan de la Pezuela es nombrado capitán de Arqueros del Perú de menor edad el 21 de octubre de 1818 a los nueve años, por una gracia especial, debido a que su padre era en ese momento el virrey del Perú y ostentaba en el ejército el empleo de teniente general. El nombramiento de Pezuela para este cargo no comportaba antigüedad ninguna la que fue conseguida, cuando cumplió la edad reglamentaria como hijo de militar, el 14 de diciembre de 1822 a los trece años de edad. La carrera del joven Pezuela, siempre a las órdenes de su padre, siguió las vicisitudes de éste, y al ser destituido del cargo de virrey por el general La Serna, regresa a la Península con él, a finales de abril de 1821.47 Ya en la Península, continuó al lado de su padre hasta que fue promovido a capitán de Caballería por gracia especial, el 14 de diciembre de 1929, con 20 años de edad.48

      Juan Zavala de la Puente ingresó como cadete en las milicias disciplinarias de Dragones de Lima, el 8 de marzo de 1818 a la edad de catorce años, siendo su padre teniente coronel graduado de dichas milicias. Continuó a las órdenes de su padre, regresando con él a la península cuando fue ascendido a brigadier con fecha 15 de marzo de 1821, hasta que ingresó con el empleo de alférez en el regimiento de Lanceros de la Guardia Real, el 29 de agosto de 1825.49 Estos dos personajes pertenecían a la aristocrática arma de Caballería, sirviendo en la Guardia Real, en donde les sorprende el inicio de la primera guerra carlista.

      Los otros dos considerados, Serrano y Pavía, nacen en la Península, ingresando en el ejército como cadetes de menor edad, debido a que sus progenitores son asimismo militares profesionales. Francisco Serrano Domínguez ingresa como cadete de menor edad el 17 de abril de 1822 a los 11 años de edad, en el regimiento de Dragones de Sagunto, cuyo coronel era su padre, siendo promovido a alférez de Caballería por Real orden de 30 de septiembre de 1822 con antigüedad de 1 de octubre de 1823.50 La prometedora carrera militar de Francisco Serrano se vio truncada debido a las ideas liberales de su padre, estando sin empleo desde el restablecimiento de Fernando VII hasta el 1 de diciembre de 1823, en el que fue declarado paulatinamente indefinido, excedente e ilimitado desde 1824 hasta el 1 de julio de 1829, fecha en la que obtuvo colocación.

      Manuel Pavía y Lacyingresó como cadete de menor edad, a los nueve años, en el regimiento de Infantería Reunión Murciana, el 26 de marzo de 1824, pasando en la misma situación, el 1 de agosto del mismo año, al regimiento provincial de Murcia. El 6 de julio de 1826, al cumplir los 12 años de edad, se le concede la antigüedad por haber cumplido la edad reglamentaria por ser hijo de militar. Posteriormente cursa los estudios en el Real Colegio militar establecido en Segovia, en donde al concluir éstos obtiene el empleo de subteniente de Infantería con fecha de 15 de enero de 1832.51

      A la vista de lo expuesto podemos comprobar, que con la excepción de Baldomero Espartero y Concha, los otros cuatro ingresan en el Ejército cuando no habían cumplido la edad reglamentaria, teniendo que esperar a disfrutar de antigüedad, al cumplir ésta. En relación a su inscripción a los diferentes cuerpos y armas del Ejército, tres-(Serrano, Pezuela y Zavala-pertenecen al arma de Caballería, dos —Espartero y Pavía-a Infantería y Gutiérrez de la Concha al cuerpo de Artillería, aunque este último se pasa durante su carrera al arma de Caballería. También observamos que tres de estos personajes ingresan en el ejército siendo menores de edad, y por tanto sin derecho antigüedad, y tienen que esperar a cumplir los 12 años, edad requerida para los hijos de militares para poder obtener esta. Los primeros empleos de oficial que ostentan dichos militares, ciñéndonos al orden de antigüedad, son los de alférez de Caballería en el año 1822, a la edad de 12 años en el caso de Serrano, el mismo empleo para Zavala, en el año 1825, a la edad de 21 años; subteniente de Artillería, en el año 1826, a la edad de 16 años para Gutiérrez Concha y subteniente de Infantería, en el año 1832, a los 18 años para Manuel Pavía y Lacy. Estos cuatro militares obtienen el primer empleo de oficial, subteniente o alférez, que es lo normal en el ejército, lo que no ocurre con Pezuela, que pasa de cadete, en el año 1822, directamente a capitán de Caballería, sin pasar por alférez y teniente, debido a una gracia especial.

      El inicio de la tercera guerra civil española,52 segunda de estas características en el siglo XIX, sorprende a cinco de los personajes estudiados en plena juventud, con edades que oscilan entre los 19 años de Pavía y Lacy y los 29 años de Zavala, ostentando los empleos desde subteniente, Concha, Serrano y Pavía y Lacy, hasta capitán, Pezuela y Zavala.

      Es imprescindible considerarla trascendencia que tiene la primera guerra carlista o guerra de los siete años (1833-1840), en la trayectoria de los generales considerados. El caso de Baldomero Espartero, tiene tintas muy diferentes al de los otros cinco, puesto que ya es brigadier al comienzo de dicha guerra con casi diez años de antigüedad en este empleo, y ya entrado en la cuarentena, y por tanto merece tratamiento aparte. En efecto, Baldomero Espartero era un oscuro brigadier de cuarenta años, empleo que consiguió en la guerra de la independencia americana diez años antes, y que al inicio de esta contienda ocupaba el puesto de coronel de regimiento de Soria de guarnición en Palma de Mallorca.53 El brigadier Espartero marcha a la cabeza de su regimiento a combatir a los carlistas, en donde ya se encontraban generales de prestigio a la cabeza de los ejército cristino o isabelino, como los ya tenientes generales Sarsfield (*1778-†1837),54 Espoz y Mina (*1781-†1836)55 y Valdés (*1784-†1855).56 las prematuras muertes de los dos primeros, a manos de soldados amotinados y de cáncer, respectivamente, y el escaso éxito de Gerónimo Valdés, sumado a las triunfales campañas realizadas por Espartero, acarrearon el ascenso de este a mariscal de campo en el año 1834, y posteriormente por su distinción en la batalla de Mendigorría en el año 1835, y las acciones de Villarreal y Arlaban, así con su triunfo en Aránzazu sobre el general carlista Simón de la Torre, ya en el año 1836, le supusieron el ascenso a teniente general, el 21 de junio de este mismo año. Es destacable su fulgurante carrera en el Ejército durante esta contienda, que le lleva de ser un brigadier maduro, que manda un regimiento, a conseguir, en el transcurso de menos de cuatro años, ser un teniente general de 43 años de edad, y general en jefe del ejército del Norte, virrey de Navarra y capitán general de las Provincias Vascongadas, el 16 de septiembre de 1836. Los escasos cuatro años que todavía dura la guerra son una constante sucesión de victorias de Espartero sobre los carlistas, culminando con la terminación de la guerra en el norte, mediante el convenio de Vergara el 31 de agosto de 1839. Sólo un año antes había sido promocionado, el 1 de mayo de 1838, ala dignidad de capitán general de los Reales Ejércitos, a los cuarenta y cuatro años de edad, siendo uno de los militares quemás joven consiguieron dicha dignidad. Acabada la campaña en el frente norte, pasó con su ejército al Bajo Aragón, donde el general Ramón Cabrera mantenía aún la bandera carlista, derrotándolo y expulsándole por la frontera catalana a Francia, acabando dicha guerra.

      Baldomero Espartero, era al final de esta guerra, el hombre más admirado en las filas isabelinas, dejando muy lejos aquel joven dé condición humilde que se alistó en el Ejército al inicio de la guerra contra el francés, poco más de treinta años antes, y que ahora ostentaba la más alta jerarquía tanto en el Ejército español —capitán general de Ejército— como en la nobleza española —Grande de España, duque de la Victoria y Morella y conde de Luchana—, así como