José María García Baudín

Capitanes generales de Ejército en la Restauración (1874-1923)


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especialmente en su cúspide.

      Durante la tercera guerra civil española, comúnmente conocida como primera guerra carlista o la guerra de los siete años (1833-1840), se produjo la promoción a esta dignidad del primer militar español de ascendencia no noble, Baldomero Espartero, que inauguró el llamado régimen de los generales,10 período que marcó la preponderancia del generalato en la historia de nuestro país, y que tiene sus límites entre 1838 y 1874, es decir, todo el reinado de Isabel II y el sexenio democrático. La intromisión de los militares en la política finalizó temporalmente con el pronunciamiento de Sagunto de 28 de diciembre de 1874, con la derrota de la llamada dictadura de Serrano —último período del siglo XIX protagonizado por generales— que da lugar a lo que se ha llamado la Restauración.

      En la Restauración, La dignidad de capitán general de Ejército tuvo reconocimiento diferente que la de las otras tres clases de oficiales generales: teniente general, mariscal de campo y brigadier.11 En efecto, en relación a la más alta representación de la nación, como era el Senado, los capitanes generales de Ejército eran miembros de esta cámara por derecho propio, al igual que los grandes de España.12 Asimismo, en la reorganización del Ejército, en la que se decretaba el pase de los generales por edad a la escala de reserva, en el artículo 14, los capitanes generales pertenecían a la escala activa hasta su fallecimiento. En esta misma gaceta se fijaban el número de esta clase, en su artículo 2, con un máximo de cuatro. Como se refleja en el Real decreto de 7 de mayo de 1879, siendo ministro de la Guerra el capitán general de Ejército Arsenio Martínez de Campos:

      Artículo 2: El número de Capitanes Generales en tiempo de paz no excederá de cuatro: cuando así no sea, se amortizaría dos vacantes de cada tres bajas que se produzcan.

      Artículo 14: los Capitanes Generales de Ejército se considerarán siempre en actividad.13

      Este número de cuatro capitanes generales de Ejército se reduce a dos, según el Real Decreto de 4 de enero de 1916.14

      En el llamado régimen de los generales, que abarca los períodos correspondientes al reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático, como hemos expuesto anteriormente, son promovidos a la dignidad de capitán general de Ejército, catorce militares, doce de ellos durante la monarquía isabelina (1838-1868) y los otros dos en el Sexenio (1868-1874). Los generales promocionados a esta dignidad son, por orden de antigüedad: Joaquín Baldomero Fernández-Espartero (*1793 [1838]-† 1879),15 José Ramón Rodil y Campillo, marqués de Rodil (*1789 (1841)-†1853),16 Víctor Nieto Alcaide, marqués de Monsalud (*1769 [1843]-†1851),17 Prudencio Guadalfajara y Aguilera, duque de Castroterreño (*1761 [1844]-†1855)18 Ramón María Narváez y Campos, duque de Valencia (*1799 (1844)-† 1868),19 Pedro Villacampa Maza de Linazas (*1776 [1852]-†1854);20 Evaristo Fernández San Miguel y Valledor, duque de San Miguel (*1785 [1856]-†1862),21 Manuel Gutiérrez de la Concha Irigoyen, marqués del Duero (*1808 [1849]-†1874),22 Leopoldo O’Donnell y Joris (*1809-†1867),23 Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre (*1810-†1885),24 Juan de la Pezuela, conde de Cheste (*1809 [1867]-†1906),25 Manuel Pavía y Lacy, marqués de Novaliches (*1814 [1868]-†1896)26 y José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen (*1809 [1868]-†1895).27 Durante el reinado de Isabel II, y ya en el Sexenio, Juan Prim y Prats, marqués de los Castillejos (*1814 [1869]-†187928) y Juan de Zavala, marqués de Sierra-Bullones (*1804 [1874]-†1879).29, 30

      Del total de estos generales que tienen la dignidad de capitán general de Ejército, al principio de la Restauración revistan seis de ellos.31 Estos generales, por orden de antigüedad son: Baldomero Espartero, Francisco Serrano y Domínguez, Juan de la Pezuela y Ceballos, Manuel Pavía y Lacy, José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen y Juan Zavala y de la Puente.

      Este número de capitanes generales se incrementa en el siguiente año, al ser ascendidos a esta dignidad, con motivo de la completa pacificación del país y la consiguiente finalización de la tercera guerra carlista, el 27 de marzo de 1876, los tenientes generales Juan Quesada y Mathews y Arsenio Martínez de Campos y Antón, por los servicios prestados por el desempeño de los cargos de General en Jefe del Ejército de la Izquierda y General en Jefe del Ejército de la Izquierda, respectivamente.32 Estos dos ascensos elevan a ocho los generales que revistan en dicha dignidad.33 Este elevado número de capitanes generales vuelve a incrementarse dos años más tarde, puesto que el 7 de julio de 1878 es promocionado el teniente general Joaquín Jovellar y Soler, por los «distinguidos servicios prestados en los cargos de Presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, y muy particularmente como Gobernador superior, Capitán general de la Isla de Cuba, contribuyendo a la completa pacificación de ella, lo que se expone literalmente en el real decreto de su nombramiento».34 Este ascenso eleva el número de capitanes generales de Ejército a nueve.35

      Es del todo interesante observar que los dos generales más implicados en la Restauración borbónica, Jovellar y Martínez Campos, son ascendidos poco después del cambio de régimen al mayor grado de la jerarquía militar. Especial fue el caso de Arsenio Martínez de Campos y Antón, que, de mariscal de campo, moderno al final del sexenio, pasó en menos de dos años a ocupar la máxima jerarquía del Ejército.36 Este fulgurante ascenso en el generalato es incluso superior que los producidos en el caso de Baldomero Espartero, que pasó de mariscal de campo a capitán general de Ejército en un período de cuatro años,37 como consecuencia de sus victorias en la Primera Guerra Carlista, en cuya finalización sus servicios fueron determinantes. También fue el caso de Ramón Narváez, que, liderando el pronunciamiento militar que terminó con la regencia de Espartero, pasó de mariscal de campo a capitán general de Ejército, en seis años.38 Este rápido ascenso en la jerarquía militar hace que Martínez Campos alcance esta dignidad a los 45 años, edad semejante a la que tenían Espartero y Narváez, 45 y 44 años, respectivamente, cuando ascendieron a capitán general de Ejército

      Este elevado número de nueve capitanes generales, casi único en la historia, se vio reducido a siete39 con los fallecimientos de Baldomero Espartero y Juan de Zavala y de la Puente, acaecidos el 8 de enero y 29 de diciembre del año 1879, a los 85 y 75 años, respectivamente. Este número permanece estable hasta el año 1885, en que fallece Francisco Serrano Domínguez, duque de la Torre, el 26 de noviembre, a los 75 años de edad. Este general era el último representante del régimen de los generales y con él desaparece también el último de los «espadones románticos».40 Estos seis capitanes generales se reducen a cinco con el fallecimiento de Quesada, el 19 de enero de 1889 y de Jovellar, el 17 de abril de 1892. La vacante del primero se amortizó, y la del segundo se cubrió con el ascenso de Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, por Real decreto de 29 de julio de 1892, con una antigüedad de 17 de abril del mismo año, fecha del fallecimiento de Jovellar.41 En la dignidad de capitán general de Ejército no se volvió a producir movilidad alguna hasta el año 1895, cuando se producen los fallecimientos de José Gutiérrez de la Concha é Irigoyen, marqués de la Habana, y Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque, el 5 de noviembre y el 4 de enero, a los 86 años y 67 años, respectivamente. En relación a los ascensos a esta dignidad, en este año se produjeron tres, dos de ellos para cubrir las vacantes producidas por los generales reseñados y una tercera sin existir dicha vacante. respecto a las vacantes producidas por Pavía y Rodríguez de Alburquerque y Gutiérrez de la Concha, se cubre la primera con José López Domínguez, el 22 de enero de 1895,42 y la segunda con Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, marqués de Estella, por Real decreto de 14 de noviembre de 1895, con una antigüedad del día 5.43 La promoción efectuada sin existir vacante fue para Ramón Blanco y Erenas, marqués de Peña Plata, con fecha 16 de mayo, «en consideración con los servicios prestados como General en Jefe del Ejército de Filipinas».44

      Los ascensos a capitán general de Ejército en el período estudiado se realizan enmarcados en el Ministerio de la Guerra, aunque en el caso del de José López Domínguez se efectúa por la Presidencia de Gobierno, con motivo de que