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¡Todo debe cambiar!


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el resumen va en dos sentidos. En realidad, la cuestión no es solo el dólar, sino el sistema financiero denominado en dólares, o lo que llamamos el «complejo dólar-Wall Street». Más de la mitad del comercio mundial se denomina en esta moneda. Para que un país como Irán pueda comerciar con otro país, digamos la India, se ve obligado a formalizar la transacción en dólares y utilizar un sistema digital financiero ubicado en la Unión Europea llamado SWIFT. Irán no puede tener una relación independiente con otros países, ha de pasar por Estados Unidos y Europa. En este sentido, no disponemos de un sistema financiero internacional, sino dominado por el Atlántico Norte. Este sistema financiero en el que todo se denomina en referencia al dólar tiene que quedar superado porque está permitiendo que Estados Unidos tenga un poder económico extraterritorial inmediato; puede imprimir dinero sin temor a la inflación porque ese dinero se usa fuera de sus fronteras y su jurisdicción. La rupia india, por ejemplo, no se usa fuera de la India, pero se ve constreñida por su valor frente al dólar. Nuestra propuesta pretende reabrir el tema de la divisa internacional, que es un debate muy viejo. Por ejemplo, ¿por qué debe Libia tener dólares en su banco central? ¿Por qué no puede tener una moneda internacional? Si Libia quiere negociar con Italia, ¿por qué tiene que convertir su moneda en dólares y después en euros? ¿Por qué no puede negociar directamente y denominar su transacción en su propia lengua, su propia moneda?

      Srećko: Claro, ¿por qué no? Antes de que Gaddafi fuera derrocado por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, así como Nicolas Sarkozy, ¿qué quiso introducir? Una divisa panafricana. Y eso suponía un gran problema por culpa del control ejercido por el Banco de Francia en África Occidental.

      Vijay: Sí, en la mayoría de los países francófonos todavía se usa el franco y Gaddafi propuso a África como divisa, lo que no deja de ser una idea sorprendente. ¿Por qué no puede haber divisas continentales? De hecho, el movimiento bolivariano liderado por Hugo Chávez en Sudamérica sugirió la idea de una divisa continental, que en un inició se concibió como una divisa digital para que las transacciones entre Brasil y Venezuela, por ejemplo, no tuvieran que depender del dólar. En realidad se trata de una pequeña demanda en medio de un gran debate pendiente sobre la naturaleza de la soberanía de porciones del mundo por parte del complejo dólar-Wall Street. El Instituto de Finanzas Internacionales informó que desde finales de enero casi 68 000 millones de dólares huyeron del Sur Global hacia el Norte. A medida que crece la incertidumbre, los llamados «mercados emergentes» están padeciendo enormes pérdidas. Ahora la gente se preocupa por lo que pasará con Wall Street y la bolsa de Londres, pero ¿qué ocurre con los países que tienen que hacer frente a enormes deudas denominadas en dólares y que no les condonan? Una de nuestras principales demandas tiene que ser la indulgencia de las deudas para que todas queden derogadas, desde ahora mismo. Empecemos por ahí.

      Srećko: Históricamente, como muestra David Graeber en relación con los desastres que han ido sucediendo en Egipto, la condonación de la deuda habría sido el primer paso hacia un nuevo comienzo social.9 Ofrecería a los pobres al menos una oportunidad de volver a participar en la vida social y económica. No obstante, ¿cómo es posible implementar medidas como la condonación de la deuda, el control del capital, la suspensión del dólar o el impuesto sobre la riqueza en ausencia de algún tipo de Gobierno global que quiera actuar en este sentido?

      Vijay: En estos momentos, no estoy a favor de un Gobierno global; es imposible. Por ejemplo, las Naciones Unidas están relativamente paralizadas en la actualidad. Ayer, el secretario general de la ONU, y creo que fue acertado, llamó al cese de todas las guerras debido a la pandemia de Covid-19 que nos está afectando.10 Fue una declaración muy importante, pero nadie se la toma en serio. Lo que necesitamos a muy corto plazo es luchar para que los países sean más soberanos de sus propias economías y por ello necesitamos más localismos. Por ejemplo, me gustaría que un país de África Occidental como Senegal fuera soberano de su economía y no estuviera subordinado al franco francés. Me gustaría que la Unión Africana fuese mucho más activa en el continente. Mi primera sugerencia a los Gobiernos sería que implementaran el control del capital para impedir que todo ese «dinero caliente» entre y salga de sus países. De este modo, los ricos no podrían escaparse con su patrimonio y tendrían que pagar impuestos. Una idea común es que si se cobran impuestos a los ricos, la actividad económica se paraliza. Déjame preguntarte una cosa: en estas dos últimas semanas, a medida que el confinamiento se ha ido extendiendo, la actividad económica se ha ido frenando, ¿correcto? Y ¿por qué ha cesado? Pues porque la mano de obra ha desaparecido. Esta crisis está probando la concepción marxista que afirma que es la mano de obra la que crea valor, no el dinero. Si la clase trabajadora se ve empujada a una huelga general impuesta por el Estado, el capitalismo al completo se estremece. Es una demostración de que si los Estados implementan el control del capital y el cobro de impuestos a los ricos, la actividad económica no se detiene. No se detiene porque la clase trabajadora no se detiene. El dinero obtenido a través de gravar con impuestos a los ricos puede emplearse de forma productiva para crear instituciones públicas en esas sociedades, por ejemplo. No buscamos un Gobierno global, sino reforzar la soberanía de las regiones. La Unión Africana y el proyecto bolivariano en Sudamérica deberían crecer, y la unidad surasiática debería tener lugar. ¿Cómo se explica que Europa, que supuestamente está a favor de la unidad, siempre ataque el intento de unidad de otros pueblos? Cuando los bolivarianos intentaron crear un proyecto en América del Sur, los europeos se unieron a Estados Unidos para socavarlo, tal y como hicieron con el proyecto de la Unión Africana. Lo que es bueno para unos debería ser bueno para otros.

      Srećko: Hace poco que Hungría recibió de China diez aviones cargados con mascarillas, guantes y otro equipamiento médico. ¿Piensa que es un signo de que las conexiones de Viktor Orbán con China han tenido éxito donde la Unión Europea ha fallado?

      Vijay: Esta es una pregunta para Orbán y el Gobierno chino, pero ya hemos visto cómo China se ofrecía para enviar suministros a cualquier país —sin segundas intenciones, que yo sepa—. No ha empezado por preguntar: «¿Eres un país que se ha mostrado en favor de China?» para ofrecer su ayuda en función de la respuesta. Anunció de forma clara que ofrecería ayuda a cualquier país que lo solicitase. China e India, por ejemplo, no tienen una relación demasiado estrecha. China se afana en su Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), y la India se ha unido a Estados Unidos en la estrategia del Indo-Pacífico, que la administración Trump desarrolló para contrarrestar el proyecto chino. Pues aun así, el Gobierno de Pekín ha ofrecido enviar suministros a la India. No estoy convencido de que estas acciones estén motivadas del todo por razones políticas. Es posible que China lo vea como una oportunidad de «poder blando», pero no creo que se reduzca a eso. No soy de los que piensan que todo ocurre de forma interesada. Me parece que China está aceptando que se trata de una pandemia y, después de haber sido capaz de gestionar la Covid-19 de puertas adentro, ahora se ofrecen para enviar sus equipamientos sobrantes adonde sea.

      Srećko: Ha mencionado la Iniciativa de la Franja y la Ruta y pienso que mucha gente se preguntará qué ocurrirá con esta «Nueva Ruta de la Seda». ¿Cómo cree que la pandemia de Covid-19 impactará en los proyectos de infraestructura internacionales de China en las próximas décadas?

      Vijay: Esta pregunta es muy importante. En primer lugar, quisiera decir que pienso que la administración Trump se comporta de un modo extremadamente racista cuando lo etiqueta de «virus chino». Es racista porque esconde la naturaleza del virus. La gripe española no empezó en España. Se llama así porque eran tiempos de guerra y, a diferencia de otros países, en España no había censura, así que los medios de comunicación pudieron cubrir el brote de gripe. Parece ser que esta gripe comenzó en Kansas, en un establecimiento militar, mediante la transmisión de un pollo a un humano, pero no la llamamos la «gripe americana» y decimos que Estados Unidos debería pagar los daños. De toda la gente que murió en la epidemia de 1918-1919, el 70 % eran indios —¿debería ahora reclamar la India daños y perjuicios a Estados Unidos? Es ridículo, esto no funciona así. El cólera provino de mi estado natal, Bengala Occidental, en la India, donde se descubrió en 1817. Ese cólera duró hasta 1923, un ciclo de cien años. En aquel tiempo, lo llamaban el «cólera asiático», en el mismo tono racista de Trump. En la década de 1830, los franceses aprobaron una resolución en el parlamento declarando que el cólera no les afectaría porque eran blancos y democráticos,