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¡Todo debe cambiar!


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tenían que ser trabajadores de primera línea en la crisis de la Covid-19. Un gran número de médicos militantes estuvieron en primera línea en Wuhan. Cuando circuló el vídeo en el que el personal sanitario se quitaba las mascarillas, se les podía ver con pines del Partido Comunista. Se les dijo: «El motivo de que os hayáis unido al Partido Comunista es servir al pueblo». No querían médicos que no fueran comunistas en primera línea a menos que ellos mismos lo solicitaran. Para los que estaban en el partido, era una obligación, y me descubro ante este tipo de motivación. Les diría a los conservadores: «Veamos cómo vuestros médicos viajan por todo el mundo y se meten en las chabolas a vacunar a la gente». No los veo haciéndolo y, por lo tanto, no me tomaría en serio la pregunta.

      Srećko: Creo que Cuba, aparte de mostrar lo que es la auténtica solidaridad, es inteligente a la hora de enviar médicos porque, cuando la Covid-19 golpee el país, habrán ganado experiencia para hacerle frente. Es lo que los Estados y los médicos europeos podrían haber hecho. La responsabilidad es de los Estados, no de la comunidad sanitaria. De hecho, podemos ver las terribles condiciones a las que se enfrentan los médicos por toda Europa. En España, muchos están infectados y, en Francia, la policía está machacando al personal médico en sus protestas. Hace años que los Gobiernos europeos están deteriorando sus condiciones laborales, privatizando hospitales e implementado la austeridad, y ahora el personal sanitario está luchando en primera línea. Para mí, ellos son los héroes, junto con los basureros, los vendedores y todos los que están al frente.

      Vijay: En el último boletín informativo de Tricontinental había una frase que decía: «Prefiero un planeta de enfermeras a un planeta de banqueros». Esta es una batalla de ideas y agradecería mucho que la gente leyera las propuestas en la web de la Tricontinental. No solo se trata de establecer una plataforma y mirarla. Queremos organizar una campaña, mantener la presión y profundizar para que todo el mundo comprenda la situación. Queremos volver a plantear la pregunta: «¿En qué consiste el programa de actuación para un país?». Me alegró mucho ver ayer, en medio de la crueldad que están sufriendo —lo último fue la negativa del Fondo Monetario Internacional a concederles los fondos que pedían—, al Gobierno venezolano decir que pagará todos los salarios hasta diciembre de 2020. Dijo que toda la atención médica se mantendría y que los alquileres y las facturas de los servicios básicos quedarán totalmente prohibidos. Se trata de una economía que está padeciendo una crisis muy seria, y, aún así, el Gobierno antepone las personas a la economía. Esta es una parte de la batalla de ideas y hay mucho que aprender de estos ejemplos.

      Conversación mantenida el 24 de marzo de 2020

      Esperanza y humor en tiempos de coronavirus

      Larry Charles y Srećko Horvat

      Srećko: El otro día, Larry Charles y yo bromeábamos diciendo que esta serie de conversaciones debería llamarse «La luz en mitad del túnel» porque, como dijo el dramaturgo alemán Bertolt Brecht: «En los tiempos sombríos ¿se cantará también? También se cantará sobre los tiempos sombríos». Tal vez estemos en los tiempos sombríos, pero no hay nadie mejor que usted, Larry, para explicarnos por qué las bromas y el humor son tan importantes en momentos como el actual.

      Larry: Lo primero que he pensado mientras decía esto es: «¿Cuándo ha habido tiempos luminosos?». Miro la historia de la civilización y me cuesta encontrar algún momento realmente luminoso. Incluso cuando pensamos en épocas que se caracterizan por ser positivas, como el Renacimiento o Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, siempre ha habido personas oprimidas, enfermas, pobres y abandonadas, y siempre ha existido la injusticia por parte del poder. Los humanos solemos adentrarnos en tiempos sombríos en los que podríamos haber hecho algo pero no lo hicimos, y aquí estamos, en otros tiempos sombríos. El humor es un antídoto natural contra eso, una manera de sobrevivir a lo sombrío que, a mi modo de ver, es tan importante como el agua o la comida. Si pierdes el sentido del humor, pierdes tu humanidad y tu capacidad para sentir compasión por los demás.

      Srećko: Deje que le cuente una cosa divertida de Zagreb, en Croacia. Este domingo Zagreb ya estaba confinada, como la mayoría de las ciudades del mundo, cuando, de pronto, ocurrió una tragedia. El peor terremoto en ciento cuarenta años sacudió la ciudad. Justo en el momento en el que las autoridades piden a la población que se quede en casa, esta se despierta a las seis de la mañana por culpa de un terremoto de 5,3 grados y, de pronto, las autoridades dicen: «¡Rápido, salid a la calle, pero mantened la distancia de seguridad!». Es un tipo de situación muy complicada en la que estamos inmersos. Un buen amigo mío bosnio me dijo: «Imagina que estás viendo una película sobre una pandemia global cuando, de pronto, se produce un terremoto, ¡tendría los índices de audiencia más bajos de toda la historia!». Como muy bien ha dicho, los habitantes de Zagreb conceden la misma importancia a las bromas que a la comida o al agua. Así que mi amigo pensó: «Vale, tenemos una pandemia, tenemos un terremoto, ¿qué nos falta?», y rápidamente alguien organizó un «esperando a Godzilla» virtual ¡al día siguiente en Zagreb!

      Larry: Se parece mucho a una película de monstruos. Lo normal es que en los dos primeros actos de la película el monstruo cause un montón de destrozos y a los dos tercios los científicos den con el punto débil; por ejemplo, que a Godzilla no le gusta la electricidad. El resto del film se basa en descubrir cómo aprovechar la debilidad del monstruo para destruirlo. A veces, nos sumimos en una sensación de complacencia que nos hace sentir que tenemos cierto control sobre nuestro entorno y nuestro destino, pero entonces los desastres se suceden en oleadas sobre las que no tenemos ningún control y nos dan una lección de humildad al percatarnos de que nada está garantizado; puedes tener una pandemia y un terremoto al mismo tiempo, pero eso no significa que no pueda suceder nada más. Aquí es donde el humor hace su entrada para amortiguar ese sentido de desolación y desesperanza. Cuando empiezas a ver la realidad en toda su amplitud y te parece sobrecogedora, tu percepción humorística es la que puede ayudarte a superarla.

      Srećko: Está claro que sabe de lo que habla. Muchos amigos míos y yo éramos adictos a Seinfeld en los años noventa, después del colapso de Yugoslavia. Cuando lo miro en retrospectiva, es interesante ver que Seinfeld —así como Larry David— trataron algunos de los fenómenos más interesantes de la crisis de la Covid-19: el lavado de manos y el papel higiénico. Todavía recuerdo el episodio en el que Jerry Seinfeld está en los servicios de un restaurante cuando entra un hombre, mea y se va sin lavarse las manos. Jerry vuelve a su silla y el camarero se le acerca para traerle una pizza, y resulta que es el mismo hombre de los servicios. Jerry piensa: «No me puedo comer esta pizza», porque recuerda que el camarero no se lavó las manos.

      Larry: Sí, se podría montar un «supercorte pandémico» de Seinfeld porque Larry David y Jerry Seinfeld ya eran germófobos mucho antes de que se pusiera de moda —por eso hay tantas historias sobre papel higiénico y lavado de manos, historias sobre limpieza e higiene—.

      Srećko: Otro que también es famoso es: «I Don’t Have a Square to Spare», aquel en el que Elaine roba todo el papel higiénico.

      Larry: Sí, ¡ese lo escribí yo! Se me ocurrió que la idea de que alguien no quisiera compartir el papel higiénico podía ser divertida, pero ahora estamos viendo que la gente se ha vuelto muy posesiva con su papel higiénico, hasta el punto de que lo están amontonando y se pelean por él en los supermercados.

      Srećko: ¿Cómo se explica que el papel higiénico sea hoy por hoy el artículo más preciado? ¿Es porque la gente caga mucho? ¿O porque copian lo que hacen otros? ¿O es que el papel higiénico es, en realidad, muy valioso?

      Larry: Está insinuando algo muy interesante. Durante los viajes que hice para mi serie documental de televisión Larry Charles’ Dangerous World of Comedy, me di cuenta de que el papel es un artículo valioso en muchas partes del mundo. En algunos sitios, cuando llegas al hotel te dan papel tisú y se supone que te ha de servir de servilleta, de papel higiénico y para todo lo demás. En Estados Unidos somos más derrochadores y autocomplacientes. Cuando vas al supermercado, te encuentras con cincuenta marcas de papel higiénico, y todas son agradables y suaves, hasta las tienes con loción, si te gusta —¡Lo que quieras! Ni nos planteamos lo que cuesta hacer llegar ese papel hasta nuestro