Mariolina Ceriotti Migliarese

La pareja imperfecta


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hijos, lograr que florezca un matrimonio, establecer buenas relaciones con los demás, no son resultado de habilidades técnicas, sino de un arte de vivir que solo puede desarrollarse en un contexto de sentido. Si esto falta, hay riesgo de desorientación, porque deja de ser posible encontrar respuestas válidas cuando uno no es capaz de hacerse antes buenas preguntas.

      Nada de lo que es complejo puede encontrar una solución adecuada si no aprendemos antes a ampliar la mirada más allá de lo inmediato y de lo contingente, para orientar nuestros pasos hacia una meta.

      Hoy, en cambio, todas las cuestiones más importantes se afrontan buscando soluciones técnicas más eficaces: técnicas para educar (pero ¿educar para qué?), técnicas para tener relaciones sexuales satisfactorias (pero ¿en el contexto de qué relación?), para reforzar la autoestima (pero ¿con qué valores se relacionan?) e incluso para amarse y construir un buen matrimonio. ¿Pero qué entendemos por matrimonio?

      Ya no compartimos los mismos puntos de partida, o quizá ya no hay un verdadero punto de partida ni un punto de llegada identificable. Entonces ¿cómo es posible dar indicaciones sobre cómo responder a preguntas, o compartir una interpretación sobre lo que sucede?

      Como afirma Pier Giorgio Liverani en su libro La società multicaotica, «la confusión de los significados, la incomunicación entre los hombres es caos, tragedia». Y añade: «Para hacer amable el paso de una cultura bastante unitaria y compartida —al menos en sus valores—, a la sociedad actual multicaótica... era necesario un instrumento que lo permitiera; y este es la manipulación cultural del lenguaje» (p. 27).

      Comparto por completo esta interpretación, que la experiencia clínica me confirma continuamente. Tras la manipulación cultural del lenguaje, que es una operación sutil, mistificadora, pero bastante difícil de desenmascarar, ha cambiado mucho nuestro modo de ver la realidad.

      Todo lo que pensamos y sentimos forma parte, inevitablemente, del clima cultural de nuestro tiempo. Este es un poco como el aire que respiramos y que entra en nuestros pulmones más allá de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, constituyendo el humus en el que se estructura la experiencia y toman forma los pensamientos: nuestra sensibilidad hacia las cosas ha cambiado mucho, pero en el fondo no sabemos ni cómo ni por qué ha sucedido.

      Mi punto de partida no es filosófico ni sociológico, pero tiene su origen en la relación con tantas personas cuyas historias he compartido en tramos amplios de su recorrido. Es, por tanto, un punto de vista clínico, pero no puede dejar de ser a la vez humano, porque quien hace un trabajo como el mío, por mucho que se esfuerce, nunca puede ser totalmente neutral: compartir las historias, los pensamientos, los deseos, los dolores de las personas en ningún caso nos puede dejar indiferentes, y todo lo que le sucede a otro nos interroga también a nosotros en el plano personal, obligándonos a adoptar una posición.

      El libro nace al hilo de estas reflexiones. Cada capítulo hace referencia a historias clínicas reales, aunque modificadas parcialmente por motivos de privacidad. Cada una de estas historias permite entrar de forma más concreta en los temas tratados.

      He dividido el libro en dos partes: la primera está dedicada al intento de ampliar el horizonte, revisando de modo crítico algunas temáticas que constituyen el telón de fondo de la relación de pareja; una sensibilidad demasiado diferente sobre estos temas puede suponer un malestar y una incomprensión profundos.

      El primer tema se refiere al cuerpo como base de la experiencia del yo, y a la forma, muchas veces contradictoria, con la que hoy lo consideramos y lo vivimos. El segundo, igualmente fundamental, se refiere al sexo y a nuestro modo de interpretarlo.

      Después, he tratado sobre el aburrimiento, enemigo sutil de las largas relaciones. Constituye una emoción difícil de descifrar, que acaba con numerosos matrimonios.

      Al final, me he preguntado por dos palabras difíciles e importantes: “promesa” y “culpa”. Si se pretende que un matrimonio dure, me parece decisivo volver a valorar el sentido de la promesa, perder el miedo a reconocer los errores y sentir malestar por ellos.

      La segunda parte del libro trata de forma más directa de la relación de pareja. He decidido centrarme solo en algunos aspectos que considero decisivos. ¿Qué significa enamorarse, desde el punto de vista psicológico? ¿Es posible enamorarse de personas diferentes? ¿Convivencia y matrimonio son lo mismo desde el punto de vista de la psicología de las relaciones? ¿Cómo se organizan, en la familia, las relaciones entre el eje horizontal de la pareja y el eje vertical, formado hacia lo alto por los abuelos y hacia abajo por los hijos?

      Por último, he querido dedicar un capítulo también a las dinámicas del perdón, porque considero que es importante y está maltratado, y que el equívoco y la incomprensión que lo rodean son muchas veces determinantes.

      Quisiera finalizar con una frase de Hadjadj: «Encontrar a Dios en un monasterio es algo bastante evidente. Pero encontrar a Dios en Michelle, esa que acaba de quemar el asado, es bastante inexplicable».

      Me parece que es una frase perfecta como síntesis del desafío que supone el matrimonio: unir los aspectos más prácticos y prosaicos de nuestra vida con los más elevados y espirituales, siempre dentro de la cotidianidad.

      ¿No es acaso este un reto realmente especial?

      [1] Citado por Maurice Blanchot en La communità incofessabile, Feltrinelli, Milán 1984.

      PRIMERA PARTE

      PARA VOLVER A ENTENDERSE

      «Las mentiras son como las monedas falsas: acuñadas por cualquier truhan, las gastan luego personas honestas, que perpetúan el crimen sin saber lo que hacen.

      Así también la mentira, sobre todo cuando la dice una persona con autoridad, es capaz de correr en todas las direcciones, siendo imposible descubrirla. Y lentamente se transforma en verdad para aquellos que se no someten al esfuerzo de la verificación y de la crítica».

      JOSEPH DE MAISTRE

      1.

      UNA MIRADA AL CONTEXTO: IMÁGENES Y PALABRAS

      Dos historias breves

      Madurar las propias convicciones sobre los temas importantes nunca ha sido fácil: cada uno va construyendo sus sistemas de referencia a partir de lo aprendido en la infancia y en su ambiente familiar, contrastándolo luego con su experiencia precedente.

      Tradicionalmente, el psicoanálisis define al Yo como «aquella parte del aparato psíquico que se puede denominar razón y sentido común, en contraste con el Ello, que incluye las pasiones… En su relación con el Ello, el Yo es como un hombre sobre un caballo, que debe mantener bajo control la fuerza superior del caballo» (Freud, 1923). Me parece que esta comparación ilustra muy bien la dificultad del ser humano para desarrollar su razón, manteniendo bajo control, en la medida de lo posible, los numerosos impulsos que proceden de su componente emotivo: no se trata de una habilidad innata, sino de una capacidad que solo se puede adquirir con el tiempo y gracias al proceso educativo. Así, poco a poco vamos aprendiendo a esperar, a distanciarnos de lo instintivo e inmediato, y a pensar.

      Pero nuestra emotividad siempre está activa, lista para trastocar el pensamiento, sobre todo cuando este no recibe un entrenamiento regular para mantenerse activo y por medio de un ejercicio que requiere constancia, y cansa: seguir los instintos y los impulsos siempre es lo fácil, sobre todo si el contexto social alimenta nuestra emotividad y no nuestra razón. A causa de nuestra condición de “criaturas racionales”, el pensamiento individual siente la necesidad de apoyarse en el pensamiento del grupo al que pertenecemos, y sacar de él fuerza y aliento. A falta de compartir, nuestro pensamiento se debilita, se confunde, y las convicciones corren el riesgo de verse arrolladas, sin que lleguemos a entender bien qué ha pasado.

      Sucede entonces como en el caso de las “monedas falsas” de De Maistre: las ideas que poco a poco surgen en nuestro contexto cultural se hacen poco a poco predominantes, y acaban pareciéndonos