Joseph Ratzinger

Cooperadores de la verdad


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sobre el que se asienta su existencia.

      La fundamentación es una de las tareas filosóficas esenciales. Nunca es tan ineludible, sin embargo, como cuando el ámbito de realidad necesitado de ella es un dominio de incondicionalidad: el de la verdad, la belleza o el bien. Todos ellos reclaman una especie de asentimiento universal, que no es sino el trasunto de la interna coherencia y validez «de suyo», al margen de las decisiones humanas, que los caracterizan. La incondicionalidad de lo moral se puede percibir sin dificultades reparando en su carácter de ámbito no sujeto a compromisos. La moralidad es la región que marca el límite de los pactos posibles. En su caso la labor fundamentadora es, pues, especialmente urgente.

      JOSÉ LUIS DEL BARCO COLLAZOS

      Málaga, otoño 1990

      [1] J. K. Ratzinger, Mitarbeiter der Walzrlzeit. Herausgegeben von Sr. Irene Grassl, Verlag Johann Wilhelm Naumann, Würzburg, 1990, p. 242 (243). El número entre paréntesis indica la página de la edición española.

      [2] Ibíd. p. 230 (232).

      [3] Ibíd. p. 83 (87).

      [4] lbíd. p. 212 (215).

      [5] «lm Grunde konnte man aber alles dieses zur Anthropologie rcchnen, weil sich die ersten drei Fragen auf die letzte beziehen». l. Kant, Logik, Konigsb erg, 1800, p. 26.

      [6] Cfr. R. Spaemann, Über der Begriff einer Natur des Menschen, en Der Mensch in den modernen Wissenschoften, Klett-Cotta, Stuttgart, 1985, pp. 100-116.

      [7] R. Dawkins, Das egoistische Gen, Berlín, 1978, p. 145.

      [8] J. K. Ratzingcr, op. cit., pp. 279-280 (279-280).

      [9] lbíd., p. 230 (232).

      [10] lbíd., p. 280 (280).

      [11] lbíd., p. 215 (218).

      [12] Cfr. A. Millán-Puelles, El ser y el deber, en Sobre el hombre y la sociedad, Rialp. Madrid, 1975, pp. 55-89.

      [13] J. K. Ratzinger, op. cit., p. 212 (215).

      [14] Cfr. R. Spaemann, Glück und Wohlwollen. Versuch über Ethik, Klett-Cotta, Stuttgart, 1989.

      [15] J. K. Ratzinger, op. cit., p. 212 (215).

      [16] Ibíd.

      [17] Ibíd.

      PRÓLOGO

      Poco después de mi consagración como obispo, en mayo de 1977, vino a mí la hermana Irene Grassl con la idea de reunir textos para los distintos días del año, tomados de mis diferentes escritos, en una especie de breviario de la vida cotidiana. El título que finalmente se ha encontrado para esta antología indica también la razón por la que he dado mi aprobación al proyecto: creo que una colección de palabras de meditación como la presente puede contribuir a su modo a desempeñar la tarea que anuncia mi tema, tomando de la III Carta de San Juan (vers. 8): «cooperadores de la verdad». Con esta fórmula expresa San Juan la participación de todos los creyentes en el servicio del Evangelio, así como la dimensión «católica» de la fe. El «presbítero», como se llama a sí mismo, pide hospitalidad para los apóstoles. Advierte así contra el autoaislamiento de las comunidades que se entienden como círculos cerrados. Para San Juan, rehusar hospitalidad a los misioneros es expresión de una catolicidad rechazada y, por lo mismo, significa también cerrarse a la verdad. En cambio, el acto de amor por el que los creyentes ofrecen alimento y albergue a los apóstoles peregrinos es también un servicio