Martha Soledad Montero González

Política y Academia


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La compatibilidad se logra reconociendo: a) el lugar que ocupa la antinomia dentro de la KrV; b) exponiendo la naturaleza del problema; y, c) aceptando las implicaciones de ambas causalidades.

      Puesto así, veamos:

      Esto quiere decir que en la analítica trascendental se expone la forma en que los conceptos puros del entendimiento, las categorías, permiten las condiciones de representación, a saber, los fenómenos. Puesto así, en este pasaje se argumenta que, si se asume que los fenómenos son la única realidad y que no hay un espacio para algo más, no habría lugar para la libertad. Pero, este supuesto implica afirmar algo que no se puede probar y, por lo tanto, algo que sería imposible de darse, ya que supone un mecanicismo en la totalidad de las acciones humanas.

      Pero como no se puede probar que los fenómenos sean la realidad absoluta, entonces se sigue que podemos pensar que puede existir otro ámbito de la realidad que no esté gobernado por las leyes de la naturaleza física, sino por otras leyes, que pueden ser las que corresponden a un ser libre.

      Al mismo tiempo, en la medida en que ese ser libre es un ser racional, no actuará de manera caprichosa, sino siguiendo un orden que estaría legislado por lo que Kant llama las leyes de la libertad, y que nos abren otra esfera, a saber, la de la acción. Este marco distinto al fenoménico, el de las leyes de la libertad, es el inteligible. Luego, es posible conocer lo que podemos representarnos, es decir, los fenómenos, y podemos pensar cosas en sí mismas, a saber, los noúmenos, tal como la libertad.

      Esta condición epistémica nos permite reconocer la siguiente distinción: la primera de carácter fenoménico, que corresponde a la determinación de los fenómenos desde las leyes de la naturaleza. Desde esta perspectiva, el entendimiento nos muestra cómo se relacionan los fenómenos de acuerdo con dichas leyes. El segundo tipo de descripción, esta vez de carácter nouménico, se refiere a la libertad, y lo que busca establecer es si lo que está ocurriendo pudo darse a partir de una causa no determinada por leyes naturales. Así, una de las descripciones nos explica lo temporal y la otra nos ofrece causas incondicionadas, y ambas refieren el mismo mundo.

      No podemos, entonces, diferenciar estas condiciones ontológicamente, pues tales descripciones se comportan en el mismo marco, en el mismo mundo; no puede darse una separación de dos mundos o universos distintos. Lo que sugiere la lectura epistémica de Allison es que la distinción refiere a dos puntos de vista: uno que corresponde al del entendimiento y que ve la acción humana como un fenómeno más sometido a las leyes naturales, y otro que ve en la acción humana desde la perspectiva nouménica y que refiere por tanto a un carácter inteligible.

      Por ejemplo, dentro de un contexto de formación, la libertad, en cuanto atributo humano, dependería del desarrollo de la autonomía en un contexto que así lo posibilite. Dentro del sistema kantiano ello apunta hacia la Ilustración, empero, queremos dejar este lugar común y preguntarnos si el formarse está relacionado o no con determinaciones físicas. De ser así, la formación y los procesos de educación no podrían apelar al carácter inteligible, esto en la medida en que se acomodan a las descripciones físicas y no libres. De ahí que nuestro último momento nos lleve al planteamiento de una distinción epistémica entre la libertad y las leyes naturales.

      Una distinción epistémica